Alaia McCartney.
Me encontraba sola en mi jardín con Roy dormido a mi lado, mientras que mi madre y Matheo estaban en el instituto entregando las matrículas. La única idea que me atraía de estar en ese instituto es que no tendré que estar en la misma clase de Matheo, ya que el se había apuntado a un FPB por las tardes, es decir a unas clases de Formación Profesional Básica.Tenía la cámara que me regaló el Sr.Kennedy en mis manos, pero no sabía que fotos sacar, yo tengo muchísimas fotos mías que están preciosas, pero claro, esas fotos me las echaban.
Creo que la fotografía no es lo mío.
Aún no la había estrenado, así que se me ocurrió la idea de darle uso y ver que podía fotografiar... agarré mis cosas y salí de casa con cuidado de que Roy no se despertara, ya que si lo hace se iría detrás de mi. Caminé sin saber donde iba, pero pretendiendo no perderme.
Caminé por la acera observando con atención todo lo que se me cruzaba, estuve mas de una hora caminando, y tan solo tomé fotos, sin que se dieran cuenta, de un niño pequeño en un parque alimentando a unas palomas, de un hombre que se encontraba cantando y tocando la guitarra en mitad de la calle y de un matrimonio de ancianos, los cuáles parecían estar bastante unidos.
Después de estar tanto tiempo andando, no encontré nada más, así que me senté en un banco mientras que miraba las tres fotos que había sacado, y entonces vi a un chico de más o menos mi edad que se encontraba hablando por teléfono mientras que reía. No se porque pero este llamó mi atención, era un chico moreno, alto y fuerte, juraría que ese chico es modelo o algo así. Me acerqué todo lo que pude a él y me escondí detrás de el tronco de un árbol y comencé a tomarle fotos. Le eché bastantes fotos y entonces vi que este comenzó a caminar. No pude resistir, así que lo seguí pretendiendo que él no me viera mientras que lo fotografiaba. .
Acabo de descubrir que la perfección existe.
Estuve bastante rato tomándole fotos sin parar, y cuando quise echarle un par más la cámara se trabó, se veía todo en negro.
Yo y mi suerte...
-Joder.-Dije casi en un susurro y me paré a intentar arreglarla, pero mi forma de arreglarla fue dándole golpes, así que creo que así no iría muy lejos... Me di cuenta de que no se había trabado, sino que la tapadera se le había puesto.
A veces me sorprende lo inteligente que puedo llegar a ser... (Si, sarcasmo)
Le quite la tapa y cuando quise volver a tomarle fotos, el chico ya no estaba.
-¿Qué?¿Dónde está?-Dije mientras que lo buscaba con la mirada.
-Detrás tuya princesa. -Dijo una voz masculina a mis espaldas, y intuí que esa voz venía del chico al que le estaba tomando fotos.¿Porqué últimamente todos me llaman princesa?
Me giré con cierta lentitud hasta finalmente quedar cara a cara con él, y no, no me equivoqué, era el chico de las fotos.
-¿Me buscabas?- Me preguntó él con una de sus cejas elevadas hacia arriba.No sabía que responderle, me sentía como si acabara de cometer un crimen. Me estaba mirando de una forma que, sinceramente, me acobardaba, pero lo peor es que esa mirada intimidante era jodidamente hermosa. Tenía unos ojos color verde claro que eran preciosos y sus largas y rizadas pestañas hacían que estos se vieran aún más lindos.
¡PARA ALAIA!
-Yo... Lo siento, tan sólo estaba tomando fotos. No era mi intención molestarte.-Le respondí con vergüenza.
-No me ha molestado, sólo me a parecido, no sé... Raro. -Dijo él encogiéndose de hombros.
Me había llamado rara. Genial.
-Digamos que no todos los días hay una chica escondida echándote fotos.- Dijo él y mientras que él soltaba una risa yo sentía como mis mejillas se iban poniendo cada vez más rojas.
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ℐ𝓃ℯ𝒻𝒶𝒷𝓁ℯ.
RomanceNos quedamos dormidos en un mundo y despertamos en otro. Así de impredecible es la vida... A veces pasa lo que no esperas, y esperas lo que no pasa. El mundo sigue su curso, aunque a veces no sea lo que queramos, pero que raro que al final de todo...