Lunes, y menudo lunes.

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El fin de semana pasó bastante rápido, el sábado por la tarde quedé con Nat para ir a las afueras a echar fotos. Al igual que yo, era una fanática de la fotografía. El domingo no salí de la cama prácticamente en todo el día, ers mi rutina de casi todos los domingos: Recuperar las horas de sueño que me faltaban entre semana.

Vuelta a la rutina. El lunes no cambiaba nada, todo seguía siendo igual de aburrido, salvo cuando hablaba con el cabrón de Kevin, siempre conseguía enfadarme de alguna u otra manera. Me levanté rápido y me vestí para ir al instituto. Nat y Alice pasarían a recogerme en 20 minutos. Me hice una coleta y bajé las escaleras. Por cierto, Alice era una chica que conocí en el insti, amiga de Natalie. Eran muy simpáticas, y nos íbamos haciendo cada vez más amigas. 

Tocaron al timbre. Cogí mi mochila y salí, no me daba tiempo a desayunar, no importa.

-Angy. Este sobre con tu nombre estaba en el suelo, se le habrá caído al cartero.-Dijo Nat mientras me tendía el trozo de papel. Lo examiné y no reconocía la caligrafía. ¿Quién sería? Lo abrí y comencé a leer en alto ante las miradas curiosas de mis amigas:

Vaya vaya pequeña zorra. Veo que has querido entrar a jugar. Te advertí de que no te acercaras a Kevin, pero tú tenías que hacerlo, ¿no? Por cierto, tienes una habitación preciosa, me encanta el peluche que tienes encima de la cama...-Dejé de leer y los latidos de mi corazón empezaron a aumentar su ritmo. Por eso estaba la ventana abierta. Me tapé la boca para ahogar un grito de ira.

-Encontraremos a la que está detrás de esto, ¿Vale? No te preocupes. -Dijo Alice acariciandome el brazo mientras Natalie examinaba la carta y terminaba de leerla.

-¿Cómo quieres que no me preocupe? ¡Se ha colado en mi maldita casa! Dios...-Me sujeté la cabeza con ambas manos. No me lo podía creer. Tenía que llamar a Kevin y dejarle claro que no eramos nada, ni si quiera amigos. No quería saber nada más de él. No quería que me amenazasen, joder.

-Hoy no vas a ir a clases, no es bueno que te vean así. Si la que ha escrito esto está allí, verá que te está afectando. -Dijo Natalie agarrándome de la mano mientras caminabamos hacia el centro.-intenta no pensar en ello. Llama a Kevin, tienes que hablar con él.

La verdad es que ahora mismo no me apetecía nada, sólo quería encerrarme en mi habitación y ¿llorar? Últimamente tenía ganas de llorar muy a menudo. Me acordaba de Nueva York, las cosas allí no eran así.

Llegamos a la puerta de una cafetería, las chicas me estaban obligando a entrar cuando miré hacia una de las mesas y lo ví. ¿Qué está haciendo aquí? Al verme, me examinó detenidamente, sorprendido, quizás. Se levantó y sonrió mientras se alisaba la camisa, era un gesto muy típico en él. 

-Angy, joder, cuánto tiempo. -Dijo lanzándose sobre mí. Yo no era capaz de articular palabra. Ni si quiera mi estúpido cuerpo podía moverse,-Te he echado de menos.

-Yo... Yo... No sé.-Dije estúpidamente.-Supongo que yo también, Ed...

Amor A Base De Odio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora