Capítulo 4

17.9K 1.7K 1.8K
                                    

Louis despertó con un fuerte dolor de cabeza, al abrir sus ojos notó total oscuridad, estaban vendados. Trató de moverse más el sonido de las cadenas tensándose le dio a entender que estaba encadenado a una silla.

El miedo que sintió en ese momento no tenía explicación, recordó que la noche anterior había visto a un hombre, sintió un escalofrío recorrer su espalda.

¿Dónde estaba?

¿Por que lo habían secuestrado?

Sus manos comenzaron a temblar y sin darse cuenta su ojos se encargaron de humedecer sus mejillas.

Estaba asustado, quería que esa horrible pesadilla acabara, quería ver a sus padres, quería los abrazos de su madre.

Lloró en silencio, no sabía que podía hacer, no sabía quién era su secuestrador, no sabía por que estaba ahí y no sabía si viviría o saldría de eso.

Escuchó una puerta abrirse y pronto todos sus sentidos se pusieron alerta, escuchaba pasos que se dirigían hacia él, se quedó inmóvil.

—Ya despertaste... —una voz ronca se escuchó muy cerca de su rostro y de pronto una mano limpio el resto de las lágrimas que recorrían su mejilla.

Louis no respondió, si quiera se movió.

—Tranquilo precioso, no te haré nada si tu no lo provocas. Dejame quitarte esa venda de tus ojos, quiero que me mires.

Sintió unas manos detrás de su cabeza esto hizo que saltara asustado. La venda se aflojo y pronto sus ojos eran libres... más no los abrió.

—Abre los ojos.

Negó levemente con la cabeza.

Esto enfado al rizado pero se controló en seguida.

—No quiero mirar el rostro de mi secuestrador, no quiero saber donde estoy, solo quiero que me dejes ir —dijo en un susurro apenas audible.

—Tu casa esta muy lejos pequeño, al otro lado del mundo para ser precisos —rió.

Louis se heló ante ello.

—¿Que hice yo para merecer esto?

—Me miraste... Te metiste en mi mente como un maldito parásito e hiciste que quisiera tenerte... Al parecer no sabes lo peligroso que es cruzar miradas con un asesino.

Louis se mantuvo en silencio, las plabras le parecían confusas y sin sentido... Pasaba una y otra vez las palabras en su mente, pronto lo entendió.

—¿E-eres el chico de la banca? —tartamudeaba.

—Me recuerdas...

Los vellos de los brazos de Louis se erizaron de inmediato, sintió un horrible calambre en la espalda baja y comenzó a transpirar.

Esa reacción pareció gustarle a Harry ya que tomo una profunda respiración.

—¿Que es lo que quieres de mí? —su voz apenas podía escucharse.

—Te quiero a ti.

(...)

—¿Señora esta segura de que no vio su rostro o algo que pudiera identificarlo?

—No oficial, no vi nada, solamente escuché su voz, era ronca y peligrosa.

—Si se trata de Ruthless, por que no la asesinó a usted también... —preguntó otro oficial.

—¿¡Me ve con cara de saber!? ¡Asesinó a mi esposo! Dijo que estaba involucrado con un mafioso, sinceramente no entiendo absolutamente nada.

¡Además mi hijo desapareció de la nada!

—Si señora, la entendemos, mantenga la calma, toda la policía nacional esta en busca de su hijo.

Por ahora no podemos hacer más, le recomendamos que vaya a su casa y descanse.

Johannah asintió, estaba agotada tanto mental y físicamente, tomó sus pertenencias y salió de la oficina.

Caminaba por los pasillos de aquel establecimiento policial, personas muy apuradas caminaban de aquí para allá, contestaban el teléfono y tomaban notas.

Salió del lugar y subió a su auto, condujo hasta su casa y entró en ella, subió los escalones y entró en la habitación de su hijo, rompió a llorar.

El hecho de saber que podía no volver a verlo nunca más le quemaba las entrañas.

—Mi bebé... ¿Donde estas?

(...)

—Mirame.

El chico se reusó nuevamente.

La razón por la que Louis se reusaba era simple, aquél chico le había gustado, verlo allí en la banca fue lo peor que pudo ocurrir le en todos los sentidos, no quería verle por que sabía que iba a caer.

—¡QUE ME MIRES MALDITA SEA! —tomó la barbilla de Louis fuertemente y lo sostuvo allí, había perdido la pizca de paciencia que tenía.

Louis suspiró y abrió los ojos lentamente.

Sus miradas se encontraron nuevamente pero ahora el chico se encontraba a centímetros de su rostro.

Louis notó que sus ojos eran de un color verde, un verde hermoso.

La habitación estaba iluminada gracias a la ventana abierta.

Las pupilas del mayor se agrandaron al instante cubriendo gran parte de sus ojos.

Mantuvieron la mirada pero pronto Louis agachó su cabeza.

La mirada del menor reflejaba temor, estaba asustado, pero más allá de eso podías ver un brillo minúsculo.

Lo que Louis quería impedir había pasado y se odiaba internamente por ello.

El mayor se mantuvo en silencio mirándolo...

Ese chico tenía algo que él deseaba, con tan solo mirar aquel azul de sus ojos sabía que debía conservarlo.

Ver la luz del sol sobre su delicada piel hacía que su mente quisiera hacer pequeños cortes en ella, ver como su sangre brotaba de esta y para que al final quedaran finas cicatrices plateadas en su piel.

Pronto rompió el silencio.

—¿Cuál es tu nombre?

—L-Louis.

—Mucho gusto Louis, mi nombre es Harry, estarás aquí por un tiempo indefinido y es tu culpa.

(...)

KIDNAPPED [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora