9. Ruben Doblas

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Alba ni siquiera me dejo compartir dos frases con Cris, pues antes de que pudiera hacerlo me estaba arrastrando hacia la cocina. Me cruzo de brazos esperando una explicación y suelto una risa por lo que dice.

—¿Acaso ese tono que noto por ahí es de celos?.- le pregunte divertido con la situación, y aunque ella me lo niegue, yo se que tengo razón. Agarro de su brazo antes de que se vaya, y cuando me amenaza con irse con Mangel, algo se retuerce en mi interior. No. Mangel sabía lo que yo quería y nunca me haría algo así. Además; yo no me estaba metiendo con su mejor amiga, y tampoco haría nada con Cris, sólo obtuve lo que quise, y eso era verla celosa y cobrarle lo que anoche me había hecho. Salí de la cocina unos minutos después de que ella lo hiciera, y nada más poner un pie en la sala, ya tenía a la rulosa encima de mi. Vaya, creo que había bebido, porque no solía ser tan descarada en ningún momento.

Simplemente nos metimos en mi habitación por una pequeña sesión de besos y en un momento me hice el víctima, como si me derrumbara y no quisiera hacerle daño ni jugar con ella. Me había quedado bastante convincente al parecer, pues ella salió excusandose y nada cabreada por el tema. Normal, le había dicho hasta que era demasiado chica para mi. Me quede en mi habitación dando un par de vueltas, hasta que vi como Alba entro y frunci el ceño cuando me cogió del cuello de la camisa.

¿Que coño haces?.- le pregunto sarcástico. Y cuando ella dice eso yo me tensó.-No.- digo, manteniéndome bastante firme. Me pone enfermo todo lo que esta insinuando y lo que esta diciendo. No me agrada en absoluto.- No.- vuelvo a decir esta vez, pero más serio y cabreado que antes. Debe de parar de buscarme de esa manera. Gruño al sentir sus manos en mi pelo, y de un momento a otro, me giró para tenerla debajo de mi.-¿Que me has hecho tu a mi?.- le pregunto yo ahora y entonces presiono sus labios contra los míos. 

Siento la necesidad de hacerla mia, de probar cada parte de su cuerpo como si mi vida dependiera de ello. Pero cuando la veo cansada, me detengo, no quiero hacer esto ahora, quería bien. Me coloco bien y quedo a su lado para verla dormir, y quedarme yo dormido también mientras aspiraba su aroma.

(...)

Me sobresalto al despertar y no verla a mi lado, sin embargo cuando miro mi móvil vuelvo a relajarme porque se que ella esta bien y que no se ha ido corriendo de aqui. Que es lo primero que se paso por mi mente al no verla junto a mi como se había quedado en la noche.

Hice varias cosas a lo largo de la mañana, como ponerme a estudiar un poco, al igual que pase todo el día solo viniendo y yendo, haciendo varias cosas. Hasta que el mensaje de Alba me sorprendió preguntandome por la cena. Vaya, nunca pensé que ella quisiera pensar conmigo tal y como yo le había propuesto el otro día, pero no era algo que me molestara en absoluto y le hice saber que me pondría a prepararla.

Estuve toda la tarde diciendo que podía hacer, ni siquiera sabía porque estaba tan nervioso o porque quería que saliera todo bien. ¿Acaso trataba de impresionarla? Era extraño lo que intentaba hacer. Pero no podía parar de pensar que esto tenía que ser genial, y por eso termine pidiendole a mi madre consejo y ella me dijo cual era le plato favorito de la morena. Agradecía que era un buen cocinero, porque si no, no hubiera escapado de esta como a mi me hubiera gustado.

[...]

Miro la hora. La cena esta a punto de terminar de hacerse, y cuando oigo la puerta de la entrada, suspiro. Pensé que ella me había dado plantón y que solo se había estado riendo de mi, pero no era así. Cuando suelta aquella broma, yo simplemente ruedo los ojos.

—Yo también me alegro de verte, bonita.-Le digo con sarcasmo y veo como en unos minutos ella desaparece de la cocina. Voy llevando todo a la mesa de la sala, donde comeriamos.

