V E I N T E .

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Harriet.

Blake besa mi cuello mientras su mano acaricia mi cintura.

Cuando gimo se separa de mi rápidamente para después pasarse la mano por el cabello y sentarse en la orilla del colchón.

-Perdón. - dice.

Me bajo del escritorio confundida y con mi respiración acelerada, me acerco a y me coloco de cuclillas para que me vea.

-¿Porque?.

-Dijiste que no. - me responde haciéndome reír.

Se cuanto le cuesta controlarse, sus ojos solo reflejan deseo, uno que esta restringiendo.

-Esta vez no recuerdo haber puesto objeción.

Enarco una ceja ligeramente cuando hablo.

El se ríe y me atrae mas a el, para después acostarse conmigo arriba suyo.

-Te esperare.

Sonrió y me apego mas a su pecho, sinceramente aun no estaba muy segura de querer tener relaciones aun, al menos no hoy. El acaricia mi espalda con las yemas de sus dedos.

-¿Porqué te fuiste?. - pregunto.

Siento como se tensa y me siento a horcadas de el en su pecho para verle el rostro.

-Nada, solamente tenia cosas que hacer.

-¿Porque no me dices?. - pregunto intentando ver sus ojos.

Cuando nuestras miradas se unen inclino la cabeza para analizarlo pero no veo nada sospechoso, lo conozco tan bien que se cuando me miente u oculta algo, y el justo ahora oculta.

Aplano mis labios y decido hundir mi rostro en su cuello, haciendo que se realce la curvatura de mi espalda.

-Dime. - susurro apegandome mas a el.

-Harriet... - me reprime.

Suelto un jadeo provocando que se tense.

-¿Que me ocultas?. - murmuro.

El me toma de la cadera haciendo que me deslize a su cadera y sienta su erección en mi feminidad. De un moviendo yo me encuentro ahora bajo el.

-No juegues conmigo. - gruñe moviéndose para que nos volvamos a rozar.

-Solo quiero que me digas la verdad. - digo a la vez que el vuelve a besar mi cuello. Muerdo mis labios para no soltar ni un gemido ni jadeo.

Lo tomo de los hombros y en su distracción logro empujarlo, quedando yo arriba de el, mostrando quien manda.

El me mira de recorre con la mira lleno de deseo y la hendidura de su labio se curva formando una sonrisa ladeada.

El, empieza a mover mis caderas.

¿Quieres jugar sucio?.
Entonces juguemos.

Hago a un lado sus manos y me relamo los labios a la vez que muevo mis caderas lenta y circularmente, robándome un gruñido de su parte.

Le vuelvo a murmurar que me tiene que decir pero el solo me apretuja de una nalga. Decido moverme mas lento mientras siento que masajea mis nalgas sobre la ropa.

Beso su mandíbula y manzana de Adán antes de levantarme de golpe. El me mira entre confusión y diversión, mientras yo, trato de no bajar su vista a la gran carta que tiene en su entrepierna, porque, no se si era yo o su pene ya estaba palpitando al igual que mi coño.

-No habrá ni una mamada hasta que me digas. - digo.

El chantaje, nada mejor que eso... Y, ¿que mejor que chantajear a tu novio que con el sexo?, nada, mas si son como conejos en plena batalla de hormonas.

JUGADORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora