{ANNIE}
Abro los ojos poco a poco, para enfrentarme a esta misteriosa situación.
Realmente no me lo esperaba.
Dylan estaba sosteniendo el puño de Zoe, y él al darse cuenta que abrí los ojos, me sonrió.
"Annie, ¿qué ocurre?" dijo Dylan.
"Y-yo... -quería contarle toda la verdad pero sabía que no debía-. No cumplí con mi promesa." dije improvisadamente.
"¿Qué tipo de promesa?"
"Ah... es u-un secreto." Contesté temblando.
Dylan quito sus ojos de mi para volver y hablar con Zoe.
"Que no se repita, Zoe. Hazme el querido favor de irte." dijo Dylan muy serio.
Zoe desapareció como una estrella fugaz, y yo me queda a solas con él. Yo lo único que quería era ser de polvo y desvanecerme con el aire.
Mis ojos se volvieron cristalinos a causa de las lágrimas, yo solo quería que alguien me abrazara y nunca se fuera.
"Ven, no llores." Dijo Dylan abriendo los brazos para recibirme.
Acepte y me acerque para recibir ese brazo, y pude notar que fue un abrazo suave y tierno, pues no me dolía nada a pesar de los golpes.
Sonó el timbre de entrada a clases y nos soltamos.
"Te acompaño a la enfermería." me dijo.
"No yo, estoy bien." conteste tratando de sonreír.
"Cuidado con lo que me dices. Lo has vuelto a hacer."
"¿El qué?"
"Mentirme."
Lo miro confundida, como los cachorros cuando voltean un poco la cabeza hacia un lado, y al parecer, el se percato de eso y me imitó, pero sonriendo, claro está.
"Pues me tengo que ir a clases -me dijo-, te veo en el descanso."
Pero no dije nada, solo me quede admirando como se iba. Después de esa pequeña escena, fui directo al salón de matemáticas.
***
Transcurrieron las horas hasta el receso intermedio de clases.Fui a mi casillero a dejar mis cosas y tomé mi vaso de jugo, para después dirigirme a la cafetería.
Entre a la cafetería y al fondo pude ver una mesa vacía, así que me dirigí hasta ahí. Al cabo de unos cinco minutos me percaté de que había llegado Dylan con un sándwich a medio comer.
"Hola Annie." dijo sonriendo.
"Hola." contesté tímida.
"¿Te sientes mejor?"
Yo no sabía a qué se refería.
"Tu... estómago."dijo volteando a ver mi horrible y gordo estómago.
"Si, ya no duele."contesté.
"¿Y tus amigos?" Dijo casualmente.
"Yo no tengo amigos." dije agachada.
"Oh, yo no quise, es decir..."
"No te preocupes." lo interrumpí.
Él tomó su sándwich y siguió comiendo.
Mientras tanto, a mi me mataba de curiosidad porque nunca lo había visto, así que pregunté.
"¿Eres nuevo aquí?"
"Si, vengo de California."
Él estaba por terminar su sándwich cuando me preguntó:
"¿No vas a comer?"
"No tengo hambre."
"¿Desayunaste mucho esta mañana?"
"No realmente."
"Entonces deberías comer."
"Vuelvo a decirte, no tengo hambre."
Y él ya no me dirigió la palabra, pero su cara expresaba preocupación. Sonó el timbre para volver a clases y a mí me tocaba clase de teatro.
"Pues me tengo que ir -dije levantándome de la silla-. Tengo clase de teatro."
"No te vayas sola, recuerda que estamos en la misma clase, así que vayamos juntos." dijo con una sonrisa.
Me acompañó a mi casillero, dejé mi jugo y me puse en móvil en los jeans. Guarde mi mochila como siempre -para no cargar nada-, y nos fuimos. Llegamos al salón de teatro, y la maestra estaba en el templete esperándonos para darnos indicaciones del trabajo de hoy.Todo menos parejas mixtas, pensé.
Llegaron todos y la maestra comenzó a hablar.
"Como hoy vengo de buen humor, y quiero ver algo emocionante, serán improvisaciones, del tema que quieran, hagan parejas mixtas."
La maestra tuvo que arruinar todo.
Como siempre, me quedare fuera, pues siempre hay uno o dos que no entran a clase. Busqué algún asiento en el aula, fui y me senté.
"Creo que las princesas siempre necesitan un príncipe para salir de sus apuros." Dijo alguien.
"Pero no todo es un cuento de hadas." susurré.
"Si no volteas hacia acá Annie, nunca será"
Voltee hacia arriba y ahí estaba Dylan, ofreciéndome su mano.
"Venga, tenemos algo que representar."
Tome su mano y me levanté con entusiasmo, pero al momento sentí un mareo, así que me frené.
"¿Qué ocurre? pregunto Dylan, asustado.
"Yo.. estoy bien."
Sentí los párpados muy pesados y un dolor de cabeza intenso, mi cuerpo no pudo responder más y caí inconsciente repentinamente.
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Víctima de Todos ©
Teen FictionEsa soy yo. La chica que no debería existir. La chica que debería ser de polvo. Mi nombre es Annie, tengo casi 18 años y curso bachillerato. Mi madre decía que al mal tiempo buena cara. Y eso hago yo, o al menos lo intento. Porque todo lo que es mal...