13. Ruben Doblas

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 Los días, las semanas, y los meses pasaban. Y mi estado de ánimo seguía igual, oculto tras una máscara de felicidad. No podía evitarlo, no podía evitar estar mal. No era feliz, me daba cuenta de que ahora mismo no podía serlo sin Alba. ¿En que momento había llegado a sentir algo tan profundo por ella? ¿En que momento la pasión se convirtió en algo mucho más profundo? En la vida me había pasado algo así, y ahora lo estaba sintiendo. Por eso en algún momento de mi vida prometí no enamorarme.

Por eso en algún momento de mi vida decidí tomar la opción correcta y tratar a las chicas como para nada más que no fuera una noche. Y la había fastidiado en el momento que comencé a hacerle ese chantaje a Alba, el momento en que comencé a sentir algo. Maldecía una y otra vez sin quererlo, porque no había sido demasiado valiente para decirle a ella lo que realmente sentía. Y ahora me iba así. Habían sido tres meses en los que sufría lo que nunca pensé sufrir, y un tiempo en el que no paraba de pensar todas las noches en ella y me dejaba dormir con su rostro en mi mente, en mi recuerdo.

Era tan extraño y tan lógico a la vez la forma en que mi cerebro se unía a mi corazón y se ponían de acuerdo para pensar en ella. Por eso quería intentar olvidarme de todo, quería dejar de lado a la morena y centrarme en mi vida y en lo que ahora debía de ir esta. Esa fue la única razón de que aceptara irme de viaje con Mery y con Anna. Además, Mery me hacia olvidar a Alba, al menos durante algunos minutos al día. Ella sabía lo que sentía por la morena, aunque no creo que se pensara que fuera tan intenso como realmente lo era. Sin embargo, nuestra pasión bajo las sábanas seguía existiendo y nos comportábamos como una pareja de vez en cuando.

Anna estaba contenta con la rubia, al fin la había conocido mejor y sabía que no era mala "amiga" para ella. Aunque me preocupaba que le cogiera cariño. Mery y yo no teníamos algo serio, aunque todos pensarán que si, lo más importante es que nosotros supiéramos lo que teníamos y lo que no.

(...)

Sentí como el corazón se me paso en ese momento. Escuche la voz de mi madre detrás del teléfono y sólo pude contestar "bien, de acuerdo" y colgar. Estaba decidido, ella lo había decidido. Ya no había marcha atrás: se iba a casar. Alba e Ian se iban a casar y ella había decidido hacerlo oficial mientras yo estaba de viaje. 

Un nudo estaba en mi garganta y sentía como ni siquiera podía tragar. Me sentía algo mareado ahora mismo. Y siguiendo mi punto débil, mi corazón, debía de hacer algo que me mantuviera alejado de todo. Ese día deje a Anna con Mery y me fui sólo. Necesitaba coger aire. Y necesitaba hacerme a la idea de que Alba ya nunca podría estar conmigo. Ella era de otro, ella había escogido pudiendo largarse. No había marcha atrás.

[...]

Mi mirada se choco con la del padrino, que me conocía bastante bien. Sabía como eran mis verdaderos sentimientos aunque estuviera sonriendo. Anna se puso a hablar con ellos, y yo deseaba que la cena terminara cuando aún no había comenzado. Y en el momento que la vi, sentí mi mundo caerse. Ella esta completamente hermosa, y ya no era para mi. Nunca había sido mía aunque por mucho que yo así lo quisiera. Una vez término la cena y todos se quedaron hablando, ella se marchó. No había podido ocultar mi mirada hacia ella en ningún momento, era como un maldito imán que me llamaba y me llamaba. Por eso un rato después de que ella desapareciera, yo decidí seguirla. No me importo detener el balancín y sentarme al lado de ella. Suspire cogiendo aire y luego soltándolo, no se como se me podía hacer tan difícil hablar con ella después de lo que habíamos pasado.

Bien.. Todo me... Nos va bien.- le aclaro. Pero aquí estaba, aparentando no estar nervioso cuando el aire parecía cortar a mi alrededor. -¿Como has estado?.- me sale preguntarle, sin poder mirarla, queriendo saber ahora de ella.

Suspiro escuchándola y simplemente me quedo callado cuando pregunta por mi relación con Mery. ¿Que le decía? ¿La verdad o la mentira? Opte por lo segundo, ella se iba a casar, iba a hacer feliz. Quería al menos aparentar yo poder serlo.

Si que lo es.- contesto lo más serio y seguro posible y que me sale. Escucho lo de que me merezco ser feliz, y no puedo creer que lo este diciendo en serio. Así que cuando veo que ella se va a ir, me levanto y agarro su brazo.-¿Es cierto que te vas a casar?.- le pregunto dudoso. Sus palabras me hacen dudar aún más, ella había decidido casarse, se que podría negarse si quisiera.

Pero no se había puesto todo lo rebelde para hacerle darse cuenta a su padre que era lo que realmente quería. Y me parte el alma y el corazón verla así. Así que, simplemente, la suelto y la dejo marchar. Sabiendo que más nada podía hacer yo ya, que verla en brazos de otro.

No podía quitarme de la cabeza la respuesta y la acción de Alba al preguntarle por su boda. Me había parecido impactante que ella se comportara así. Y a la vez, había querido correr a abrazarla y protegerla de cualquier cosa. Ese día, días después de la cena, mi madre me llamo para que pasara a buscar unas cosas a casa de Alba. Quedando al lado, no podía decirle que no, porque me acuchillaría. Así que, fui a casa de los Brooke. Aunque nada más abrir e ir a la sala donde estaban las mujeres allí reunidas, mi cara se quedo desfigurada. No era sólo porque Alba estuviera allí, si no porque tenía su vestido de novia puesto y estaba... Espectacular; preciosa.

Ruben hijo, nos vienes genial. Alba no sabe bailar el baile nupcial y tu madre nos ha dicho que eres un bien bailarín.- dice la madre de Alba y yo trago saliva duramente. Miro a mi madre, que me súplica con la mirada que lo haga y suspiro asintiendo.

Si claro, le ayudare.- le digo, sin darle mucha más espera y me acercó a la morena. Coloco mis manos, una con la suya y otra en la cintura.- Estas preciosa.- le confieso con una sonrisa mientras nuestros ojos se conectan.

Sentí el corazón salirse de mi pecho.  

Entonces me di cuenta de que ella y yo no teníamos nada por hacer en un futuro. Que se iba a casar con Ian, que iba a satisfacer el deseo de sus padres y que yo sobraba en esta situación. Y aunque ahora sentía el amor a flor de piel al verla vestida de novia e imaginándome que soy yo el novio que la lleva a bailar el baile nupcial en nuestra gran boda, no era así.

Ella ya estaba prometida con otro.

Y yo, sobraba aquí.

Por eso, cuando la marcha nupcial terminó y dejamos de bailar, solo me digné a darle un beso en la mano a Alba y mirarla a los ojos.

Te deseo toda la felicidad del mundo. —Le deseo cortesmente. Cuando me abraza, beso su sien.— Aunque no sea conmigo. —Le susurro. Ella tiembla, la noto temblar.

Sin embargo no hay marcha atrás, me despido de todas aquellas mujeres que estaban en la sala y desaparezco de allí, al igual que iba a desaparecer de la vida de la mujer de mis sueños.

Continuará...

Blackmailer - rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora