La mañana tomaba un color frio proporcionado por el más agradable y atrevido amanecer, las personas empezaban a levantarse junto al esplendor del amigo sol ese que te brinda los buenos días de cada día de tu existencia, las calles empiezan a ser ocupadas con los habitantes de la zona, era un día hermoso pero más hermoso que el de Mark y Sara imposible.
—También tengo miedo de ser turismo o que las cosas no salgan como las planeemos. Dice Sara mirando su taza de café sin poder enfrentar la mirada de Mark.
—Entonces no planeemos nada, simplemente vivamos y que todo salga como tenga que salir.
Mark se sentía demasiado feliz pero a la vez tenía mucho miedo guardado en lo más profundo del corazón, miedo a enamorarse de ella y que fuera igual o peor a pesar de que esta chica le proporcionaba una confianza impresionante con solo mirar sus ojos hermosos, esa sonrisa encantadora y sus gestos faciales perfectamente agregados.
—Yo también tengo una pequeña carta que darte. Dice Sara al momento que juguetea con sus dedos.
Sara saca un libro de su bolso se dispone a abrirlo y sacar la pequeña hoja de papel, se la entrega a Mark que se encuentra en total asombro y nerviosismo incontrolable y se dispone a leerla.
—Por cierto, tú dijiste que te ibas a asegurar que estuviera lejos para leer tu cara, ¿Qué te hizo cambiar de opinión? Pregunta Sara un poco juguetona y con una sonrisa angelical.
—Pues me perdí en la noción del tiempo con ese beso, no recordaba haber dicho eso. Responde Mark con una leve sonrisa ocultando su más vivida pena.
El vapor provocado por ambos cafés, provocó que el reflejo de ambos se difuminara en la ventana0, un nuevo suspiro se encamina a la libertad de la jaula interna de Sara, come un poco de pan y le da otro sorbo a su café.
"Hola, quiero decirte que me encanta la manera en la que me miras, siento como un árbol repleto de mariposas en mi estomago cada vez que te acercas, tus ojos son maravillosos, tu sonrisa incomparable y quiero que decir que, me gustas, me gustas mucho. De: Sara Para: Mark"
El corazón late tan rápido como puede saliéndose de sus cabales, era el mejor día de Mark sin duda, se aplica a doblar de nuevo la carta con un sonrisa muy especial, ambos no están consientes de lo que está gobernando en ese momento o lo que está a punto de gobernar, es su más sincero y hermoso amor, cada uno toda su vida esperaba un amor que les demostrara que si existen personas buenas, Sara siempre decía que no necesitaba a alguien pero se engañaba a sí misma, ella sabía que quería a alguien que la quisiera como jamás lo habían hecho, que la amara, la protegiera y estuviera siempre con ella a pesar de los obstáculos y demás consecuencias de la vida.
—Entonces ¿te gusto? Pregunta Mark.
—Sí, bastante. Responde Sara apenada.
—Jamás imaginé que fuera a gustarte ¿sabes? Y jamás pensé que me ibas a gustar. Siempre pensé que eras fresa, odiosa, chocante y realmente odio a una mujer fresa, lo bueno es que no eres así pero si eres odiosita y un poco chocante pero solo con las personas que lo merecen. Dice Mark al tiempo que se lleva su tasa de café a los labios.
Suena la campanita de la puerta, Sara y Mark sin motivo alguno miran al mismo tiempo hacia la puerta y de inmediato se enteran que va entrando la señora de la cabaña, un pequeño miedo se apodera de ellos de inmediato se miraron el uno al otro, la señora vestía muy bien y cargaba consigo el mismo broche en el cabello, ese que tiene una mariposa azul brillante, la señora pide un café negro extra fuerte y llevaba en un su mano un libro, al momento de tomar su tasa de café se voltea y mira para la mesa de ellos dos dejándolos en un estado de terror alucinante, Mark y Sara de inmediato voltearon hacia la venta como señal de que estaban distraídos y no se habían fijado de la señora pero ya ella sabía que la estaban mirando. La señora se detiene un momento y mira el libro que esta sobre la mesa donde están Sara y Mark, al momento que una leve sonrisa no tan detectable se asoma en su rostro, se sienta a cinco mesas toma un poco de café y se dispone a leer, Mark y Sara por otro lado se miran inmediatamente con pánico recordando lo que habían hecho ese día en su casa entrando como un par de ladrones o intrusos, pero de golpe se soltaron a reír tratando de entender la situación, la señora no los delató y los ve como si jamás los hubiese visto, Sara estaba enamorada del broche que llevaba siempre la señora, una mariposa y azul su color favorito era perfecto y hermoso para ella, parecía que su estructura fuese de plata pura.
ESTÁS LEYENDO
No sé dañar
Teen Fiction-Ganadora de los premios Shadow Awards como mejor portada- -Ganadora de los primos GOD2018 como mejor trama- Mark un chico un tanto callado, desolado, siempre había soñado con un gran amor. Sara es el reflejo de Mark. Son casi parecidos, viven en un...