¿Desaparecido?

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Eran las 11, todos estaban durmiendo. Yo seguía en el sofá, por algún motivo no podía conciliar el sueño. Tenía ganas de llorar, echaba de menos Nueva York, la verdad es que me encantaría saber el por qué de nuestra mudanza, pero, siempre que sacaba el tema, todos desaparecían o en el trabajo, o en el campo de fútbol... Mi familia me estaba escondiendo algo, y tendría que averiguarlo por mi cuenta tarde o temprano.

Subo a mi habitación de puntillas para no hacer ruido. Al entrar, encuentro la ventana abierta. Pero... me acuerdo de que antes estaba cerrada; bueno, habría sido mi madre. Me tumbo y pongo 'The man who can't be moved' en la lista de reproducción.

Dejo escapar un largo suspiro y Kevin pasa fugazmente por mi cabeza, era un capullo. Se me encoge el estomago cuando pienso en él, no eran mariposas, ya que a estas, kas dejé de sentir hace un tiempo. Podría ser de odio, sí. Aunque en el fondo, me parecía entretenido picarme con él,  así no me aburría tanto. Era jueves, así que, por fin, el fin de semana se acercaba. Es una suerte haber empezado a mitad de la semana.

No sé cuánto tiempo pasó,  pero al final me quedé dormida.

(...)

Vuelve a sonar el despertador, aunque esta vez no lo estrello contra nada, me dedico a levantar la cabeza, apagarlo y ponerme la almohada encima de nuevo. 10 minutos después me levantoncon un poco de prisa, una ducha rápida, me recojo en una coleta el pelo, me visto y bajo. Mi madre me espera en la cocina, con cara de enfado mientras golpeaba el marmol de la cocina con los dedos. Se limitó a decir: "Vamos a llegar tarde." A lo que yo le contesté con un irónico: "Buenos días a ti también."

Tocan al timbre. Me dirijo a la entrada y al abrir, me encuentro con dos grandes ojos avellana que me miran. Se coloca la rubia melena detrás de la oreja y sonríe:

-¡Hola! Tú debes de ser Angy, ¿verdad?

-La misma.

-Soy Natalie-dice mientras me da dos besos.- no sé si Tate te habrá hablado de mí. Por cierto, ¿está aquí?

-Sí,  te ha mencionado. Puesbya se ha ido, pero si quieres podemos ir jjntas hoy a clase.

-¡Claro! ¿Vamos?-dice sin dejar de sonreír.

Le respondo con una sonrisa, me cuelgo la mochila al hombro y me despido de mi madre mientras salgo.

Después de un rato, sé que Natalie y yo nos llevaremos bien. La verdad es que tenemos muchas cosas en común, y muchas clases nos tocan juntas. Aprovecho también para preguntarle acerca de mi misterioso vecino.

-¿Kevin Brown? Bueno, ya sabes, el típico mujeriego que le tira a casi todas, todavía no hay ninguna que le haya parado los pies, y créeme, le hace falta darse cuenta de que el mundo no gira entorno a él. ¿Por qué me preguntas por él?

-Desde que llegué no me deja en paz, es un capullo.

-Ten cuidado con él,  ¿vale? No quiero que acabes mal.

-Oh, tranquila. Sus "encantos" no pueden conmigo-digo riendo mientras entramos ya al instituto.

Coincidí con Natalie en casi todas las clases que tuve, y con Tate en un par. Las horas de clase del viernes pasan rápido, sin rastro de Kevin por ningún sitio, lo cual se agradece. Cuando estoy a punto de irme, una Barbie operada me detiene y sonríe abiertamente.

-¡Holi! Osea, no te conozco, pero estás super invitada a la fiesta de esta noche. No faltes porfi, osea, ¡hasta luego! -y se aleja corriendo con sus tacones de 15 centímetros,  por lo menos. Con que una fiesta. Podría ir con Natalie y Tate, sería una buena manera de conocer gente.

Busco a mi hermano y a mi amiga, cuando consigo localizarlos, me acerco y me comentan que ellos también estaban invitados a aquella fiesta pero no sabían si ir. La verdad es que tenía ganas de irme de fiesta, hacía mucho que no salía. Nat vendría alrededor de las 7 para empezar a arreglarnos.

Llegamos a casa, y antes de entrar dedico una mirada a la casa de en frente. ¿Le habría pasado algo? Bueno, supongo que a mí no me importaba...

Tomo mi almuerzo y subo a mi habitación.

(...)

A las 7 en punto tocan al timbre. Natalie. Bajo a abrir, pero Tate ya se había adelantado. Estaban hablando entre ellos, pero al acercarme los dos se callan. Los miro extrañada y agarro a Nat dek brazo mientras la arrastro a mi habitación. Empezamos con el pelo. Me lo lavé y lo planché. Mis mechas moradas se veían más cuando llevaba el pelo completamente liso, y eso me gustaba. Mi amiga se decidio por un par de rizos en el flequillo, la verdad es que era realmente guapa. Opté por el vestido negro que me compraron por mi cumpleaños, pegado hasta la cintura, donde pasaba a ser una falda de vuelo a media pierna. Unos tacones negros y plateados, no muy altos, he de reconocer que muchas veces he estado al borde de romperme el tobillo. Un collar de cadena plateado y un poco de maquillaje en los ojos, nada excesivo. Natalie llevaba un vestido de palabra de honor turquesa pegado del mismo largo que el mío con unos tacones algo más altos del mismo color.

Bajamos la escalera riendo y comentando sobre cómo sería la fiesta. Tate estaba abajo esperando. Llevaba unos pitillos negros y hna camisa azul claro, muy guapo también. Nos recorrió de pies a cabeza sin detenerse y soltó un simple: "Joder." Nat y yo empezamos a reír al ver la expresión de mi hermano. Nos esperaba una noche un tanto extraña.

Amor A Base De Odio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora