35#Tú te vienes conmigo.

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Alaia McCartney.

Llegó la hora. Me encontraba en mi habitación mirándome cada segundo en el espejo para ver qué tal estaba, por más que Daniel me repetía una y otra vez que no debía de estar nerviosa, no dejaba de estarlo...

Después de haber estado en el centro comercial, mis amigas me soltaron en mi casa para que yo pudiese arreglarme para la cena que habían preparado la familia de Daniel. No era una cena formal ni nada por el estilo, así que mi vestimenta no era nada fuera de lo normal, llevaba una falda vaquera en un tono oscuro y un top en color azul celeste el cual iba atado detrás del cuello y dejaba mi espalda casi al descubierto.

Hice rizos en las puntas de mi cabello haciendo que este tomara una forma ondulada.

Me llegó un mensaje de Daniel, el cuál decía que ya estaba llegando a mi casa. Después de responder a su mensaje con un vale, bajé al salón para así esperar a Daniel en el jardín, y justo cuando iba a abrir la puerta, una voz mencionando mi nombre me interrumpió proceder.

— ¿Dónde crees que vas? — Dijo mi padre a mis espaldas.
—¿Perdona? — Dije soltando una pequeña risa de indignación mientras que daba media vuelta para así quedar cara a cara con él.
— A estas horas no se sale. Ya vamos a cenar. — Me dijo él.
— Mira Logan, no te tengo porque dar explicaciones, y ya sabes muy bien porque, pero en fin, me voy a cenar con Daniel, mi novio. —Dije y volví a girarme para así abrir la puerta, pero nuevamente, y esta vez pude hacerlo, pero no pude salir, ya que él me agarró del brazo bruscamente y me apartó de la puerta para que yo no pudiese salir.

—¡He dicho que no se sale! Y la primera y la última vez que me hablas como si soy un amigo o algo así. Soy tu padre. — Dijo en un tono elevado, y por sus rostro tenso, supe que lo había hecho enfadar.

Cosa que me daba igual.

— Oh... Claro. —Dije riéndome. — Se me olvidaba eres mi padre, ese padre que nos abandonó, ese padre que nos dejó en la ruina, que maltrataba a mi madre, que era un alcohólico y un drogado... Tienes razón, se me había olvidado, lo siento. — Dije con ironía, y al igual que él yo también alcé la voz, y en un tono mucho más elevado.

— ¡Eres una niña malcriada y una puta igual que tu madre! ¡Cuando digo que no es que no! — Dijo este gritando mientras que caminaba hacia mí, haciendo que yo caminara hacia atrás para que él quedase lejos de mí. Vi como levantaba su mano, y todo indicaba a que me iba a golpear.

No sé qué me pasó, pero me sentía paralizada en ese momento, jamás permitiría que me pegara y yo quedarme quieta, pero lo hice, estaba ahí ocultando mi rostro esperando a que su mano hiciese contacto con mi mejilla, y justo cuando creía que iba a llegar ese momento sentí como mi corazón se paró por un segundo al oír la voz de Daniel.

— Ni te atrevas. — Dijo Daniel agarrando la mano de mi padre. Alcé mi vista y vi que ambos tenían sus ojos llenos de furia. Daniel nunca me lo había dicho, pero se puede ver perfectamente que odia a mi padre, al igual que mi padre lo odia a él.

Daniel soltó de forma brusca la mano de mi padre, y estos quedaron cara a cara mirándose el uno al otro.
— Vete Daniel... — Dije entre lágrimas casi en un susurro. No pensaba que esto terminase así, pero prefería irme a mi habitación y que él se fuese a su casa, esto podría llegar a más y no estaba dispuesta a verlo.

—No. — Dijo él con firmeza. —Tú te vienes conmigo.
— Mi hija no va a ningún sitio. — Habló esta vez mi padre.
— ¡Tú no tienes ningún derecho sobre tu hija! — Gritó Daniel para después agarrar mi mano. — Y no quiero que esto se vuelva a repetir. — Le dijo Daniel a mi padre mientras que se acercaba más a él y lo miraba con odio.

Mi padre sorprendentemente agachó la cabeza, y después Daniel agarró él mi bolso mientras que aún sostenía mi mano y ambos salimos para dirigirnos hacia su coche. Una vez justo en frente, el se paró en frente mía mientras que aún sostenía mi mano, y con la otra acarició mi mejilla. 

— ¿Estás bien? — Preguntó mientras que me miraba con algo de tristeza en sus ojos.

— Sí. Gracias... — Dije cabizbaja. Me sentía vulnerable y débil, no es la primera discusión con mi padre, pero si la primera que intentó agredirme, cosa que jamás le perdonaré, el poco aprecio que le tenía, ha desaparecido al completo. Cuando me encontraba en mi casa con la cara escondida entre mis brazos se me pasó por la mente contarle todo a mamá y a Theo, pero mamá ya tiene bastante con el tema de mi abuela, y Theo ya lo odia demasiado, y estoy segura de que perdería el control. Él siempre esta con su novia Alice, había veces en las que ni siquiera venía a dormir, y todo por no aguantar a mi padre, y siempre que pueda, yo haré lo mismo.

—¿Aún quieres ir a mi casa a cenar? — Me preguntó Daniel tomando mi mentón para que mi rostro se alzara. Asentí con la cabeza en señal de afirmación cuando este lo soltó, y una pequeña sonrisa se formó en mis labios al sentir el contacto de sus labios sobre mi frente. Solté un pequeño suspiro y cerré por unos segundos mis ojos mientras que él daba ese beso en mi frente. Me hizo sentir protegida.

Nos subimos a su coche, y mientras que él me intentaba entretener para que así no pensara en lo sucedido, llegamos a su casa.

Ambos nos encontrábamos justo en frente de su casa, y sentí algo de nervios. Su padre me caía genial, y sé que yo a él también, sin embargo, en la vida había visto a su madre ni a sus hermanos.

El abrió el portón, y atravesamos un lindo jardín lleno de flores y una gran piscina a mi derecha, justo cuando quedaba un paso para entrar en la casa, él colocó su mano en mi cintura, y se acercó a mi oído.

— Por cierto, estás hermosa... — Me susurró haciendo que mi piel se erizara.

ℐ𝓃ℯ𝒻𝒶𝒷𝓁ℯ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora