No tenía explicación para ése sueño, se había levantado agitado y bañado en sudor. ¿Era la ansiedad? Lucía tan real todo lo sucedido. ¿Y si Louis en serio lo odiaba? Recordaba sus charlas pero todo lo que le dijo fue dirigido a Katherine.
Ése nombre era como una mancha en su vida que quería borrar, y a la vez era la única conexión que lo unía a él. ¿Que tan cierto era lo que había soñado? ¿Todo era una broma? No se lo podía creer, tampoco podía olvidarlo; siendo honestos, era muy probable. Louis lo había rechazado por teléfono muy sutilmente, pero al fin y al cabo lo rechazó. Eso quería decir que tal vez, y sólo tal vez... Louis en el fondo sí lo odiaba. ¿Ya sabría los escándalos de Katherine? No lo sabría, era muy posible. Había estado esforzándose en eliminar su rastro y había fracasado.
El día era soleado, de hecho, hacía un calor que Danny comparaba con el infierno. Era ya Verano, las vacaciones se acercaban y el fin de curso también dentro de dos meses. Las evaluaciones se acumulaban y luego de las vacaciones sería su último año. Era casi su última oportunidad de hacer las cosas bien.
Por más que denunciaba en las redes, o amenazaba, las constantes burlas dedicadas a su perfil principal y el de Louis lo superaban, poco a poco lo desanimaban más y el fracaso lo consumía. ¿Los antidepresivos funcionaban para esto también? No podía vivir drogado toda su vida ante la más mínima tristeza.
Estaba exhausto tanto mental como físicamente, pero tenía una razón para sonreír y es que vería los ojos esmeraldas de nuevo.
Por eso la música de ésa mañana cuando se subió al automóvil de Diana no le pareció insoportable ni impertinente. Ni siquiera la incómoda presencia de Freddy arruinaría ése día. Lo único que rondaba por su mente era la imagen que trató de conservar de Louis antes de asesinarlo. ¿Era pánico, sadismo, odio o alegría? Estaba confundido, los ojos verdes que destilaban un hilo rojo mientras se movían parecían obra de la ficción y aún así su piel de gallina levantaba sus cabellos corporales. Definitivamente alimentó los miedos de Danny.
Una vez llegados hasta el colegio, se despidió rápidamente. Quería correr y saber de una vez por todas qué pasaría, por lo que fue deprisa hasta su aula.
Y allí estaba, siempre temprano, a un lado de Uriel y con su semblante más serio de lo normal. Parecían discutir algo, por lo que se quedó estático en la puerta ya que nadie había prestado atención a su presencia. Louis levantó su ojos, cruzaron sus vistas.
Era verlo y pensar en nada, recordando todo. Choques eléctricos impulsaron su corazón a bombear más sangre, sentía como latía y que todos lo escucharían. Su labio inferior tembló y sus ojos parecían más húmedos, como si fuese a llorar de la alegría. En su mente estaba su voz, cantando Ojos Color Sol, y ante sus ojos estaba ésa carta nuevamente. La imagen de Louis asesinándolo vino a su mente con todo el odio que podría estar presintiendo del ajeno en ése instante.
No, no tenía tiempo de pensar en ello. Además, ¿Qué era todo esto que estaba sintiendo, y por qué no lo siente con los demás? No lo entiende, tampoco quiere comprenderlo. Quería con todas sus ganas que Louis no pensara de él lo que él mismo sabía que era: un desastre. No le importaba la opinión de nadie excepto de él, porque siempre era tan distintas sus pensamientos a la de los demás, y eso lo fascinaba tanto como lo aterraba. Y allí se encuentra, parado en el marco de la puerta, con el corazón en la mano y gotas de sudor recorriendo su piel debajo de su camiseta.
No lo soporta, la presión, la carta, su voz y sus malditos ojos. La vista de la joya esmeralda movia en él lo que ni siquiera la lava podía derretir, y eran las intenciones de querer abrazarlo y llorar en su regazo. Ante ése pensamiento, aparta la vista apenado. ¿Lo habrá escuchado? ¿Sabrá lo que está pensando? ¡Qué vergüenza! No sabía exactamente en qué momento sus pies se le adelantaron... Y huía. Esto era mucho más diferente que el hospital. No había dejado de pensar en Louis e incluso muy en el fondo de sí mismo, sabia que su reciente compañerismo con Uriel le permitiría estar más cerca de Louis. Y ahora que estaba en frente de él, solo lo quería evitar.
— ¡Tu noviecita llegó, maricón! —el grito de Michael en el marco de la puerta que había abandonado hace segundo hizo eco por el pasillo con algunos estudiantes a su alrededor
Eso era más de lo que el diablo podía permitir en su infierno.
Tomó su caminata de vuelta y con la espalda recta y las sienes sobresalientes de la furia, fue caminando con los puños cerrados hasta quedar frente a frente contra su adversario. Era más alto, más musculoso, y más astuto de lo que Michael jamás lo sería. Además, estaba bastante seguro de ciertas cosas en la vida, y una de ellas es que no dejaría que nadie pasara por encima de él.
— Dilo de nuevo, y no tendrás boca para volver a hablar. —su semblante y tono hizo que los demás estudiantes se callaran.
— Ma-ri-con-si-ta.
Era todo, estaba harto. Necesitaba hacer algo más que simples puñetazos para acabar con todo lo que Michael inició.
Los alumnos necesitaron abrir sus ojos para creer lo que Danny acaba de hacer, y sabía que la opinión que más le importaba quizás sería negativa, pero ésta era su alocada y torpe idea en conjunto con sus locos impulsos.
Los labios de Michael sabían a hierro, era incluso un sabor más detestable que la sangre; pero al besarlo tan impulsivamente no pensó en sexos ni en prejuicios, cerró sus ojos viendo dos esmeraldas en el infinito y movia sus labios tanto como pudo. Al abrir sus ojos, aún veía a Michael pasmado y sin quitarse del medio. Su vista se dirigió hacia la de Louis, que al chocarse mutuamente el azabache desvio su mirada a un lado. El beso duraba más tiempo del necesario y Danny decidió finalizarlo bruscamente mirando a su alrededor.
— ¿Ahora quién es el marica que ni lo pudo terminar? —alzó la voz lo suficiente para que todos escucharan— ¿Tan bueno es, compa? —le susurró.
Sabía que tenía la mirada de todos clavadas encima. No hubo discutas, era un silencio irónicamente ensordecedor.
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Agresivo. ©
Teen FictionHay maneras de hacerse notar; Danny tenía una bastante famosa y para la desgracia de muchos, efectiva. Danny es agresivo, un bully el cual aparenta ser insensible y no podrá evitar serlo cuando conozca a Louis; aunque una parte de él le grita en des...