U N O .

2.9K 179 32
                                    

Blake.

Son las tres de la mañana y yo tengo que esperar a Harriet en un bar, ya han pasado quince minutos y me estoy empezando a irritar. Estoy por pedirme otra bebida cuando veo al nuevo Jugador entrar al bar. Recargo mi cuerpo con mis codos sobre la barra viendo lo tenso y nervioso que esta: se encuentra a punto de un colapso. Sonrió y me giro para pedirle un tequila al barden, le señalo quien pagara mi cuenta y me lo tomo de un trago. Vuelvo mi vista a el y me empiezo a acercar a la mesa en la que se sentó. Tal y como le dijimos, en el fondo, sin mucho ruido y sin mucha gente.

Iniciare sin ti Harriet.

—Archie Moor. —digo saboreando el nombre, sonriendo y viendo como su nerviosismo se mas palpable al verme sentarme frente suyo. — ¿Y? ¿Cuál es tu decisión? —mi voz sale ruda. Aunque, mi voz de por si ya tiene un tono fuerte. A veces no es necesario que hable ya que con mi complexión y altura algunos ya están intimidados.

—¿Vivir o morir? — escucho esa voz femenina que para mí es un canto de ángeles. Fuerte cuando habla y suave cuando gime mi nombre.

—¿Quién es ella? —pregunta Archie recorriéndola con la mirada. Entrecierro los ojos hacia el antes de girarme a ver a la chica.

1.82 de estatura, tez blanca, rostro delicado y sensual cubierto con unas pequeñas y casi imperceptibles pecas que te hacen creer que es una ternura; cabello plateado, largo y lacio cayendo por su espalda hasta llegar a una diminuta cintura; ojos grandes y negros que te atrapan para mostrarte el cielo y el infierno a la vez, sus labios rosas y carnosos formándose en una sonrisa burlona... Es perfecta. Dejo de ver su rostro. Sus pechos no son ni muy grandes ni muy pequeños, son perfectos para mis manos, es delgada y su pantalón de cuero no hace más que resaltar su hermoso y redondo trasero al igual que una de mis perdiciones: sus largas y carnosas piernas.

Me relamo los labios girándome a ver al tipo que ya se encuentra casi babeando.

—La razón de tu muerte si no dejas de mirarla así. —sentencio haciendo que mire rápidamente hacia otro lado. A mí. Le hago una seña a la chica para que se siente en mis piernas. Cuando lo hace restriega su trasero con mi entrepierna, meto una mano su blusa y la retengo antes de que me ponga duro por completo.

—P-perdóneme. Creí que eran dos. —dice el chico intentando no ver tanto tiempo a mi chica.

—Somos dos. —hablo.

—La carta estaba firmada por B&H. Dos hombres, ¿no?

Saco la mano de su vientre al darme cuenta que empezaba a descender. Me estoy poniendo dolorosamente duro.

—Yo soy Blake y ella es Harriet.

—¿Harriet no es nombre de hombre? —pregunta cohibidamente viendo de reojo a la ojinegro.

—¿Tienes algún problema con eso? —Archie solo traga en seco y evita su mirada, sintiéndose intimidado. —. Eso pensé. —dice después de un rato. Se levanta sacando el trasero ante mi provocativamente y no puedo evitar hacer la cabeza hacia atrás, sonriente. Siento un vacío en las piernas, es la razón de mi vida. La veo colocarse detrás de Archie para poner sus manos sobre sus hombros. Él se tensa por completo. —. Como ya leíste en la carta debes decidir—dice en su oído izquierdo para después ir al derecho. —, Vivir... O morir. —susurra. Su voz sale seductoramente y no creo que se haya percatado de eso. No puedo dejar de verla a los ojos. Desvía su mirada de mi para ver al chico. Tamborilea sus dedos en sus hombros antes de alejarse de el bruscamente, como si lo hubiera empujado. —No tenemos todo tu tiempo. —bufa.

—¿Qué tendría que hacer? —pregunta nervioso provocando que Harriet y yo sonriamos de lado.

—Obedecer, en todo—empieza a decir Harriet. —Si te decimos que robes, hazlo. Si te decimos que entregues algo. Hazlo sin preguntar...

—Y si te decimos que mates a alguien. Lo haces. —termino.

(...)

Esta mañana fue encontrado el cadáver de un joven Blogger. Se encontró abandonado a las afueras de esta ciudad, desnudo y con dos balas. Una se encontró en la frente y la otra...

Apago el televisor y tomo un trago de mi taza de café mientras me levanto del sofá para salir de mi habitación. Dejo la taza en la mesa de noche y salgo al pasillo para después llegar a las escaleras.

—Buenos días Joven Freeman. — saluda una chica cuando entro a la cocina. Creo que es la hija de la cocinera.

—Dile a mi padre que el rector de la universidad lo espera hoy. —digo abriendo el refrigerador y sacar un trozo de kiwi. Miro a la chica que parece tener mi edad y asiente. Vuelvo a mi habitación.

Veo que ya serán las siete de la mañana y pongo música en los altavoces mientras me empiezo a quitar la ropa. Cuando estoy bajo la tibia agua de la regadera suspiro, escuchando la música. Pongo las manos en el azulejo cerrando los ojos. Harriet.

Escucho la puerta de abrirse y cuando miro al otro lado del vidrio veo a Harriet con los brazos cruzados.

—¿Te tengo que venir a traer yo hasta tu baño para irnos a la Universidad? — cierra la puerta detrás de ella y camina para sentarse en la barra del lavamanos.

—¿Por qué mejor no vienes aquí?, el agua esta refrescante. —digo seductoramente recorriéndola con la mirada.

—Ambos sabemos que si entro ahí contigo lo último que haremos será bañarnos. —dice divertida. Joder, es como si leyera mi mente. Enarco una ceja y ella sonríe mordiéndose el labio. —. Es tarde, tenemos que ir a la universidad. — se baja y sale rápidamente.

Quería un sexo mañanero.

Después de ponerme el shampoo y el jabón líquido en todo mi cuerpo tomo la toalla y me envuelvo la cadera con esta. Cuando salgo me encuentro con Harriet bailando al ritmo de la música arriba de la cama dando saltos de un lado a otro con los ojos cerrados. Me recargo en la puerta y la observo fascinado, siguiendo el ritmo de la canción y soltando unas pequeñas risas.

Tengo demasiada suerte de tenerla, tanto que a veces creo no merecerla. Abre los ojos y me ve, da un salto para caer en el suelo y se acerca a mí. Pone una mano en mi pecho y la otra la enreda en mi cabello, ella puede estar alta pero frente a mí y entre mis brazos es pequeña.

—Buenos días. —dice dándome un rápido beso en los labios. —. Te espero afuera—intenta separarse de mi pero la pego más a mi cuerpo. Sin importar si mojo su ropa o no.

—No te vayas. —digo con voz ronca oliendo su cuello. Siento como se estremece ante mi tacto y hala de mi cabello haciendo que la vea a la cara.

—Tienes que ir al laboratorio. —dice volviéndome a besar. Gruño cuando no me deja profundizar el beso y se separa de mí. —Cámbiate que yo haré lo mismo. —cierra la puerta y me dirijo al armario para ponerme una playera azul y un pantalón de mezclilla junto a mis tenis negros. Tomo la mochila y salgo, tomando el móvil.

Cuando llego al living envío un mensaje y guardo el móvil. En veinte minutos tengo que estar en el laboratorio. Yo estudio Química: algo que me facilita a mí y a Harriet con los Juegos. Ella estudia Medicina y así complementamos nuestras carreras para crear nuevas y unas muy buenas drogas, una de las mejores del mundo.

Veo a Harriet bajar las grandes escaleras de vidrio con un vestido rojo que esta unos dedos bajo el muslo, una chaqueta de cuero y unos botines negros con una flor roja bordada en estos; su cabello lacio moviéndose delicadamente entre sus hombros y entornando sus pechos. Su delineado hace que sus ojos se vean más grandes y su labial en los labios los hace más apetitosos. Tengo que carraspear para no llevarla de nuevo a la segunda planta y follarla hasta que le duela caminar.

Aunque pensándolo bien...

—Buenos días Señorita Freeman. —la saluda la misma joven que vi en la cocina. Le regresa el saludo y nos vamos al garaje para tomar un deportivo y salir por atrás.

El juego empieza en un mes y tenemos que preparar todo.

JUGADORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora