Ya en la universidad se habían enterado de lo que le ocurrió a Sara, y estando en el salón deciden unos cuentos amigos de ella y de Mark ir a visitarla, la profesora Elizabeth los mira desde su escritorio mientras ellos están hablando, y ella entra en un mar de recuerdos.
Profesora, usted además de darnos clases y ser nuestra profesora también es nuestra amiga, se ha convertido en alguien muy especial para nosotros, usted nos ha ayudado a valorarnos como personas y nos ha enseñado muchas cosas, hay otra persona que estaría dispuesta a hacerme el favor que le voy a pedir pero quiero que usted lo haga, en mi mano tengo una carta que quisiera que usted le entregue a Sara si algún día yo muero, sé que es difícil lo que le estoy pidiendo pero véalo solo como un favor y nada más, nadie sabe qué puede pasar tal vez ella muera primero que yo cosa que ruego a dios no suceda porque yo no soportaría algo así, y esta carta se que le servirá de mucho si algún día ya no estoy y como puede que usted muera primero y también ruego por que no sea así.
Elizabeth al principio se negó rotundamente, lo que le pedía era muy triste y cruel además que le insistía en que dejara de decir que podía morir, pero después de tanta insistencia ella acepta, y recuerda donde está la carta, jamás la ha leído siempre respetó el secreto que esta contenía, la guardó en la caja fuerte de su casa.
—Muchachos, las clases por hoy se acabaron regresen a sus casas. Dice Elizabeth con una voz agonizante.
Todos uno a uno salían del salón mirándola no se explicaban por que había terminado la clase si faltaban dos horas para salir. Un grupo de estudiantes se untaron y decidieron ir al hospital a ver a Sara, Elizabeth toma sus cosas una a una y sale del salón cuando este ya se encontraba vacío se dispone a caminar por el pasillo con la mirada puesta al suelo recordando el favor que Mark le había pedido una vez, jamás pensó que sería tan cruel aceptar ese favor sentía que su mundo se venía abajo por la muerte de él ya que se había encariñado mucho con él, lo quería como su hijo, debido a que su verdadero hijo está muy lejos ya con su vida realizada y no le habla ni para saludarla y en Mark encontró ese amor de hijo que tanto quería sentir, entra en su auto y coloca sus cosas en el asiento de al lado, toma el volante y se aferra a él con lagrimas en sus ojos, el carro está totalmente cerrado su vista se vuelve borrosa y simplemente grita con todas sus fuerzas mientras que golpea el volante con sus manos.
— ¿Por qué? ¿Por qué te moriste? Me dijiste que querías ser escritor, que querías tener una vida muy hermosa con Sara, ¿Por qué demonios te moriste? Si o si eres mi hijo también y me dueles, demonios me dueles demasiado. Elizabeth no puede controlar sus gritos que por obvia razón no se escuchan afuera por tener el carro totalmente cerrado.
Luego llega a su casa y la recibe su esposo.
—Hola cariño, ¿Cómo estás?. Le pregunta su esposo tomándola de los cachetes y dándole un tierno beso.
Elizabeth apenas si podía hablar, Roger nota su tristeza en el rostro y la abraza fuerte.
— ¿Qué tienes cariño? Cuéntame. Pregunta de nuevo Roger.
—Vo..Voy a hacer algo que no quiero. Responde Elizabeth destrozada.
—Entonces no lo hagas cariño. Le dice Roger.
—Debo hacerlo. Asegura Elizabeth entre muchas lágrimas.
— ¿Le entregarás la carta verdad?, Pregunta Roger con sus ojos húmedos.
—Mark fue una magnifica persona, siempre pendiente de sus estudios, su vida, sus amigos, su novia además lo quiero como mi hijo. Se lo prometí. Debo hacerlo mi amor. Responde Elizabeth.
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No sé dañar
Teen Fiction-Ganadora de los premios Shadow Awards como mejor portada- -Ganadora de los primos GOD2018 como mejor trama- Mark un chico un tanto callado, desolado, siempre había soñado con un gran amor. Sara es el reflejo de Mark. Son casi parecidos, viven en un...