Cuando estaba llevando unas servilletas y los cubiertos, la llame para que viniera a cenar y cuando ella hablo, levante mi vista. Jodida mierda. Todo lo que estaba en mis manos se cayo y mi boca se seco por completo. Esto si que me había activado.

Sentí todo mi ser y mi cuerpo encenderse y como la adrenalina recorría mi ser. La mire con los ojos inyectados en lujuría. Se veía demasiado traviesa ahora mismo. Y, DIOS SANTO, ¿Cómo podía hacerme esto esa mujer?

A la mierda la cena. Voy a enseñarte a no jugar conmigo.-Digo con la voz bastante ronca mientras me encamino hacia ella, y sin esperar a que diga nada, beso sus labios con ferocidad, y la cargo, provocando que sus piernas rodeen mi cintura.

La pongo contra la pared, mientras mi miembro se choca con su feminidad y la oigo gemir. Ni siquiera puedo estar más duro ahora. Bese su cuello mientras la oía soltar suspiro y la llevaba hasta mi cama, donde la deje mientras provocaba que desapareciera mi camisa. La necesitaba, la anhelaba. Necesitaba hundirme dentro de ella y que supiera lo que se había perdido hasta ahora. Mis manos acariciaban todo su cuerpo que se veía espectacular con esa lencería. Mis gruñidos eran evidentes cuando sus labios humedos tocaban alguna parte de mi piel. Me separe un momento de ello, para coger aire y observarla. Me encantaba ver lo loca que la estaba volviendo y como me pedía que no parara.

No seas ansiosa, morena...Vamos a disfrutar de esto.-Le aseguro, y sin esperar mucho más, mis manos se dirigen a ese sujetador tan fino, y lo quito del medio. 

Me quedo observando sus perfectos pechos, bien colocados y de tamaño perfecto, y no tardo en llevar mis manos hacía ellos, para masajearlos. Mis besos bajaron de sus labios a su clavicula, para luego seguir por su cuello y terminar en sus pechos. Me entretuve pasando mi lengua por uno, y luego por otro, sintiendo como estos se ponían erectos y escuchando sus gemidos que me proporcionan un placer exquisito. Volví a su cara, y mordí su labio inferior con deseo.

¿Quieres que te haga mía, Alba? Vamos nena, pidemelo y lo hare.-Murmure ronco en su oido, para luego subcsionar este y notar como la volvía completamente loca. Ella comenzo a desabrocharme los pantalones con rapidez, lo cual me quito y sentí como toco mi erección, a lo que gemí roncamente, y yo aproveche para llevar mi mano por dentro de la parte baja de su lencería y encontrar su clítoris. La sentí temblar a la vez que gemía y mientras mi dedo gordo se entretenía en él, dos de mis dedos bajaron y se hundieron en su entrada. Gruñí al verla arquearse y pedirme más. Estaba disfrutando del placer que le estaba dando, me estaba volviendo loco. Y aunque sé que si ella fuera otra chica, esperaría a que ella me diera su parte, para después hundirme en ella, Alba me había puesto demasiado caliente. 

Cuando note que ella estaba apunto del orgasmo, retire mi mano,escuchando su súplicas de que siguiera. La mire con deseo y fue entonces cuando le arranque sus pequeñas braguitas de cuajo y la observe desnuda. Una completa diosa, lo era. Estire mi mano a la mesa de noche y con apuro, busque lo que estaba buscando: un preservativo. Ella bajo mis boxers, y antes de que pudiera decir nada, me coloque el preservativo en mi miembro. La mire a los ojos y bese sus labios ferozmente.

—¿Preparada para gritar,nena?.-Ronronee al separar nuestros labios, y sin esperar nada más, me metí en ella de una embestida. Agarre su cintura con firmeza, hundiéndome completamente en ella y sintiendo una oleada de calor y de placer inmensa. La estaba haciendo mía, estaba junto a ella,y era mucho mejor de lo que nunca imagine.

Blackmailer - rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora