Alaia McCartney.
Apenas pasaron unos minutos hablando con él y ya me sentía tan cómoda...
– Nunca creí que esto pasaría...– Dijo Daniel así de pronto cambiando totalmente de tema. Nos encontrábamos hablando de cosas que habíamos echo a lo largo de nuestras vidas, tipo momentos divertidos o vergonzosos, y de pronto él dijo eso...
–Ya. – Dije con una sonrisa y solté una risa.
– Es muy típico decir esto, pero en serio que desde el primer día en que te vi me gustaste.– Dijo Daniel sonriendo.
Me sentía como en las nubes. No podía creérmelo. Yo, y Daniel Kennedy juntos. Ayer no dejaba de pensar en la amistad tan bonita que teníamos antes de todo esto, y sigo sin dejar de darle vueltas al asunto. Si nuestra relación no sale bien, ¿qué pasara? ¿qué será de nosotros? No podríamos estar igual por más que ambos quisiéramos.
– Hagamos una cosa, ¿vale? – Le dije mientras que me incorporaba y me colocaba de rodillas para así quedar en frente de él. – Quiero que me lo digas tú, porque sino no dejaré de darle vueltas.
– ¿Qué pasa? – Me preguntó él mientras que me miraba.
– Pase lo que pase, ¿seguiremos siendo amigos? – Le pregunté.
– ¿A qué te refieres?
– A que si esto de nosotros sale mal, ¿qué pasará? ¿seguiremos siendo amigos o haremos como si somos dos completos desconocidos?
– A ver, eso es algo que no te puedo decir. Alaia yo quiero ser tu novio, tu amigo, y todo lo que haga falta... Y no debes de pensar en lo que pueda pasar si quizás no nos va bien, quédate con que ahora mismo estamos los dos genial, y haré todo lo que pueda para que eso sea siempre así, pero si llega a cambiar, yo pondré todo mi empeño para que volvamos a estar bien, ya sea como novios o amigos.– Me dijo Daniel mientras que yo lo escuchaba atentamente a la vez que sonreía oír sus palabras.
– ¿Me lo prometes? – Dije con una sonrisa, y él sonrió.
– Te lo prometo.– Me dijo este para después agarrarme por la cintura y empujar suavemente mi cuerpo hasta él, de forma que mi torso quedó encima de su costado, y mis piernas sobre el césped. Unimos nuestros labios, y comencemos a besarnos.
Quizás era la situación, quizás era porque me gustaba mucho, quizás era porque era mi primer novio de verdad o que se yo... Pero realmente me volvía loca. Jamás sentí algo así, nunca se me erizaba la piel de tan solo rozar los labios de alguien o de sentir una mirada sobre mí, y no se porqué, pero me sentía más segura que nunca, y pase lo que pase, Daniel Kennedy iba a marcar un antes y un después en mi vida...
(...)
La semana en Roma pasó. Fue increíble, de la mano de Daniel todo era maravilloso... Hicimos una cantidad de cosas increíbles, participamos en una obra benéfica para niños pobres, visitamos todos los museos de Roma, el coliseo...
Ya habíamos bajado del avión, y en el aeropuerto se encontraban todos los familiares de mis compañeros de clase esperándonos, incluyendo a mi madre y a Matheo, el cuál tenía un nuevo look. Este llevaba el pelo más largo, con esos rizos que lo hacen aún más adorable.
Dios, ¿en serio he dicho yo eso?
En fin, el caso, que se había pelado y ahora lo llevaba muchísimo más corto de los lados. íbamos todos juntos, y todos reíamos y estábamos de lo más contentos, pero noté que Daniel no, así que lo miré con preocupación.
– Hey... ¿Estás bien? – Le pregunté pretendiendo que nadie me escuchara. Daniel asintió mientras que sonreía de forma forzada. No quise insistirle, puesto que soy muy pesada si me pongo en ese plan, así que simplemente le sonreí.– Esta bien... Bueno, pues adiós.– Le dije despidiéndome de él. Obvio que me hubiese gustado despedirme de otra forma.
Comernos la boca aquí delante de todos, por ejemplo... Esa hubiese sido una buena despedida.
Peeeero no.
Él se despidió con otro adiós, acompañado de una hermosa sonrisa. Caminé hacia otro lado para así dirigirme hacia donde se encontraba mi madre junto con Matheo. Estos estaban sonrientes, y nada más llegar hasta ellos, ambos me dieron un abrazo, mi madre con más ilusión que Matheo claro está. Este estaba algo nervioso...
Después de un interrogatorio de parte de mi madre preguntándome que qué tal me había ido, si me había divertido, que me había parecido Verona... Tuve que responder a todas y cada una de sus preguntas, y después de hacerlo, nos fuimos a mi casa en el coche de Matheo y cuando ambos nos encontrábamos atrás en el maletero sacando mis cosas, mientras que mi madre había ido a comprar algo para la merienda en una tienda que había en frente de nuestra casa.
– Alaia... Necesito tu ayuda.– Me dijo Matheo.
Ajá! Sabía que algo sucedía, estaba demasiado cariñoso, todavía no me había insultado o pegado.
– ¿Qué quieres? – Le pregunté mientras que dejaba una de las maletas en el suelo.
– ¿Recuerdas eso de la chica esta con la que estoy saliendo y tal? – Me preguntó él.
– Theo, hablamos muy poco. Sé que tenías una novia, pero nada más. – Dije soltando una risa.
– Si, bueno... Pues verás te resumo un poco; estuve con ella unos meses, pero luego nos dejamos porque yo no quería estar tan comprometido, ella quería que yo conociera a sus padres, ella a mamá... Y en fin, ahora hemos vuelto, y quiere conocer a mamá, y a ver, eso no sería ningún problema, pero ya conoces a mamá...– Me dijo este con algo de nervios.
Mi madre es una persona maravillosa, pero suele ser algo entrometida y directa, y mi hermano y yo ya estamos acostumbrados a que intente controlarlo todo, pero las personas que no la conocen pues no...
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ℐ𝓃ℯ𝒻𝒶𝒷𝓁ℯ.
عاطفيةNos quedamos dormidos en un mundo y despertamos en otro. Así de impredecible es la vida... A veces pasa lo que no esperas, y esperas lo que no pasa. El mundo sigue su curso, aunque a veces no sea lo que queramos, pero que raro que al final de todo...