—Sabes algo, quisiera vivir contigo en Andrómeda. Dice Mark.
—¿Andrómeda? ¿Por qué esa galaxia amor?. Pregunta Sara.
—Es un decir, lo digo porque como ya sabes Andrómeda es la galaxia más grande y brillante del grupo de galaxias así como tú, brillante y grande. ¿Puedes creer que hay alrededor de treinta galaxias en un pequeño grupo dentro de cientos de otros grupos y esa sea la más brillante? Hasta de la propia vía láctea es la más brillante y en tus ojos siempre veo esa galaxia. Responde Mark.—Lo que quiero decir es que siempre quiero vivir en tus ojos.
—Una vez me dijiste que eras un desastre, te respondí que eras el desastre más perfecto del mundo, siento que fue muy corto. Eres el desastre más perfecto de todas las dimensiones que puedan existir que se que existen. Dice Sara con lágrimas de felicidad.—Solo a un ser tan hermoso y perfecto como tú se le pueden ocurrir esas hermosas palabras.
Mark y Sara estaban caminando por la calle recta que enlaza sus dos casas, en la cual debido en la dirección en la que iban llegarían primero a la casa de Sara. Tomados de la mano eran la envidia de los planetas alrededor de la tierra y la fuente de atracción de varias personas que estaban caminando por la misma calle.
Mauricio y Mindi habían ido a casa de Elizabeth a dejar la compra que su madre había encargado y se había puesto algo más elegante para salir con ella. Sara le había enviado un mensaje avisándole que no iría al supermercado.
—A mi no me engañas, se porque me dijiste que estabas en el supermercado pero bueno, saldré con él, no sé cómo le hiciste para que estuviera en el supermercado pero te salió buena. Quedamos de ir a comer. Responde el mensaje Mindi.
Mauricio sube a su dormitorio mientras que Mindi y su madre se quedan en la sala conversando un poco mientras él se cambia. Era muy incómoda la situación para Mindi ya que estaba en frente de su profesora y en su casa ya que saldría con su hijo y cada segundo que pasaba aumentaban más sus nervios.
—Y entonces ¿Cómo estás?. Preguntó por fin Elizabeth.
—He, bien, muy bien y tú, ¿Cómo estás?. Responde y pregunta Mindi.
—Completamente bien, y me alegra saber que tú estás bien. Responde Elizabeth.
—A mi igual. La verdad me siento extraña estando aquí ¿sabes?. Dice Mindi.
—Lo sé, se te nota, pero no deberías de estarlo, estas aquí por mi hijo cariño. Opina Elizabeth.—¿A dónde irán?.
—No lo sé, él me dijo que iríamos a almorzar, aún no sé el lugar. Responde Mindi.
—Mauricio es un buen muchacho, sabes a lo que me refiero. Dice Elizabeth.
—Sé que es tú hijo, y hay cientos de madres muy buenas y unas de esas madres tienen los hijos que solo me han utilizado. Tú eres muy buena madre a pesar de todo, además eres psicóloga y te he contado todo y sabes que también puede existir la duda. Solo el tiempo hablará por sí solo. Dice Mindi.
—Lo sé, se perfectamente que debes tener tus dudas pero no te cierres tanto, ten todas tus dudas pero no le tengas miedo al amor. Finaliza Elizabeth.
Mindi solo la observó detenidamente y luego dejó ir su mirada hacia las escaleras por la cual bajaba Mauricio. Llevaba una camisa negra con mangas largas un poco recogidas, pantalón casual blanco junto unos zapatos de vestir negros.
—¿Nos vamos?. Preguntó Mauricio.
—Si, claro. Responde Mindi.
—Hasta luego mamá volveré al acabo de la noche. Se despide Mauricio.

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No sé dañar
Teen Fiction-Ganadora de los premios Shadow Awards como mejor portada- -Ganadora de los primos GOD2018 como mejor trama- Mark un chico un tanto callado, desolado, siempre había soñado con un gran amor. Sara es el reflejo de Mark. Son casi parecidos, viven en un...