Miedo.

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-¿Sí?-Respondí intentando parecer lo suficientemente seria.

-Vuelve a acercarte a Kevin y te parto la boca, zorra. ¿Te queda claro? Avisada estás.

-Pero... -colgó. No me dio tiempo a explicar que no tenía que amenazarme ya que no soportaba a Kevin. ¿Estaba asustada? Puede. Era la primera vez que me amenazaban de esa manera, y no quería que volvieran a hacerlo.

El teléfono volvió a sonar. Número desconocido. Reuní toda la rabia que me entraba al pensar en Kevin, descolgué y comencé a hablar:

-Mira, niñata, no hables sin saber ¿vale? Kevin me produce repugnancia, es un creído de mierda y nunca saldría con él. No tienes de qué preocuparte, pero vuelve a amenazarme y te vas a enterar.

-Ángela, ¿quién te ha amenazado?-Dijo una seria voz ronca que me sonaba demasiado.

-Eh... No. ¿Cómo has conseguido mi número? -Se quedó callado en la otra línea y podía sentir cómo apretaba la mandíbula.

-Disimulas fatal, que lo sepas.-dijo y pude notar como su voz se relajaba. Así que soy un creído de mierda y te provoco repugnancia.  Puedes contarme quién te ha amenazadom no voy a matar a nadie.

Reflexioné unos segundos y se lo conté.

-Si te vuelven a llamar quiero que me lo digas inmediatamente, ¿vale?

-Está bien.

-Ah, y sé que dijistes esas cosas porque te gusto. -Dijo. Podía notar su creída sonrisa a través del teléfono.

Puse los ojos en blanco y resoplé. -Kevin, siento decir que no me gustas. Puede que ni si quiera me caigas bien.

-Puedo hacerte cambiar de opinión. Sal a la puerta anda.

Me dirigí al piso de abajo y abrí la puerta.  Ya había oscurecido. No había nadie. Me llevénel móvil a la oreja de nuevo. -Eres un capullo. -Podía escuchar sus fuertes carcajadas.

-¿De verdad pensaste que iba a estar ahí? Oh, pobrecita. -Dijo con voz burlona y volvió a estallar en una carcajada.

Colgué,  y justo cuando iba a volver a entrar, escuché el sonido de una puerta. Me giré y ahí estaba, cruzando la calle a paso rápido con esa estúpida sonrisa en los labios.

-Pequeño mapache, no te enfades.

Crucé los brazos fuertemente sin darme cuenta de lo que eso producía. Él,  dirigió la mirada a mi escote de la camiseta de pijama que me había puesto hace un rato. Cuando me dí cuenta, dejé caer mis brazos bruscamente hacia los lados. -¿Qué miras, Brown? -dije enfadada. Eranla primera vez que lo llamaba por su apellido.

Las comisuras de sus labios se elevaron hacia arriba y contuvo una sonrisa.-¿Yo? -Dijo señalandose intentando sonar inocente.

-Maldito cabrón. Me di la vuelta para entrar y me agarró. Me acercó a él y me susurró al oído: "Me tienes amor, pero a base de odio. En el fondo estás loca por mí." Sonrió en mi oreja y pude notar su aliento en mi cuello, cosa que hizo que se me pusiese la piel de gallina.

Resoplé y me separé. Le dediqué una sonrisa irónica y volví a entrar a casa.

Amor A Base De Odio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora