La tarde tomaba un tomo muy acogedor, los pájaros cantaban como si hubiesen practicado casi toda una vida esa melodía, el sol formaba un espectáculo colorido en el interminable cielo azul, las nubes ya se habían marchado la lluvia junto con lluvia siendo una falsa alarma, Mark y Sara decidieron caminar, explorar es espacioso rio mientras conversaban todo estaba a su favor, lo único que estaba en su contra era el tiempo, ese reloj con sus agujas amenazantes, pero eso no les importaba en lo más mínimo.
—Ella es una tierna y divertida payasita, es voluntaria en un hospital de niños con cáncer en mis tiempos libres, ella es la motivación para poder acercarme a los niños ella es la Dra. Librita, gracias a ella he podido sin tenerla junto a mi acercarme un niño, hablarle, cargarlo y todo en su gran normalidad. Dice Sara mirando los arboles. —Me encanta crear sonrisas a los niños, así sonríe ella en mis sueños.
—Eso es extremadamente admirable y valiente de tu parte, no cualquier persona en tu situación lo haría. Opina Mark con una sonrisa agradable en su rostro.
—Pero mis pesadillas siguen, a veces me despierto con una fuerte taquicardia, una desesperación incontrolable, pero trato de calmarme porque sé que solo es un sueño no agradable. Añade Sara.
— ¿Por qué decidiste contarme esto a mi?. Pregunta Mark mirando el rio, tranquilamente.
Sara se queda mirando a Mark, realmente ni ella sabía por qué lo hizo, no muchas personas saben eso, es un secreto muy oculto muy intimo, de algún modo él le inspiraba confianza en su mayor expresión, pero se encontraba entre un revuelco mental, no sabía cómo responder a tal pregunta.
—He, no lo sé. Responde Sara frunciendo el ceño tierna y tristemente.
Mark la mira tiernamente, asintiendo con una sonrisa muy amable y escondida, sabía que ese era un secreto muy fuerte para ella se sintió muy especial por haberlo compartido con él.
—Me inspiras confianza, no sé porque, pero es así. Añade Sara.
—Gracias, muchas gracias por haberlo compartido conmigo. Dice Mark un poco apenado.
—Sabes, me gusta escribir, bueno me encanta, un día creo que terminaré un libro o varios, pero el problema es que no tengo inspiración o no tenía. Confiesa Mark al mismo tiempo que trata de dar aliento a la situación y calmar de algún modo extraño a Sara.
Era un don que él tenía desde su buen uso de la razón solo que no le había sacado el provecho necesario, hay quienes dicen que todo lector siempre siente la tentación de escribir, pero no es así, todos podrán sentir esa tentación pero no todos tienen el don de llevar a cabo una obra, en el caso de este muchacho tenía el don pero no la inspiración y una obra sin inspiración es una obra determinada al desastre.
—Oh! Eso es bueno, lees y escribes eso es realmente fabuloso. Dice Sara en tono alegre. — ¿Y porque ahora si tienes inspiración?
—Dile que es por ella, dile que es por ella, díselo. Piensa Mark —Ah, no lo sé. Responde Mark mirando a Sara de un modo ilusionado, y brindándole un gesto cariñoso.
Sara no sabía cómo interpretar esa mirada combinada con la respuesta solo se sintió bien y algo emocionada desde lo más profundo ella sabía que la inspiración era ella pero lo dejo al secreto hasta que él se lo dijese.
— ¿Y por qué te encanta escribir? Pregunta Sara de nuevo.
—Por mi forma de ser. Responde Mark tragando grueso mientras patea una piedrita hacia el rio.
El miedo más profundo de ese muchacho es el mismo.
— ¿Por tu forma de ser? No entendí. Pregunta Sara un poco alarmante.
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No sé dañar
Teen Fiction-Ganadora de los premios Shadow Awards como mejor portada- -Ganadora de los primos GOD2018 como mejor trama- Mark un chico un tanto callado, desolado, siempre había soñado con un gran amor. Sara es el reflejo de Mark. Son casi parecidos, viven en un...