Daniel Kennedy.
Alaia me hacía estar en las nubes, y por un momento quise ir a más, pero sentí como si me dieran una patada en el estómago en cuanto ella impidió que yo llegara a más. No me iba a enfadar con ella ni nada, no la quería obligar a nada que ella no quisiera, a pesar de que moría de ganas, claro está. Pero un no, es un no.
– Yo... Lo siento.– Le dije levantándome de la cama. No sabía que decir, creía que era el momento perfecto, y tampoco es que estuviésemos haciendo algo malo o fuera de lo normal.
– No, no... – Dijo ella levantándose. – No hace falta que te disculpes. Es que... Mi madre o mi hermano pueden llegar en cualquier momento, y no creo que sea el momento. – Me explicó esta, y sentí algo de alivio, ya que esa era una razón coherente de la cuál yo no había sido consciente, pero aún así estaba algo avergonzado.
– Ya... Yo no se en que estaba pensando.– Dije soltando una risa nerviosa. – Pero en fin, creo que se ha echo muy tarde, así que me voy ya, ¿vale? – Le dije mientras que metía mis manos en los bolsillos de mi pantalón.
– Eh... Claro. – Me dijo esta.
– Mañana nos vemos en el instituto. – Le dije y le di un beso en la mejilla.– Buenas noches, hasta mañana.– Le dije para después dar media vuelta y asomarme a la ventana para ver si estaban su madre o su hermano.
– Daniel. – Me llamó Alaia haciendo que me girara.– ¿Te has enfadado? – Me preguntó casi en un susurro y sonreí.
– ¡Claro que no tonta! – Dije soltando una risa y me acerqué a ella para así darle un abrazo, y después comenzar a besarla, y después de hacerlo sonreí al ver que ella tenía una sonrisa en su rostro.
– Mucho mejor.– Dijo ella dejando escapar una risa.
– Bueno, ahora si, me voy.– Le dije para después bajar junto a ella hasta el salón y abrir la puerta de su casa.
– Buenas noches, hasta mañana.– Me dijo ella en forma de despedida, y después de darle una vez más un beso en la mejilla me fui para así luego dirigirme hacia mi casa con mi coche.
(...)
Alaia McCartney.
Y vuelta a las clases... Me encontraba buscando a mi tutor, el profesor Dereck Ross, hasta que lo encontré en la clase de primer año escribiendo algo en un papel sobre la mesa.
– Sr. Ross, disculpa, ¿puedo entrar? – Le pregunté después de haber llamado a la puerta.
– Sí, claro, pasa.– Me dijo este, y me acerqué a él.
– Finalmente me decidí, y quiero entrar a las clases de optativa de música y canto. – Le informé mientras que le mostraba los papeles rellenados y firmados que él mismo me entregó nada más entrar en el instituto. – Sé que me he tardado bastante, y sino puedo entrar ahora no hay problema.
– No, no, no... No te preocupes, hay poca gente en esa clase, así que no hay problema. Ya estas dentro.– Me dijo este soltando una risa.– Es más, la profesora Mary los otros días me habló de ti.
– ¿En serio?– Le pregunté con confusión.
– Sí, dice que uno de sus alumnos le habló de ti y que le gustaría tenerte en sus clases, así que se alegrara mucho cuando te vea. – Me dijo el profesor y sonreí. – Bueno, aquí tienes.– Dijo entregándome un papel el cual era un horario.– Esas son las horas en las que tendrás que acudir a las clases, la próxima es hoy a penúltima hora.
– Perfecto. Muchas gracias, hasta ahora.– Le dije antes de irme y cuando salí del aula, me topé con Miranda y Emma.– Hey, chicas.– Las saludé.
– ¡Hola! – Me saludaron estas y las tres caminamos hacia la siguiente clase, que era matemáticas avanzadas. En el aula ya se encontraban todos, habíamos llegado tarde, y para colmo estaba una profesora que me caía fatal, la profesora Rouse. Esta nos pidió que le explicáramos el porque habíamos entrado tarde.
– Ambas estábamos juntas.– Dijo Emma señalándose a ella y a Miranda.– Y hemos llegado tarde porque hemos ido a entregarle a la Sra.Smith un trabajo que teníamos las dos pendiente. – Le explicó esta y después de que la profesora les diera permiso para sentarse me miró a mí esperando una explicación.
– Yo he ido a entregarle la matrícula de las clases optativas al Sr.Ross. – Le dije mientras que esta se colocaba sus gafas de vista y comenzar a leer unos papeles.
¿Acaso me estaba escuchando?
– ¿No crees que es algo tarde para eso? – Me preguntó sin quiera mirarme.
– Sí, lo sé, pero el Sr.Ross dice que no hay problema, es más ya estoy matriculada. – Le dije para después hacer una mueca.
– En fin, puedes sentarte.– Me dijo y después de ello, me senté en mi sitio de siempre.
La clase comenzó, y no se porqué, pero estaba distraída, no era capaz de concentrarme, y cuando terminó, todos se pusieron a hablar o a salir fuera del aula, en cambio yo, seguí copiando en mi cuaderno lo que los demás ya tenían, debido a mi falta de concentración había tardado más en copiar.
– Supongo que luego nos veremos en la clase optativa.– Dijo alguien haciendo que dejara de copiar y alzara mi vista para así mirar a la cara a la persona que me había hablado, y vi que esa persona era Jordan. Le sonreí y comencé a guardar mis cosas.
– Exacto. Al fin me he decidido...– Le dije mientras que cerraba todos los libros y cuadernos que había sobre la mesa.– Una pregunta, ¿fuiste tú quién le habló a la profesora Mary sobre mí? – Le pregunté.
– Sí.– Me contestó este mientras que soltaba una pequeña risa.– Era una pena que no le sacaras provecho a un talento como el tuyo, y pues quise hacérselo saber para que supiera que la mejor que hay en el instituto, no estaba entre nosotros. – Me contó Jordan y comencé a reír.– En serio, todos los que saben cantar están en la clase, y tú eres mucho mejor que todos nosotros.
– Seguro que exageras. – Le dije mientras que sonreía y una vez que había terminado de guardar mis cosas, las cargué entre mis brazos.
– Te aseguro que no.– Me dijo Jordan con una sonrisa y a la vez negaba con la cabeza.– Bueno, ahora me tengo que ir, nos vemos. – Me dijo él, y después de despedirnos, justo cuando Jordan se apartó, logré ver que en frente de mí se encontraba Daniel mirándome.
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ℐ𝓃ℯ𝒻𝒶𝒷𝓁ℯ.
RomanceNos quedamos dormidos en un mundo y despertamos en otro. Así de impredecible es la vida... A veces pasa lo que no esperas, y esperas lo que no pasa. El mundo sigue su curso, aunque a veces no sea lo que queramos, pero que raro que al final de todo...