Alaia McCartney.
Los rayos de sol que atravesaban mi ventana se posaron sobre mis ojos haciendo que estos se fueran abriendo poco a poco, lo primero que hice fue mirar la hora, vi que era temprano, pero tengo esa rara manía de que una vez que me duermo, me cuesta bastante volver a hacerlo, así que me levanté de la cama, y después de hacer mi rutina diaria por las mañanas, bajé las escaleras y vi a mi madre dentro de la cocina preparando un desayuno muy completo, llevababa bastante tiempo sin ver a mi madre tan tranquila haciendo algo tan común como el desayuno.
— Vaya, veo que has dormido bien...— Le dije sonriente y ella me acercó un plato que había lleno de pan tostado, le negué el plato, y agarré otro que había con frutas echas a trocitos pequeños. Cogí un tenedor y comencé a comer y de vez en cuando le daba un par de sorbos a un zumo de naranja natural que mi mamá me acababa de preparar.Desayunamos las dos solas mientras que hablábamos, Matheo casi siempre se suele despertar más tarde que nosotras, así que por esa razón no estaba ahí con mi madre y conmigo.
El rato pasó con total normalidad, Matheo había salido, y me imaginaba con quien estaba, y mi mamá había ido a como suele decir ella arreglar asuntos, así que me encontraba sola sentada en mi sofá esperando a Emma, la cuál había quedado conmigo en mi casa para prepararnos para la fiesta juntas, después de esperarla un par de minutos más mientras que yo veía la televisión, al fin sonó el timbre, y supuse que era Emma la que estaría tras esa puerta, y cuando la abrí, así fue. Ella entró dentro y vi que estaba cargada de bolsas.
— ¿Y esas bolsas? — Le pregunté mientras que cerraba la puerta.
— Aquí traigo mi ropa, por cierto, ¿Le has preguntado a tu madre eso que te dije? — Me preguntó ella y asenti.
— Si, dice que no hay ningún problema.Emma me preguntó esta mañana si se podía quedar hoy en mi casa a dormir, porque su madre hoy les iba a presentar a ella y a sus hermanos a su nuevo novio, y según ella no quiere estar ahí con ellos.
— ¿Qué tal Bruce? — Le pregunté. Bruce es el nuevo novio de su madre.
— Me cae fatal. — Dijo ella entre risas.— Es que no se, creo que mi madre ya a tenido tantos que ya ninguno me puede caer bien...
— Pero a lo mejor pue... — Quise terminar mi frase con puede caerte bien, pero ella me interrumpió.
— No Alaia, no me puede caer bien, y no me va a caer bien... y ahora quiero dejar a un lado a ese tema para poder centrarme en lo guapa que tengo que ir hoy.— Dijo ella sonriente y sonreí.Subimos a mi habitación, y ella comenzó a ducharse, yo ya me había dado un baño antes de que ella viniera, así que yo comencé a planchar mi pelo para que se quedara totalmente liso, después de hacerlo, Emma ya acabó, y así que mientras que ella se rizaba el pelo, yo me pintaba las uñas de los pies, en las manos tenía las uñas de gel, así que por eso no me pinté esas. Cuando ambas terminemos, nos pusimos a maquillarnos, ella terminó de maquillarse más antes que yo, pues Emma sabía mucho mejor.
La noche se nos echó encima, y Daniel y Luke ya estaban abajo esperándome junto a Emma, que se había acabado y desgraciadamente con mi mamá.
No me quiero ni imaginar el tipo de conversación que estarán teniendo Luke y Daniel con mi mamá...
Al fin ya terminé, no estaba muy de acuerdo con mi maquillaje, pero preferí quedarme así y bajar ya. Bajé por las escaleras, y vi que Luke acababa de terminar de hablar por teléfono, Daniel estaba de espaldas a mi, y mi mamá le estaba acomodando el pelo a Emma.
— Que poquito has tardado...— Dijo Luke irónico mientras que reía y sonreí. Daniel se giró hasta quedar mirándome, bajé el resto de escalones que quedaban y me acerqué a Daniel. Emma y Luke se despidieron de mi mamá y salieron en dirección a un auto, y mientras que mi madre me decía piropos como que guapa estás o pareces una reina, Daniel se quedó aún conmigo dentro de mi casa. Después de que mi mamá se fuera dentro de la cocina, noté como Daniel me miraba.
— Estás hermosa, me sorprendiste McCartney. —Me dijo él mirándome con una sonrisa, y sonreí, pero esa sonrisa desapareció al ver que Daniel cambió a tener un rostro feliz, a tener uno prepcupado.— Es decir, sabía que ibas a estar hermosa, no me a sorprendido. — Dijo él y comencé a reír, estaba realmente preocupado por esa estupidez.— Ósea si, si que me has sorpendido... o no, a ver, lo que quiero decir es que tú siempre estás hermosa, así que ya sabía que... — Él quiso seguir hablando, pero esta conversación no iba a llegar a ninguna parte, así que lo interrumpí.
— Daniel, Daniel... — Le dije y él a escuchar que hablé, al fin se calló.— Esta bien, tranquilo te he entendido perfectamente a la primera. — Le dije entre risas.Nos subimos al auto el cuál lo llevaba Louis, el hermano de Luke. Cuando finalmente lleguemos, pude asegurarme de que no me equivoqué cuando le dije ayer a mi mamá que la fiesta será en cualquier local grande. Entremos dentro de este y esa incomodidad de la que me temía sentir, llegó a mi. Un grupo de chicos y chicas de más o menos mi edad se acercaron a Luke, Daniel, Louis y Emma para saludarse entre ellos mientras que yo di un paso hacia atrás quedando detrás de Daniel y puse mi vista hacia un lado con la cabeza hacia abajo. Pude sentir como mis mejillas ardían detanta vergüenza, no se porque, pero me sentía como un pez fuera del agua. De pronto noté como una mano agarraba la mía, y cuando levanté mi vista me topé con los ojos verdes de Daniel, pues él fue quien sujetó mi mano. Ahora dejé a un lado la incomodidad para pasar al nerviosismo, y para no poner mis mejillas más rojas, desvíe mi mirada.
—¿Estás bien? — Me preguntó el cogiendome sin hacerme daño del mentón y hacer que quedara cara a cara con él.
— Si.— Le respondí después de tragar saliva.
— Ven.— Me dijo él sonriente y nos acerquemos a la barra. Daniel pidió dos bebidas alcohólicas y antes de que el camarero nos las sirviera coloqué mi mano en su brazo para así llamar su atención, pues la música sonaba muy fuerte y había mucha gente.
— Daniel, no, yo no bebo.— Le informé para que así no pidiera esa bebida para mi.
— ¿Nunca has bebido? — Me preguntó él con cierta confusión.
— Si, pero las pocas veces que lo he echo a sido con gente de mi confianza, y como ya te he dicho varias veces aquí no conozco a nadie.— Le respondí.
— Y como ya te he dicho varias veces con me conozcas a mi sobra y basta.— Me dijo él con una sonrisa.
— En serio, no quiero beber, gracias pero no.— Insistí y afortunadamente Daniel le dijo al camarero que no las pusiera.
ESTÁS LEYENDO
ℐ𝓃ℯ𝒻𝒶𝒷𝓁ℯ.
RomanceNos quedamos dormidos en un mundo y despertamos en otro. Así de impredecible es la vida... A veces pasa lo que no esperas, y esperas lo que no pasa. El mundo sigue su curso, aunque a veces no sea lo que queramos, pero que raro que al final de todo...