O C H O .

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Harriet.

Le disparo a la primera cámara de seguridad que esta afuera del club haciendo que los demás hagan lo mismo con las que se encuentran, salimos todos de los autos y nos adentramos mientras los demás siguen disparando a las cámaras y uno de los jugadores trabe las puertas.

Me subo a la barra con ayuda de Blake y jalo el gatillo haciendo que el estruendo de la bala calle los gritos de las personas y me observen con temor.

-¡¡Bienvenidos al juego!! - grito con sorna - ahora, - hago una pausa mientras la sonrisa que tenia hace unos momentos desaparezca y me vea inexpresiva, - Quiero al dueño del Club, no quiero a la policía o no solo encontraran un cuerpo el día de mañana. - amenazó.

Cinco jugadores están alrededor de la multitud apuntándoles haciendo que todos estén acorralados. Se escuchan sollozos, gritos, y un millón de voces, pero la que llama mi atención es la de un hombre de al menos cuarenta años preguntando que pasa.

-¿Que quieren?. - le pregunta a Blake cuando se situó frente suyo.

-Nuestro dinero, pero como ha perdido su última oportunidad vamos a joder este y todos sus clubes. - dijo jugando con su arma.

Veo como uno de los Jugadores es disparado haciendo que me ponga a la defensiva. Blake y el señor que no se como se llama tienen una conversación acalorada. Se escucha una bala y encuentro como una sombra empieza a apuntar a Blake, reaccionó mas rápido y le disparo en el pecho.

Blake al darse cuenta no tarda en apuntar al hombre y dejarle una bala entre ceja y ceja. Una balacera se empieza a hacer presente entre los hombres del dueño del Club y nuestros Jugadores.

Me meto detrás de la barra y en una mochila empiezo a meter todo el dinero mientras Blake me cubre disparando a cualquiera que porte un arma y no lo reconozcamos, los gritos, los llantos, las balas. Cuando ya tengo todo el dinero veo a personas corriendo intentando abrir una de la puertas, alzo mi vista y encuentro un enorme candelabro colgando en el centro de todo el Club, apunto hacia el y disparo. Algunas personas quedan atrapadas en el peso de este.

Escucho a Blake gritar que era hora de irnos. Nos abren la puerta y todos nos vamos a los deportivos. Me subo en el asiento del copiloto tirando la mochila lleno de dólares hacia atrás mientras Blake arranca a toda velocidad para llegar a nuestro punto de reunión; el desierto.

En la barra observe a los Jugadores para ver quienes pasaban este nivel, de los cinco solo tres sobrevivirán, solo he visto a tres que son eficientes, y, como a uno de ellos ya lo mataron me toca a mi matar al segundo.

Entre el polvo que provoca los autos nos bajamos, me acerco a Kurt, un chico de dieciocho años, cabello azabache y estatura promedio.

-Eres lento, torpe y cobarde. - le digo antes de colocar mi arma en su sien. Un silencio profundo es lo que provoca mi bala siendo atravesada por la cabeza del chico.

-Los demás, felicidades, pasan de nivel.- dice Blake.

Veo a un chico observar atónito el cadáver del que era Kurt, me observa a mi y luego el cadáver. Repite la acción otras dos veces hasta que enarco una ceja hacia el.

-Algo que quieras decir.

-Lo mataste... - susurro el chico de al menos veinte años viéndome con miedo.

-Si, y si no me demuestras que eres bueno tu serás el siguiente.

El chico traga saliva sonoramente mientras asiente rápidamente.

¡Se va a dislocar!.

-Mañana los quiero en el Edificio, el que no llegue recuerden que los encontraremos pase lo que pase. - dice Blake. Su rostro es frío, inexpresivo y hasta sombrío no parece el cálido chico que me dice que me ama cuando vamos a dormir.

Todos obedecen a Blake cuando les dice que se vayan. Me vuelvo a subir al asiento del copiloto y me rió mientras vamos en la carretera de Los Ángeles a toda velocidad.

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Le doy otra calada a mi porro antes de levantarme del frío suelo de la habitación de Blake y dirigirme torpemente a su baño.

Me rió como loca al ver mi reflejo, mis ojos y nariz rojos por el Mary Jane. Veo el reflejo de Blake detrás mio colocando sus manos sobre el lavadero acorralándome. Ambos estamos descalzos y muy drogados.

Hace a un lado mi cabello y empieza a morder mi cuello. Son las tres de la mañana y, no creo que vayamos a ir a la universidad con la resaca que tendremos.

Doy vuelta en mi eje y lo beso desesperada, apasionada y sensualmente, me levanta haciendo que quede sentada sobre el lavadero mientras el se mete entre mis piernas, toma de mi cabello y me lo jala haciendo que haga mi cabeza hacia atrás para que el pueda morder, chupar y besar mi cuello.

Enredó mis piernas en su cintura llevando mis manos a su pecho desnudo, suelta mi cabello y baja su mano por mi espalda para romper la única prenda que tengo puesta además de mis bragas. Gimo cuando me acerca mas a el provocando ese placentero roce, mis pechos desnudos pegados a su piel también desnuda es el placer puro.

-Me pones tanto. - gruñe quitando mis bragas.

Beso su pecho mientras voy quitando sus pantalones y bóxer.

-¿En donde?. - me pregunta mordiendo mi labio.

-No importa el lugar si me vas a hacer tuya. - dijo y sus pupilas se dilatan de placer.

Estoy drogada lo se, pero eso hace que nosotros follamos como nunca, el drogarnos nos hace querer tener sexo.

Normal.

Coloca su miembro en mi entrada y entierra sus manos en mis caderas para después meterse por completo dentro de mi llenándome de placer y robándome un sonoro gemido, sus manos se han apoderado de mis caderas mientras me penetra salvajemente, el baño se llena de gemidos de parte de los mientras disfrutamos del sexo.

-Más, - pido, - Blake, soy tuya. - gimo en su oído haciendo que gruña.

Nuestros sexos golpeándose fuertemente se escucha en las cuatro paredes del baño.

Me muerdo el labio cuando me levanta del lavadero para llevarme a la cama sin detener sus movimientos, me muevo circularmente mientras me penetra mas fuerte haciendo que el placer y excitación se vuelvan mas fuertes.

Aruño toda su espalda cuando grandes olas de placer me hacen gemir su nombre arrasando con mi orgasmo mientras el también se viene dentro de mi. Con la respiración acelerada busco su boca para empezar a besarlo nuevamente, cuando nos separamos me muerde el labio inferior tan fuerte que me lo hace sangrar.

Gemimos cuando sale de mi para ver una ligera capa de sudor en todo su cuerpo.


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