S E S E N T A Y C U A T R O .

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Blake.

Se escuchan tres disparos antes de que los tacones de Carmen se alejen de la puerta, cerrando nuevamente la pequeña abertura que hizo. Saco el rostro del cuello de Harriet y miro la puerta. Con todos los sentidos alerta. Camino hacia esta, pegando la oreja para verificar que no haya nadie. Cuando no escucho nada pongo en posición la metralleta y asomo la cabeza, apuntado a la nada en ambas direcciones del pasillo.

Vuelvo a entrar.

—¿Qué encontraste? —pregunto refiriéndome a los cajones. Harriet enciende nuevamente la luz y saca mi móvil, la identificación de Jensen y $300 dólares. Guardo todo en el chaleco. Me extiende su móvil y yo lo miro confundido.

—Tengo batería reservada. No se si llamar a Crux ya que puede haber un soplón. — dice viéndome bajo las pestañas.

Asiento, tomo el móvil y lo guardo.

En esta clase de mundo lo que hace a una mafia fuerte es la lealtad, pero en el nuestro eso es lo que falta, por eso, ponemos que todos se vigilen entre sí, eso ellos lo saben; pero lo que no saben es que desde lo de Kai yo tengo a un Investigador privado con un equipo vigilándolos: Andrés. El imbécil que era "mejor amigo" de mi chica y el que le quito la virginidad; aunque claro, para joderme mas que el la quiere todavía, y es por medio de ella que lo extorsiono para que haga lo que le ordeno. Eso no lo sabe nadie más además de él y yo. Si se llega a enterar Harriet me corta los...

—Tenemos que ir a la habitación en la que estuvimos encerrados. —dice subiéndose el pantalón en el área de la pantorrilla. La veo tocar el dispositivo y vuelve colocarse bien la prenda, soltando un gran suspiro.

Le pregunto para que quiere volver ahí, —Ahí hay algo que nos hace falta.

Ella es inteligente, sabe lo que hace hace, así que como siempre confío en ella. Asiento y verifico que este lista: en posición y con el arma cargada.

Antes de salir ya con la guardia arriba; le hago la señal a Harriet que esta despejado y sale delante mío. Trotamos cautelosamente por los pasillos de la fábrica, asomando la cabeza en cada esquina o puerta antes de pasar. El olor a humedad esta imprrgnado en todas las paredes, hay algunos charcos de agua que tenemos que esquivar para no dejar marcas. Al llegar a la habitación la abro con precaución. Verifico que este vacía para darle espacio a Harriet.

Ella asoma la cabeza, disparándole a lo que creo es la cámara antes de entrar. Conmigo detrás de ella. Me posicionó a mitad del camino.

Se acerca a la mesa de metal y al ver que está vacía se agacha. Mira debajo de esta y saca un bisturí, la veo buscar algo y a los segundos encuentra cinta adhesiva.

Desvío mi mirada de la puerta a ella, y así consecutivamente; apuntando a la puerta por si alguien entra. Se vuelve a subir el pantalón y ata con la cinta adhesiva el bisturí a su pantorrilla. Se baja en pantalón antes de verificar que este bien y no le corte. Toma nuevamente su arma y me explica que lo necesita para que cuando nosotros salgamos saque el dispositivo. Asiento y la puerta se abre de golpe. Dejando ver a aproximadamente diez hombres.

Harriet toma su pistola y ambos empezamos a disparar, con el pie tiro la mesa y la pelinegra rápidamente se coloca detrás, solamente sacando el arma y asomando la cabeza para atinarles. Imito su posicion. Segundos después el suelo se ha vuelto un rio de sangre y cadáveres rubios y negros. Escucho a Harriet reír de seguro por la extraña combinación y salimos.

—Vamos por Carmen, pero antes tenemos que encontrar los dardos tranquilizadores y las llaves de un auto. —le digo a Harriet. Ella asiente y en cada puerta que nos asomamos  solamente encontramos a personas que se unen a la lista de cadáveres.

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