{ANNIE}
Despierto en una habitación completamente oscura, sin muebles, ni ventanas. Tampoco había puertas, y mucho menos, compañía. Estaba bastante oscuro, así que decidí caminar pegada a la pared en busca de luz. La pared es muy lisa, por tanto me resbalo fácilmente. ¿Qué hago aquí? Es lo que pasa por mi mente cada instante. Sigo caminando, pero no encuentro nada. Me doy por vencida y me recargo en la pared, deslizándome hacia el piso para terminar sentada. Sigue muy oscuro aún. Al deslizarme por la pared, paso por encima de algo: el interruptor. Debido a mi peso, se activa y se prenden las luces. Veo como se prenden poco a poco las luces y todo se ve completamente blanco, además se llega a distinguir un pasillo largo que no había notado. Es un poco estrecho, así que paso caminando de lado. Sigo así hasta llegar al otro lado, donde hay una silla de respaldo alto, volteada para no ver si alguien esta del otro lado. De pronto una voz conocida me dice:
"Toma asiento."
Volteo a los lados y veo un pequeño sillón. Más pequeño de lo que a mi me hubiera gustado. Tomo asiento con mucha curiosidad de quién es. Y finalmente me doy cuenta. Esa persona, voltea su silla, y me hace recordar esa larga cabellera color castaño, con ojos grandes y verdes como el bosque, una figura esbelta y alta, esa figura que no quería dejar ir cuando yo vestía de negro a los 11 años: Mamá.
"¡Mamá!" Chillé. Fue lo único que me pasó por la mente al verla.
"Cuida de tu padre."
"Te extrañe mucho." Le dije con ojos llorosos.
"No olvides que siempre te quise."
Esto me está confundiendo. Parece una máquina, no responde de manera adecuada para lo que yo digo. ¿Ella es mi mamá?
Una montaña rusa de emociones es lo único que transcurre por mi ahora mismo.
Se escucha un ruido, volteó hacia atrás y alcanzo a distinguir que las luces de la otra habitación -donde llegue- se están apagando.
"¿Por qué las luces se están...?"
Pero al voltear a hacia donde la silla está, mi madre había desaparecido.
{DYLAN}
Tengo mucha hambre, así que me dirijo a la pequeña cafetería del hospital. Ya me comienzo a preocupar demasiado. Una semana en coma no es nada común, y menos en una chica de 17 años.
Me termino decidiendo por un sándwich de pavo, el que está dividido por la mitad creando 2 triángulos. También tomo una botella de agua y voy directo a la caja a pagar. Guardo el agua en mi mochila y me dirijo a la habitación 521. Espero a los ascensores y cuando llega uno, entro y presiono el botón 5. Llegando al piso camino hacia la derecha hasta el fondo, y ahí esta la habitación. Toco la puerta antes de entrar y abro la puerta un poco.
"¿Quién es?" pregunto el doctor Robbinson.
"Dylan Whittman." contesté.
"Ah, pasa Dylan."
"Sigue sin responder..."le dije.
"Desgraciadamente sí. Lo lamento. Si me permites, vuelvo en un momento, joven Whittman, permiso."
Me quedo mirando a Annie, ella ahí acostada, sin vida, con esos tímidos ojos cerrados y su cabello lacio y castaño. Tanto es mi deseo de que despierte otra vez.
"Te extraño..." susurré.
Desde el momento en que la vi pensé que quería que fuera un papel importante en mi vida. Y eso nadie lo va a cambiar.
{ANNIE}
La imagen de mi madre se oscurece hasta quedar completamente negra, al punto en el que vuelvo a estar consciente. Consciente para saber que todo fue un sueño. Cuando decido comenzar a abrir los ojos, siento una gota de agua en mi mano. Abro los ojos completamente sin moverme, pues me siento sin energías. Cae otra gota, pero me doy cuenta que no es de agua, son lágrimas. Lágrimas de la persona que esta esperándome ahí, agachada, llorando: Dylan.
"Hola..." digo con mi voz seca.
Dylan abre los ojos como platos, y aún llorosos me abraza.
"Annie..."
"Hey, tranquilo, ya estoy bien." le digo con esperanzas a que se tranquilice. Termina de abrazarme y se separa un poco, solo para pararse y verme a la cara.
"Annie -dice firmemente después de un momento- no voy a seguir tolerando que me mientas, todo el tiempo dices que estas bien, cuando no es así. El doctor Robbinson quien hizo el favor de atenderte, dijo que tienes un problema alimenticio. Lo que empezó como un simple desmayo, termino peor. Y los doctores... -dice bajando la voz- al ponerte esa bata de hospital... dieron a conocer tu secreto." dice Dylan, señalando mis brazos, llenos de cortadas hechas por mi. "Annie, estuviste en coma una semana por la anorexia. No sabes lo que he pasado sin ti." -Dijo Dylan con los ojos cristalinos- "Lamento decirte todo esto de golpe, pero estoy preocupado. Preocupado de que no quisieras seguir adelante con tu vida."
Con qué a eso se refería cuando me decía que le mentía, ¿pero cómo lo notó?
"Dylan, yo... no lo sé... Soy una pequeña persona muy débil. No podré lograrlo. Todos me odian, quieren verme muerta, ¿por qué no los complazco de una vez por todas?"
"Tienes que lograrlo. -dice- por mi, por tu familia. Además, no todos te odian, yo no lo hago, yo te necesito, aquí, sana y salva."
Eso no me lo esperaba.
Quedamos en silencio un rato. Él vuelve a sentarse en su silla, agachado. Esperando a que le conteste.
"Lo haré. Me quedare aquí." dije sonriendo, pero esta vez, si fué una sonrisa verdadera y al parecer, él, se percata de eso, pues esta vez, también sonríe.
:)<3
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Víctima de Todos ©
Підліткова літератураEsa soy yo. La chica que no debería existir. La chica que debería ser de polvo. Mi nombre es Annie, tengo casi 18 años y curso bachillerato. Mi madre decía que al mal tiempo buena cara. Y eso hago yo, o al menos lo intento. Porque todo lo que es mal...