{AMY}
"¿Qué?" Dice Dylan, con asombro, desde el otro lado de la línea.
"No hagas que te lo repita. Me ha llegado un correo que decía eso. Ven a casa lo más pronto posible."
"Esta bien. Te veo pronto."
*Fin de la llamada*{RICHARD}
Annie decidió ver una película de terror: "La huérfana." Nos sentamos frente al televisor en su cama, uno al lado del otro. De vez en cuando, Annie soltaba un pequeño grito ahogado, algo que me parecía gracioso. Ella fue poco a poco quedándose dormida, así que terminé viendo la película yo solo. Cuando se terminó -a eso de las 2:30 p.m-, Annie seguía profundamente dormida. Se veía tan tierna así. La cubrí con una manta color café y me levanté cuidadosamente de donde estaba, para después salir de su casa con muchísimo cuidado.
{ANNIE}
Despierto a las 5:51 p.m. Es tempranísimo y Richard no está aquí. Seguro se fue cuando me quede dormida. Levanto mis brazos para estirarme después de esta larga siesta. Luego me siento en la orilla de la cama e instantáneamente me viene a la mente Dylan y Amy. En el fondo todavía los odio, pero a la vez quiero volver a estar con ellos, volver a verlos, al igual que a mis padres.
Me levanto de mi cama tratando de olvidar aquellos pensamientos. Busco la hielera y al encontrarla, tomo algo de comida de ahí dentro. Solo hay más de lo mismo: emparedados. Agarro el primero que veo y me lo llevo. Busco mi celular y llaves y me los pongo en el bolsillo, bajo las escaleras y salgo de mi casa, lista para dar un paseo. Pongo la cerradura de la puerta y comienzo a caminar por la acera al lado contrario de donde esta el parque, con mi emparedado en la mano. Desde aquí veo como todas las demás casas son bastante distintas a la mía y a la de Richard, lo cual me llama mucho la atención. Se ven algo viejas a comparación de las nuestras, se nota que no han tenido un buen mantenimiento.
Continuo caminando hasta lo que parece ser una avenida principal, ya que pasan demasiados automóviles y se perciben semáforos en distintos cruces. Me detengo en una esquina esperando a que el semáforo de enfrente dé la señal para pasar. Una vez es así, cruzo la calle hasta el otro lado, en el que hay un montón de gente haciendo fila para entrar en un establecimiento nuevo de comida rápida. Paso de ellos y su escándalo caminando hacia el lado contrario, hasta que alguien toca mi hombro. Volteo para ver que ocurre y me encuentro con una chica de cabello castaño y rizado, ojos color café claro y una estatura casi igual a la mía, además es algo bronceada de la piel.
"Disculpa, me pareces conocida, ¿De casualidad tu nombre es Annie, -se detiene a pensar un poco- Williams?" pregunta con la menor pizca de vergüenza y una voz dulce.
"Sí, si soy ella. ¿Quién eres tú?" pregunto con incomodidad.
"¡OMG! ¡Annie! ¡Soy yo, Samantha! ¿No me recuerdas?" Dice ella con emoción.
La verdad no tenía ni idea de quien era, así que me atreví a preguntar:
"¿De dónde me conoces? Sinceramente no te recuerdo para nada."
"Por favor, no me hagas bromas. -suelta una pequeña risa- Éramos compañeras de clase en la secundaria."
Oh vaya, pues ahora sí que la recuerdo, pero no se parece en nada.
"¿Eras tú la que siempre iba con coleta y gafas?" pregunté.
"Esa misma." contesta con una sonrisa.
Ahora sí que no sabía que decir: la había reconocido, y yo no soy el tipo de persona que se pone a brincar y gritar cuando se encuentra a alguien así que... nos encontramos con un silencio incómodo. Aunque... no por mucho tiempo.
"Y... ¿qué haces por aquí?" Pregunta.
"Lo mismo digo. -sonrío- Vine de vacaciones, estoy dando un paseo por aquí."
"Pues yo vivo aquí, así que cuando quieras nos vemos. Solo en la mañana no, que tengo clases, ¿me prestas tu celular para anotar mis datos?" Dice con un sonrisa sincera, tierna y a la vez tímida.~~~
Después de encontrarme a mi vieja amiga Samantha, me invitó a un local de malteadas: «Dan's Milkshakes». El lugar estaba a diez minutos caminando de donde ella me encontró, así que puedo decir que ya se como llegar.
Samantha ordenó una de chocolate y yo, una de fresa. Estaban buenas, pero no eran las mejores, todo hay que decirlo. Después le dije que tenía que volver a casa -ya que estuvimos unas dos horas en las malteadas- y se ofreció a acompañarme. En el camino le explique como es que tenía una casa aquí, sin mucho detalle.
Una vez llegamos, entramos, fuimos a la sala de estar... y Richard estaba ahí dormido, en un sofá. Nos quedamos paradas, observando, hasta que Samantha preguntó, susurrando:
"¿Y él que es tuyo? ¿Y por qué está dormido en tu sofá?"
"Mi vecino... y no se que hace aquí."
"Está guapo."
"Si tú lo dices..."
"¡No me digas que no es verdad!"
"Shh, tranquila."
"Lo lamento. ¿No tienes algo de comida por aquí?" Pregunta Samantha.
"¿Alguien dijo comida?" -como por arte de magia, Richard había despertado.- Ah, hola Samantha." Saluda.
"Hola." Dice con un sonrisa, mientras yo proceso lo que acaba de ocurrir.
"¿Quieres decir que se conocen? ¿Por qué me preguntaste entonces que relación tenía con él?" Pregunto a ambos.
"Sólo quería saber si lo conocías..." dice Samantha, con la expresión de una niña pequeña recién regañada.
"Esta bien, esta bien. -le digo para que no se sienta mal- Y tú,-señalo a Richard con mi mano- ¿qué hacías en mi casa de nuevo?
"Pues yo quería hablar contigo, toqué la puerta como buen vecino que soy pero como no diste señales de vida, entré por una ventana. Al ver que no estabas, me senté a esperar a que llegaras y me quedé dormido. Fin."
"¿Ah sí? ¿Sabías que Samantha cree que eres guapo?" Digo volteando a verla.
Ella se ruborizó un poco y puso una cara de asombro.
"¡Eso no es verdad!" Dijo con una voz tan chillona que me recordó a Zoe.
"Tu rostro dice lo contrario." Digo con una sonrisa en mi rostro.
"Ya déjala Annie." Pide Richard a media risa.
"¡Al fin alguien me apoya!" Grita Samantha.
"Así que, del 1 al 10, ¿qué tan atractivo soy, Samantha?"
"Retiro lo dicho."
Richard y yo comenzamos a reír a carcajadas, mientas Samantha hacia puchero. Pero luego de unos instantes, se contagió de la risa y dejó la molestia a un lado.
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Víctima de Todos ©
Novela JuvenilEsa soy yo. La chica que no debería existir. La chica que debería ser de polvo. Mi nombre es Annie, tengo casi 18 años y curso bachillerato. Mi madre decía que al mal tiempo buena cara. Y eso hago yo, o al menos lo intento. Porque todo lo que es mal...