Capítulo doce

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Una pesadilla que se convirtió en realidad invadía los corazones de sus familiares, amigos, amada y demás, desde ese día fue el fin para Sara sentimentalmente pero no perdía la esperanza al igual que Maribel y sus amigos, para ellos Mark estaba vivo pero por alguna razón desconocida él no había regresado, la policía establecía su mayor esfuerzo para la búsqueda, pero todos sus intentos eran totalmente fallidos, no habían pistas ni rastros de su cuerpo o de que aun seguía con vida, los padres estaban totalmente destrozados día a día se culpaban por la fuga de gas que no le pusieron mucho empeño para arreglarla muy bien, la vida para la familia se había vuelto un total caos.

— ¡SORPRESA! Tuvimos que convencer al doctor para que nos dejara entrar. Gritan sus amigos al entrar al cuarto resaltando entre ellos Natalia.

Entraron a la habitación con un arreglo floral lleno de globos y una pancarta gigante que decía "La vida es bella, únete" todos poco a poco se fueron acomodando en la habitación, trajeron un pastel, nadie cumplía años pero querían partir un pastel, luego el silencio cobro vida, Sara estaba totalmente impresionada.

—Sabes, cuando te vi por primera vez, me caías mal porque no te incluías en ningún grupo, yo pensaba que te sentías superior a nosotros y por eso ni nos mirabas, pero, Mark nos unió, y ahora tu eres para mí como mi hermana, no, eres mi hermana y si a ti te llega a pasar algo también yo no podría soportarlo. Dice Luna sin aguantar lágrimas.

Sara la mira con ternura y comienza a llorar también.

—Te quiero amiga, eres mi hermana y quiero que vivas y esperemos a que Mark aparezca. Continúa Luna.

Luna se acerca a Sara y se acuesta para abrazarla. Sara se sentía única, jamás había tenido tanta atención por alguien, hasta que conoció a Mark, y luego sus amigos, pero ella siempre había tenido un amigo que para ella es considerado su mejor amigo pero estaba muy lejos se había ido del país.

—Bueno a partir el pastel que tengo hambre. Dice Mauro.

—Tu como siempre con hambre. Dice Luna.

—Sí, y así me amas en secreto. Bromea Mauro para levantar ánimos.

—Sí, ya quisieras tú. Culmina Luna apenada.

—Pero, ¿Y Elizabeth? ¿Dónde está? Pregunta Sara.

—Está afuera Sara. Dice Paolo.

—Quiero que este aquí también por favor. Dice Sara.

Elizabeth se encontraba sentada en la cafetería tomando otro café había faltado a la universidad al igual que el resto de amigos de Sara y Mark, quería creer que todo era una pesadilla, que solo estaba dormida y en cualquiera momento despertaría, pero lo cierto es que todo era completamente real.

—Hola, ¿Sabe dónde queda el salón de algebra? Pregunta Roger a Elizabeth sin conocerla.

—Ah, está en el segundo piso también iré allí. Responde Elizabeth titubeante.

—Oh vaya, ¿entonces puedo seguirla? Veré esa clase. Espeta Roger.

—Sí, no hay problema, también la veré. Acepta Elizabeth.

Era la primera vez que se veían, y desde entonces su historia comenzó, día tras día se acompañaban a la universidad, hay personas que dicen que el amor universitario es el más pasajero pero hay amores que perduran y ese fue el caso de Elizabeth y Roger. Elizabeth se encontraba invadida de recuerdos mientras se encontraba en una mesa de la cafetería frente a una taza de café completa de un fuerte expreso americano esperando para ser consumido con tanta ternura y ganas. A continuación llega Roger y se sienta justo al lado de ella, saludándola con un beso sacándola de sus pensamientos, ella queda totalmente impresionada por que el debía de estar trabajando pero él hacia arreglado todo antes para poder quedar libre y acompañarla y sería una sorpresa, ella se alegró completamente de que el estuviese allí su compañía la calmaba como el arcoíris calma las lluvias dejándolas en un estado de tranquilidad absoluta.

No sé dañarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora