{ANNIE}
Al fin abrí los ojos.
"Hola Annie. Buenos días." Saludó suavemente Samantha, con una pequeña sonrisa.
Me levanté un poco y me apoye en mis codos. A pesar de que sentía haber dormido por días, estaba muy cansada.
Observé mi alrededor: estaba en el hospital.
Mi pie izquierdo estaba vendado.
"Dylan te trajo." Pronunció ella.
En eso abrí los ojos como platos. Había recordado que había vivido, aunque todavía era un poco borroso.
"¿Dónde está él?" Pregunté con voz rasposa.
Samantha bajo la vista.
"Samantha -la llamé- ¿dónde está Dylan?"
Volteó a verme con los ojos cristalinos.
"Yo... -comenzó a llorar- no lo sé. Lo siento."
Fruncí el ceño por el desconcierto.
"¿Cómo que no sabes?"
"Los médicos dijeron que vino aquí a registrarte al hospital, y les dijo que me llamaran a mi. Solo eso. No me he podido comunicar con él. Oh bueno, algo así."
"¿Algo así?"
"Luego de una gran serie de intentos de llamada a su celular, contestaron. Era Richard. Dijo que no buscáramos más a Dylan. Que para nosotros -comenzó a llorar más- él estaba muerto." Rompió en llanto al final. Bajé la vista.Dylan, ¿muerto?
Él era esa persona que era capaz de cambiar mi estado de ánimo repentinamente. Esa persona que odiaba verme mal, que nunca me dejaba sola. Era él, quien se dio cuenta que valía muchísimo más de lo que todos me decían en el bachillerato.
Quien me vio diferente.
Quien entre tantas personas, me escogió a mi.
Muerto."¿Cómo es que no lloras?" Preguntó Samantha.
Saliendo de mis pensamientos, volteé a verla de nuevo.
"Lo estoy, estoy llorando. Siempre lo estuve cuando él no estaba. ¿No lo notaste? -solté una pequeña risa- Nosotros no solemos llorar cuando hay gente cerca. Nosotros los suicidas lloramos por dentro."
Samantha se veía asustada. Más que nada por lo último que dije.
"Déjame sola, por favor." Solicité.
Ella se levantó y se retiró.
Tomé la sábana que estaba en la cama y me cubrí. Comencé a pensar, a reorganizar mis ideas. Al cabo de unos momentos, me quedé dormida profundamente.***
Aparecí en los brazos de Dylan. Él corría, era de noche. Presenciaba esa escena, aquella en la que alguien me hablaba. Dylan estaba llorando. Se aclaró la voz y dijo:
"Nunca te dejaré sola, no quiero que te pase nada, y aunque arriesgue mi vida por ti, sé que valdrá la pena."
Él seguía corriendo, se escuchaba su respiración agitada y se veían miles de luces que se reflejaban en su rostro. Estábamos en la ciudad, y para ser más precisos, nos acercábamos al hospital.***
Desperté. Se había hecho de noche y seguía en el hospital. Fue un sueño.
Un sueño muy claro. Aquel momento en el que sentí que alguien me levantó y había mucho movimiento, era ese. Era Dylan trayéndome al hospital. Las palabras que dijo comenzaron a salir de mi boca como un susurro.
"Nunca te dejaré sola, no quiero que te pase nada, y aunque arriesgue mi vida por ti, sé que valdrá la pena."
«Nunca te dejaré sola.» Ya llevas una promesa sin cumplir, Dylan.
Luego, como por arte de magia, recordé que había dicho.
"Dylan... no estoy bien, y tú tampoco. No sé que vaya a pasar. Pero, te amo. No me abandones." Susurré de nuevo, esta vez con una lágrima en el rostro.***
Luego de que my pie se recuperara de la operación -me habían quitado la bala- me dieron de alta del hospital. Fui a mi casa con precaución, ya que seguía un poco adolorido. Samantha dijo que tenía que ir por despensa al supermercado, y que de paso iría a comprar unas artesanías, pues tenía que volver a su hogar.
"¿Segura que puedes quedarte sola?" Preguntó por enésima vez Samantha.
"Que sí puedo, morena. No tengo 5 años." Contesté, harta.
"Esta bien, solo no rompas los platos."
"Oh, ¿quieres dejarme en paz?"
"Esta bien -rió- vuelvo en un rato." Tomó sus cosas y se fue.
Suspiré. Sola de nuevo.
Tomé mi celular y me recosté en el sofá de la sala de estar. Me puse a revisar cada una de las aplicaciones que tenía. Veía fotos que tenía de Dylan y mías con una sonrisa en mi rostro, y con el pensamiento de que se fue para no volver. Decidí dejarlas pasar y cambiar la aplicación. No quería borrarlas, solo dejarlas ahí y no verlas por un rato. Luego llegué a la aplicación de notas. Se supone que no la uso, pero había una.Eres una niña hermosa, y mi novia también...
¿Por qué todos me dejan cartas secretas?
...Tal vez estoy muerto. Tal vez no. Lo único que puedo asegurar es que mi amor por ti es infinito, y que no dejaré que te pase nada. Lo lamento, tengo prohibido decirte que ocurrió. Por ahora.
Sabes, me gusta pensar que no estoy muerto. Deberías pensar lo mismo.
¿Pero sabes qué? Creo que no es lo correcto.
Si alguien está muerto, debes aceptarlo, y dejarlo descansar en paz.
-Tu chico de ojos azules, Dylan.Lancé el celular al otro sofá.
"¡Tú estás muerto Dylan, muerto! -estaba furiosa, destrozada-. No lo soporto más -comencé a hablar sola-, ¿por qué no me dejan en paz? ¡Lo único que quiero es olvidarte! ¡Fingir que nunca te conocí, qué nunca me hiciste falta! ¡Cada recuerdo tuyo me hace más daño!" Grité de nuevo, ahora con lágrimas en el rostro.
Corrí a mi habitación. Iba a volver a mi rutina. Sí, tenía que hacerlo.
Tenía que librarme de todo, tenía que desahogarme.
Abrí el cajón, y busqué la bolsa de primeros auxilios. Ahí estaban mis mejores amigas: las navajas.
Agarré la primera que vi y corrí al baño. Mi rostro era un desastre por las lágrimas.
Comencé a hacerme cortes. Cada insulto volvía a mi con cada lesión. Cada recuerdo triste. Cada estupidez que hice...
Las sangre comenzaba a salir, gota por gota. Yo, lloraba.
Mi mayor error en la vida fue nacer.
Y lo mejor que haré será morir.
"¡ANNIE!" Gritó Samantha.
En un movimiento fugaz, me quitó la navaja. Se fue un momento y volvió con una venda. Me la puso en el brazo.
Suspiró.
"Volví a casa porque olvidé mi licencia de conducir. No la vi y venia a preguntarte si la habías visto, pero ya veo que ni querías que volviera. ¿Ves que no puedes quedarte sola?"
"¡¿No entiendes que no quiero vivir?!" Grité.
Me tomó de mi brazo sin cortes y me llevó a la cama.
"Siéntate ahí." Dijo firmemente.
Obedecí.
"Él dijo que valdría la pena mantenerte con vida, ¿no lo recuerdas?" Dijo Samantha.~~~
Holaaaaaaaaa, otra vez xd
Un capítulo más, por si querían saber que iba a ocurrir.
Me dolió escribir esto. De repente sentía que quería llorar, pobre Annie:c
Bueno, espero que les haya gustado, pueden darle like, comentar, compartirlo y ponerlo en favoritos... ah no, esto no es YouTube
JAJAJA necesito amigos.
Fuera de bromas, espero que les haya gustado, o que me hayan odiado por hacer sufrir a la protagonista.
Hasta luego, no sé cuándo subiré capítulo de nuevo.
Adiós! :)
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Víctima de Todos ©
أدب المراهقينEsa soy yo. La chica que no debería existir. La chica que debería ser de polvo. Mi nombre es Annie, tengo casi 18 años y curso bachillerato. Mi madre decía que al mal tiempo buena cara. Y eso hago yo, o al menos lo intento. Porque todo lo que es mal...