D O S .

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Harriet.

—Ay, en serio Harriet, ¡¡Que tu hermano es un bombón!! —chilla América frente mío.

América: más conocida como la más fácil de la universidad.

—¿Podrías callarte de una buena vez? —gruño concentrándome en mi desayuno y apuntes.

—Dios... —escucho que murmura. —Ahí viene. —levanto la mirada para verla y volver a mi ensalada. —. Es tan sexy cuando camina. —gruño y aprieto el mango del tenedor de plástico para apuntarle con este al mismo tiempo que me inclino hacia ella.

—¿Qué necesitas para que te calles?, ya estas comiendo, o acaso necesitas un pen... —la voz de Blake me interrumpió.

Un pene en la boca.

—Hola hermo... hermanita. —Se corrige rápidamente. Me incorporo para verlo causando que mi respiración y corazón se empiecen a acelerar. Él sonríe sin quitar su vista de la mía.

—Hola. —le sonrió mientras empiezo a guardar mis cosas.

¡Llévame lejos!

—Hola Blake. —le coquetea América. La miro inclinándome hacia ella para tomar la carpeta. —¿Qué te parece si salimos después de clases? —se inclina hacia nosotros dejando ver sus enormes pechos mientras lo mira inocentemente. ¡Se les van a salir!

Enarco una ceja.

Tremenda puta.

—No necesito de tus servicios persona que estaba con Harriet, ve a ofrecerlos a otra parte. —le responde secamente Blake provocando que yo suelte a reír al ver la cara de América.

Se preguntarán él porque estaba con América si no dejaba de desear enterrarle el tenedor. La única razón es que tenemos un proyecto juntas, aunque he de admitir que es buena en la carrera no es mejor que yo, pero lo es, soy la mejor de la generación, así como lo es Blake, ambos somos los sobresalientes de nuestras carreras.

Bien, sí, soy egocéntrica, narcisista, altanera... Y muchas cosas que las personas a mi alrededor odian.

América se levanta molesta -molesta debería estarlo yo porque le estaba coqueteando en mi cara-, se despide de mi diciendo que hablamos después y se fue contoneando sus caderas en ese diminuto vestido -no digo que el mío este bajo la rodilla, pero... Ustedes entienden-.

—Nos están esperando. —escucho decir a Blake. Me giro a verlo.

Blake es un chico que me lleva como diez o quince centímetros de altura, y eso ya es mucho decir; tiene el cabello lacio de un castaño hermoso, unos ojos grises parecidos a las nubes en una tormenta y en los que te podrías perder con una facilidad asombrosa, todos los músculos de su rostro fuertes y marcados, al igual que los de su cuerpo, labios delgados pero apetitosos y muy hábiles, al igual que su leng... carraspeo para no pensar en eso en plena cafetería de la universidad y concentrarme en lo que acaba de decirme. Mi respiración se vuelve artificial.

—¿Quienes? —pregunto mientras me acomodo la mochila en el hombro. Suelto el aire.

—Tenemos que ir al laboratorio. He encontrado a dos que nos pueden servir de mucho. —me responde mientras comenzábamos a caminar.

Después de caminar quince minutos hacia la facultad de Química nos adentramos al laboratorio, dentro hay dos chicos: uno pelirrojo de rostro cuadrado, con unos enormes anteojos redondos y pequeña cicatriz en la mejilla derecha y el otro de cabello negro ondulado con facciones latinas y algo blandas.

JUGADORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora