S E S E N T A Y U N O .

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Blake.

Suelto otro quejido a la vez que me vuelven a asestar un golpe en las costillas. Tengo los ojos cerrados en momentos, pero el golpe que dan en mi mandíbula los hace abrir para notar nuevamente mi posición.

Mi cuerpo está colgando mientras de las muñecas me rodean otras cadenas unidas al techo, sin camisa y el cabello me gotea por el agua fría de la manguera. Me dan otro golpe seguido de otros dos. Las cadenas suenan cuando me intento doblar. El pecho se me esta llenando de sangre y moretones. Me dan un golpe fuerte en la boca del estomago y me doblo, tosiendo para escupir la sangre que se acumuló en mi boca.

No se cuanto tiempo he estado aquí, pero de lo que a mi me parecen tres horas la puerta de esta habitación es abierta.

Carmen esta con sus típicos vestidos y tacones, el cabello rubio y lacio suelto. Se acerca a mí y puedo notar las marcas rojas y moradas del ahorcamiento en su cuello. Me mira y antes de hablar me da una cachetada, cosa que siento como un sutil viento a comparación con los golpes y la presión del agua fría de la manguera contra mi cuerpo.

—Intentaste matarme, a mí, tu madre. — dice. Me rio y ella solo me mira furiosa.

—Es irónico como te haces la indignada. ¿no te parece muy hipócrita de tu parte?, pero bien, si vamos a iniciar con las quejas aquí te tengo unas cuantas—toso y gotas de sangre llegan a salpicar en su vestido. —. Nos secuestraste, nos encadenaste, me provocaste un accidente que me dejo en coma, me robaste millones con la ayuda de Kai; me envenenabas poco a poco con ayuda de Natalia cuando estaba fuera.

>>Le causaste el mayor de los traumas a mi novia, hiciste que la violaran y torturaran, pero, ¿sabes? Se que estas acabada, estas enferma y pagaras la muerte de mi hija. Me arrebataste la mitad de mi vida. Y aunque mandes a que me golpeen todas las veces que quieras te aseguro que encontrare la salida para buscarte y matarte con mis propias manos, desearas la muerte. Desearas no haber hecho esta reunión familiar.

Carmen me toma del rostro con una mano y niega. Viéndome directo a los ojos. Ojos que se volvieron azules, pero yo aun noto la intensidad del gris.

—Siempre fuiste mi favorito, por eso te envié a la hermosa Natalia para que te divirtieras. Debiste quedarte. Tus hermanas siempre estuvieron bajos mis cuidados y las eduque bien. El claro ejemplo es Harriet; esa chica era una puta hasta que después de mi castigo no volvió a salir a menos que sea para el Instituto. —dice cínicamente.

Muevo el rostro mientras aprieto los dientes. Ella sigue.

—Erin siempre paso desapercibida, y no la mate porque Harriet siempre estaba con ella. Erin desde que la vi por primera vez supe que era una inútil, que no me serviría de nada y que era uno de los seres más insignificantes, además, claro. Es niña cuando yo quería un niño. Esa es la razón suficiente para no quererla. Tal vez ahora que ustedes me acepten la traiga para que esto en serio sea una reunión familiar.

Me da palmaditas en la mejilla y se va después de dar la orden de que me suelten. El hombre castaño y robusto que me daba de golpes hasta el cansancio suelta las cadenas y el sonido del golpe seco que hace mi cuerpo al caer al suelo lo hace reír. Me sangra la nariz y los oídos. Se que me debo de ver pésimo y prefiero quedarme aquí y me propinen mas golpes a ver el rostro preocupado de Harriet, para después dirigir mas odio a las personas que además de nosotros entran a la habitación.

El castaño me levanta y aunque me tiemblan las putas piernas logro caminar. Abre la puerta y mientras cruzamos el pasillo busco alternativas de salida. Si yo fuera este hombre no dejaría que uno de mis rehenes mire el área y vaya libre de ataduras; yo le cubriría la cabeza con alguna bolsa negra para evitarlo o simplemente no tendría la posibilidad de caminar. Veo un apartado que te parece llevar a unas escaleras y de un momento a otro siento una patada en la espalda baja y mi cuerpo cae de rodillas a la habitación.

Meto las manos en la caída, pero no hago más que joderme las manos también. La puerta se cierra y veo como la pelinegra corre hacia mí. Me ayuda a levantarme y cuando su mano se roza con la cortada que tengo en los hombros un quejido sale de mi garganta. Harriet se disculpa y recuesta mi espalda contra la pared, mientras esta se encuentra de cuclillas frente a mí, viendo mis heridas una y otra vez. Negando con la cabeza preocupada.

—¿Cómo...—toso y me llevo las manos a las costillas? — como es que estas desencadenada?

—Eso no tiene importancia ahora, Blake.

Cierro los ojos y hago la cabeza hacia atrás, recostándola en la pared. Siento las caricias de Harriet en mi rostro.

—Quiero saberlo. ¿Por qué Carme lo permite?, ¿Qué intercambio has hecho?

Porque en este turbio mundo algo si es claro. Tienes que dar algo para obtener algo.

Escucho a Harriet suspirar.

La siento tocar mi labio roto con cuidado, pero aun así no puedo evitar no hacer una mueca de dolor.

—Resulta que estamos aquí por venganza, por la venganza de una muerte. —susurra. Abro los ojos y ella sigue. — Daemon era la pareja de Carmen, ella se prostituía y una noche se encontró con él, se aseguró una fortuna y al tener el ya una esposa Carmen se mantuvo oculta hasta de la sociedad.

>>Ella quiere su cadáver. Tiene todo calculado y lo que de nosotros quiere es ver el mismo sufrimiento que deja la muerte. Ya lo logro, ahora, quiere que la llevemos hacia el cuerpo de Daemon para que lo entierre con su hijo.

—No se puede, le quite el cadáver a Kai para quemarlo.

—Pero ella eso no lo sabe. Le he dicho que la llevaremos con el y nos pondremos de su lado, que lamentaba su perdida pero que volvería a tener a sus hijos con ella. Pero, para poder hacer todo esto necesitábamos saber que confiaba en nosotros. Esto, —señala las marcas de las cadenas en sus muñecas. —quitarnos esto es su primer paso de confianza.

Asiento.

—¿En serio se lo creyó todo? —me burlo después de un rato.

—Incluso lloro, —me sonríe burlonamente. Su rostro vuelve a la seriedad y me limpia un poco de sangre con la tela que rasga de su blusa. —se que planearemos algo antes de que la guiemos hacia el paradero de Daemon y lograremos escapar.

—La voy a matar.

—La vamos.

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