CAPÍTULO 2

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¡Louis Galea ha aceptado tu solicitud de amistad!

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¡Louis Galea ha aceptado tu solicitud de amistad!

Katherine: ¡Hola!

Ambos rieron cómplices, Michael tenía la idea alocada de enamorar a Louis con un perfil falso a ver si encontraba alguna foto comprometedora que pudiera arruinar su vida escolar y hacerle de hazmerreír. Danny pensó que era tonto e infantil, ¿Pero qué más daba? El fin justifica los medios, filosofó.

Louis: Hola... ¿Quién eres?

Katherine: Soy una admiradora secreta... ¡Me encantó cómo defendiste a tu amigo!

— Amigo, debes tener algo roto en tu cabeza. —Danny molestó a su cómplice, que tecleaba con burla desde el perfil de una muchacha que no existe.

La foto de perfil de Katherine constaba de una rusa cualquiera, con buenos rasgos y que sería difícil de encontrar en google.

Louis: Sí, bueno, ahora mi cara apesta más que antes.

— Y no se equivoca. —acotó el semi-rubio hasta estallar en carcajadas sonoras.

— Venga, se me hace tarde. Tu te encargas de esto, ¿Va? Es tu víctima después de todo. —el azabache comenzó a recorger sus cosas y sus llaves.

Se despidió dejando tras sí un portazo.

— Veamos qué hay de tí... —murmuró.

Entró a su perfil; vio su muro con algunas letras de canciones que conocía bastante bien pero no compartía con nadie, fotos de guitarras, baterías, fotos de sí mismo con rasgos de un típico infeliz, y fotos familiares. Se veían unidos todos, él incómodo, su hermana sonriente y sus padres amorosos. Sintió envidia por un momento, ¿Pero cómo? Si ni siquiera perdió algo que nunca tuvo, la calidez de una madre.

Katherine: Espero que ése idiota no te moleste.

Louis: ¿Danny? Claro que lo hará.

Katherine: ¿Cómo estás tan seguro?

Louis: Los idiotas son predecibles, jaja.

¿Así lo veían todos, como un idiota?

Katherine: Quién sabe, ¡A lo mejor te sorprendes!

¿Qué estaba haciendo?

Louis: No espero nada de nadie.

Katherine: Yo tampoco...

Danny se fijo en su alrededor. Se encontraba solo y faltaban algunas horas para que su padre llegase, tenía el día libre hoy por lo que debería limpiar para librarse de la sombría aura que lo envolvía. Debía cocinar también, tenía cosas que hacer.

Louis: ¿Estudias en mi cole?

Katherine: Soy... de un curso menor.

Louis: Si quieres, podemos hablar en persona.

Katherine: ¡No! Es que... soy tímida, y si le llegan rumores a mi padre de que estoy ligando con un chico, se enojará.

Louis: ¿Te hará algo?

Katherine: Algo así.

Sintió sus marcas más pesadas, los nudillos rotos más ardientes, y se preguntó: ¿Qué coño estaba haciendo? ¿Por qué le seguía ese juego tan tonto a Michael?

Louis: Entiendo, mi padre también es estricto.

Se relajó por un momento, por ahora, no tendría que lidiar con ése problema de verse.

Katherine: El mío es un idiota.

Apartó su mano del teclado, quizás... Tal vez, siendo Katherine... No habría problema de sincerarse, ¿No? Ella no existía, pero Danny sí, y durante toda su vida sólo quiso ser alguien más. Ahora, podría serlo por tan sólo un párpado de segundo.

Louis: Nuestros padres se entenderían jaja.

Katherine: Tal vez, no quisiera saberlo ahora, jeje... Ví que tocas la guitarra.

Louis: Sí, amo la música.

Katherine: ¿En serio?

Danny se rió, ¿En serio los chicos eran tan risueños y tontos? Debería saber que la música es fracaso, todo comercial aunque bastante relajante. Su música, pensó, no lo llevaría a ningún lado.

— Me gustaría escucharte, quizás, rogar que no publique las cosas que quiero de ti. —sonrió a diestra y siniestra, mientras esperaba paciente la respuesta.

Louis: Sí, de hecho, tengo unas grabaciones, pero son privadas.

Katherine: ¿No te gustan?

Louis: No es eso, pero no soy tan abierto...

Chasqueó su lengua fastidiado, pensar que le tomaría tiempo era algo que no disfrutaría tanto. A menos que lo recompense con secretos sucios, entonces, volvería al colegio y lo molestaría mientras esperaba.

Katherine: Ah... Pues yo sí me iré, hablamos luego.

Louis: Un placer, desconocida.

Katherine: Va, y sanate el rostro, me gusta más cuando está sano. ;)

Se desconectó, cerró su lapto y sacó un cigarrillo. Al fumarlo, poco le importó si el olor impregnaba el sofá y las paredes, suficiente nicotina tenían con su padre. Se cambió de ropa para luego tirar botellas de alcohol en una bolsa de basura como era de costumbre dos veces a la semana. Hizo la cena temprano para no verle la cara a Esteban y alimentó al gato que no paraba de seguirlo.

Con su padre en casa, una pequeña discusión formo parte de su ambiente por la comida fría. Tuvo que recalentarla luego de armarle su defensa.

— ¡Tal vez deberías conseguirte una mujer y no una puta! —descargó su ira desde su habitación una vez terminó de servirle.

Un silencio colosal reinó por la casa, hasta que tocaron dos veces la puerta.

Abrió en silencio y su Esteban cargaba una correa de cuero.

— Quitate la camisa —habló despacio. La ansiedad recorrió a Esteban cuando Danny aún estaba inmutado—. ¡¡¡YAAA!!!

Ante el grito casi gutural, Danny obedeció, se volteó y se arrodilló.

Un abrumador dolor recorría nuevamente su espalda con cada latigazo propiciado, el sonido del cuero contra su piel era el único que adornaba la habitación, pues intentaba ocultar sus gritos mordiéndose los labios. Sus omóplatos llenos de cicatrices acumulaban más y más hasta dejar de reflejarle una espalda bien contorneada. Al menos, no tendría que ver las cicatrices cada segundo de su vida, pensó.

Acto seguido, se dejó caer en el suelo. Su espalda sangraba y se hinchaba, no tenía ganas de tratarse más, ni de levantarse, ni de seguir adelante.

 Su espalda sangraba y se hinchaba, no tenía ganas de tratarse más, ni de levantarse, ni de seguir adelante

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Agresivo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora