CAPÍTULO 17

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Abrió sus párpados lentamente, se fijó a su alrededor con dolor de cabeza, se encontraba en una habitación desconocida

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Abrió sus párpados lentamente, se fijó a su alrededor con dolor de cabeza, se encontraba en una habitación desconocida.

— ¿Qué... —formuló con dificultad—, demonios?

— Despertaste —a su lado una cabellera negra se asomó con una piel pálida, la silueta era borrosa, por un momento creyó que se trataba de Louis y se emocionó—. Estás en mi casa.

Su vista se aclaró, era el regordete de Uriel.

— Llamé a mis padres, mi madre es enfermera y le pedí que no te llevara a la clínica, te trató aquí. Cualquier cosa eres mi amigo, ¿De acuerdo?

— Ah... —se sentó en la cama de sábanas azules con figuras de Toy Story—, ésta es tu habitación.

— Y mi casa, les dije que me salvaste de los brabucones que me golpean.

— ¿Y quienes son ésos?

— Además de ti, tus compañeros.

Se dedicó a ver el rostro lleno de puntos negros en la nariz y pecas, no le pareció tan desagradable con su buena intención, sabía perfectamente que él no merecía el buen trato y que lo encubriera.

— Lo siento. —susurró.

— ¿Qué?

— Que lo siento, maldición. —chasqueo su lengua irritado.

— Te oí la primera vez, pero no te creí capaz de decir eso.

— Siento golpearte, y gracias por esto.

— Está bien, sólo soy un gordo más.

— Qué va, si lo quisieras rebajarías. —sonrió de lado, no podía reirse o sus costillas le dolerían.

— Lo he intentado.

Justo en ése momento la puerta adornada con posters de bandas juveniles se abre y deja ver a una mujer con sobre peso de labios rojos vinotinto, traía una bandeja en sus manos.

— Buenas noches, ¿Danny, no? Uriel no me dijo que eras su amigo, eres el chico de las noticias del mes pasado, ¡Qué maleducado, te hubiéramos visitado! Siento mucho lo que te pasó, pero muchas gracias por proteger a mi hijo. Les traje sándwich, en tu estado no es bueno comer cosas pesadas. Venga, sí, sientate con cuidado. Uriel, cariño, ¿Me traes una toalla caliente? Tibia. Tengo el jarabe aquí, no te preocupes, son vitaminas que te faltan. Vi tus heridas, no puedo creer lo que ése monstruo te hizo. ¡Cierra la puerta del baño, cariño!

» Ah, sí, como te decía. Sería bueno que vinieras más seguido para acá, Uriel no tiene muchos amigos, sólo Louis viene de vez en cuando y se encierran a jugar videojuegos, adolescentes. Verás, mi hijo es muy propenso a la depresión, ya lo llevo a los psicólogos bastante pero eres un chico fuerte y pienso que podrían ayudarse mutuamente, como amigos.

Agresivo. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora