Bufé cuando mi madre volvió a meterme prisa por enésima vez gritándome para que me arreglara ya que los invitados estaban a punto de llegar. No era mucho de cena familiares y mucho menos de cenas de vivencia convecinal pero mi madre se había empeñado en cenar con unos amigos de la familia de toda la vida; los Doblas. Ellos no tenían nada que ver con nosotros respecto la situación económica, eran una familia de clase media mientras nosotros éramos lo más de lo más entre familias ricas. ¿Que qué hacíamos en una gran casa pero en un barrio de clase media? Por que Diana para mi madre era como la hermana que jamás tuvo y aunque querían lo mejor para mí, sabía que sería bueno relacionarme con todo tipo de personas. Aunque mis padres llegaran a ser MUY estrictos, sabían comparar y dejarme libertad en cuanto a divertirme se trataba. Pero yo no les daba ese gusto por el mero hecho de que me dejaran salir hasta el día siguiente para ''estudiar en casa de Steff'.
Estaba claro que los días que pasaba encerrada leyendo, yendo sola a todas partes, escuchando música y sacando las mejores notas de clase merecía que me dejaran la libertad esos dos días, viernes y sábados. Cuando volvía los domingos no quería ni existir del dolor de cabeza, solamente dormir o prepararme para el día siguiente. Por una parte no me quejaba en estar en esta ciudad, al revés. Cuando mis padres dieron una falsa noticia de que tendríamos que mudarnos a otro barrio debido a la delincuencia que había, pude convencer a ambos que no y que estaría completamente segura, me sabía todo esto como la palma de mi mano. Mike no podría sobrepasar más de sus límites de gasolina para ir a por mi y yo no quería perderme ni una sola fiesta.
Todo empezó cuando tenía diecisiete años. Siempre he aparentado ser más mayor de lo que parezco y por ello me han dejado entrar en todos los lugares ilegalmente. Mis padres no se enteraban de nada y eso era lo mejor se podría decir, ya que esa segunda vida que tenía era la que me mantenía optimista la mitad del tiempo que la pasaba encerrada en mi cuarto estudiando. Ahora a mis diecinueve años nada sería tan difícil como ir a una fiesta con mis documentos por delante aunque siguiera usando mi nombre e identidad de chica de veintidós años falso. No faltó que mi madre me gritara cuando el timbre sonó y me levanté de la cama para mirar mi vestido que recién se había arrugado. Parecía una jodida niña con estas cosas pero ellos eran como la familia para nosotros y me parecía absurdo celebrar los veintiséis años de Ruben como si fuera un niño. Pero me creía de él que se opusiera a esta ''cena informal de nuestras queridas madres'' como yo lo he hecho muchas veces, aun así, es tradición desde que lo conocí a los seis años.
Me puse algo sencillo sin resaltar( con la certeza de que mi madre se enfadaría con que fuera informal a una de sus cenas. Aunque no eran estrictos, la parte formal de una cena por cualquier motivo era muy importante, la apariencia para ella era todo. Lo que mas me fastidiaba es que hoy era viernes y como buen viernes, saltaba a las once y media por mi ventana para así marcharme de fiesta lo que hoy no podría hacer, tendría que soportar al insoportable de Ruben. Aunque habíamos crecido él no había cambiado para nada y cuando las voces se hicieron presentes abajo, despejé mi mente de pensamientos, eché uno de mis mejores perfumes y bajé para recibir a la familia.
—Oh santo dios, estás preciosa —Me alaga Diana con una sonrisa a la que yo le devuelvo, abrazándola.
—Tú también estás radiante, Diana —Le digo con media sonrisa. Ella había cuidado de mí cuando mis padres trabajaban en la empresa de mi abuelo juntos y había pasado mucho con ella y desgraciadamente con el idiota que me sacaba siete años y solo sabía hacerme rabiar. Le di dos besos en las mejillas a el padrino, el padrastro de Ruben y cuando este dejó de saludar a mi madre que ella era como su segunda madre también, le miro. Había crecido mucho y podía jurar que con tacones seguía sacándome media cabeza.
—No creo que seas tan niño aún para soplar las velas con ayuda de tu mamá. —Le digo fastidiándolo y ruedo mis ojos ante sus palabras. Cuando no miran, le enseño mi dedo y tras una sonrisa burlona y sarcástica, decido sentarme en la mesa con todos aquellos. La alegría salían de los cuerpos de todos y yo simplemente me dediqué a comer callada, mirando mi plato y bebiendo del refresco que me ponían.
—Y Alba, ¿Ya conseguiste algún chico que te interese? —Me pregunta Diana y mi padre parece atragantarse. Me río por lo bajo y entonces le miro, parecían que todos se habían puesto de acuerdo para mirarme.
—A mi no me interesa cualquiera, no se. No me interesa el primer guaperas que se quiera hacer el listo conmigo. —Digo firme en mis palabras y mi padre se calma, era normal que se pusiera así. Yo era la niña de sus ojos y ugh, como detestaba eso.
—Con lo que creíamos nosotros que vosotros dos ibais a acabar juntos —Dice el padrino y ahora soy yo junto a Ruben quien nos atragantamos. Yo con la bebida y él con un trozo de comida. Con las mejillas sonrojadas por ser ahogada por un momento, limpio mi boca y río.
—Eso es de tener mucha imaginación, padrino —Le digo riéndome y mi madre me regaña con la mirada. Así pasamos al postre y después de cantarle a Ruben un cumpleaños feliz y hacer unas fotos, sentí mi móvil vibrar. Era un mensaje de Mike.
El padrino y mi padre charlaban sobre cosas de hombres en el sofá, Diana y mi madre estaban en la cocina fumándose un cigarro mientras habían recogido todo y Ruben no sabía donde estaba. Creo que en el jardín. Cuando Mike me manda un mensaje diciéndome que está en la vereda de mi jardín, salgo rápidamente y veo como Ruben está acostado mirando su móvil y con leve música de fondo. El ruido de mis tacones le hace saber que estoy ahí pero lo ignoro, así que sabiendo que nadie que no fuera ruben me viera, abro a Mike al cual me mira extrañado.
—Los vecinos han venido por el cumpleaños de Ruben y estoy encerrada. El fin de semana creo que podré salir —Le susurro para que Ruben no diga nada y al ver que este estaba prestando atención aunque era imposible oírnos por la lejanía, abrazo a Mike como despedida sintiendo como su mano vagaba de mi espalda a mi trasero. Río de lado y cuando se marcha, me dirijo hacia el interior pero antes miro a un Ruben boquiabierto—¿Que? No sólo eres tu quien tiene hormonas y no todas las tías giran alrededor de tu polla. —Le digo para así meterme hacia dentro y si fuera posible, quitarme estos horribles tacones que me estaban torturando.
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Blackmailer - rdg
Romance«El odio que se tienen el uno por el otro no será capaz de impedir que los sentimientos se adueñen de sus corazones. Todo empezó por un chantaje.» @_VoidStiles -AVISO- Es un rol compuesto por dos chicas. Se puede leer como una novela pero NO lo es.