Alaia McCartney.
Bueno, antes de nada quiero que me conozcáis. Me llamo Alaia McCartney, tengo diecisiete años, soy de Seattle y vivo con mi madre y mi horroroso hermano Matheo, y, oh, casi se me olvida, también vivo con Roy, que es mi queridísimo perro, aunque yo lo llamo mi bebé, a pesar de que sea un pastor alemán enorme y puede que incluso sea más alto que yo, si en fin... creo que no hay nada más para contar, y si lo hay no lo recuerdo así que bueno, empecemos...
____Me encontraba caminando hacia el instituto con mi hermano mientras que él me contaba lo mal que hacía en no hablarle a mamá, pero claro, por más que Matheo hablara yo no lo escuchaba, y no porque no le estuviera dando importancia a su conversación(aunque en realidad un poquito si que era por eso) sino porque llevaba los auriculares puestos. Mi mamá nada más que sabe estar pendiente de mi y de mis cosas, y lo que ella no entiende es que al igual que ella cuando tenía mi edad quería tener su espacio, yo también quiero el mío, pero por más que le diga eso, ella siempre pondrá la excusa de "Cuando yo tenía tu edad las cosas eran muy distintas, la juventud de hoy en día está perdida".
Visto lo visto, Matheo se dio cuenta de que no lo escuchaba, así que chasqueó sus dedos en frente de mis ojos haciendo que me quitara los auriculares.
- Hey, ¿Me estas escuchando? - Me dijo mi hermano, y entonces vi aparecer a mi amiga, Carla, la cuál se acercaba a mi.
- No, déjame en paz.- Dije rodando los ojos y me acerqué a Carla, la cuál parecía algo molesta.-¿Qué te ocurre? - Le pregunté a Carla mientras que ambas caminábamos hacia el aula de Ciencias, que era lo que nos tocaba.
- ¡Mi vida! ¡Eso me ocurre! ¡No entiendo porque todo me pasa a mi!-Contestó Carla y elevé una de mis delgadas cejas.- Mi móvil se a roto.- Me dijo ella curvando su labio inferior.Sí, lo sé, no hace falta que lo digáis, es un poquito dramática, un poquito bastante.
- Te compras otro y ya.- Dije entre risas y una vez dentro del aula, ahí se encontraban ya todos.
Todas las clases transcurrieron normalmente, y al fin finalizaron, así que me fui de vuelta a casa junto con mi hermano. Me encontré a mi madre hablando por teléfono y se acercó a Matheo y a mi haciéndonos una señal con la mano para que esperemos a que ella terminara de hablar, y eso mismo hicimos. Una vez que ella ya terminó de hablar se le veía muy contenta.
- Tengo unas noticias excelentes. - Nos dijo mi mamá y Matheo y yo nos miramos con confusión. - ¡Me han dado el trabajo! - En cuanto dijo eso sentí mucha alegría por ella, llevaba detrás de ese trabajo mucho tiempo. El trabajo es de secretaria para el jefe de alguna empresa, en el cuál te pagan muy bien.
- Que bien mamá, me alegro mucho por ti.- Le dijo Matheo.
- Si, y ahora otra noticia. Veréis, me han ofrecido ser la secretaria de un tal Sr.Kennedy, en una empresa de astroturismo, en Boston, y me han dicho que si quiero el trabajo tengo que estar ahí todos los días, así que chicos, ¡nos mudamos a Boston!- Dijo mi madre alegre.En cuanto dijo que nos íbamos a mudar sentí como si un montón de rocas hubiesen caído sobre mi. Nunca he salido de Seattle, y tampoco quiero hacerlo.
- ¿Mudarnos a Boston? ¿Estás hablando en serio? - Le dije a mi madre intentando no parecer demasiado molesta.
Sinceramente, no sé porque le pregunté eso, pues ya sabía muy bien que su respuesta iba a ser un si. Mi madre es igual que yo, o puede que incluso peor, cuando se le mete alguna idea en la cabeza, no hay persona que se la quite.- Si, ¿Porqué no? Alaia, llevo buscando ese trabajo demasiado tiempo, y si nos mudamos no lo hago por gusto, sino por necesidad. Y además, creo que nos vendrá bien cambiar de aire, conocer gente nueva, ver sitios que jamás hayamos visto... - Me dijo mi madre aún con una sonrisa en la cara.
-¿Y cuándo nos mudamos?- Le preguntó Matheo.
- ¡Mañana a primera hora nos vamos! - Respondió mi madre feliz, y una vez más sentí como otro montón de rocas caían sobre mi.
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ℐ𝓃ℯ𝒻𝒶𝒷𝓁ℯ.
RomanceNos quedamos dormidos en un mundo y despertamos en otro. Así de impredecible es la vida... A veces pasa lo que no esperas, y esperas lo que no pasa. El mundo sigue su curso, aunque a veces no sea lo que queramos, pero que raro que al final de todo...