17. Eso es jugar sucio.

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—Alison... no puedo más...

Seguido de esas palabras sentí sus labios posicionarse en los míos, miles de sensaciones hermosas recorrieron mi cuerpo, me dejo llevar por lo especial del momento y coloco mis manos en su cuello para intensificar el beso, nuestros labios podían moverse con total libertad, no era una experta y eso a él no le importó. Su boca y la mía encajaban como piezas de un rompe cabezas al cual acaban de unir. No puedo explicar exactamente lo que sentí, solo sé que en ese momento se me olvidaron las tristezas, mis preocupaciones, todos los pesares, me olvidé completamente del mundo exterior, las palabras pasaron a segundo plano porque simplemente ninguno de los dos quería parar, sólo me concentraba en sentir los labios del chico que me gustaba, era un beso lento y apasionado, no me di cuenta cuando cerré mis ojos. Cabe destacar que muchísimas veces he leído como se sentían las chicas de los libros al dar su primer beso y realmente nunca me imaginé que fuese tan especial. Cuando de verdad te gusta una persona hasta el mínimo gesto te parece interesante e importante. Un beso que quizás para Lyan era ya una costumbre cosa que realmente no puedo decir si es cierta o no pero para mí esto era más que algo insignificante. Era mi primer beso el cual siempre soñé, realmente está llenando mis expectativas, lo mejor de todo es que fue con el chico que me gusta. Realmente no sé si sea el chico correcto o si después vaya a arrepentirme pero esta vez lo disfruté y lo repito, mi primer beso fue mejor a como lo imaginaba.

Nos separamos en busca de un poco de aire para ambos y lentamente abro los ojos y me encuentro con los de él, los más lindos, mirándome con más fuerza e incluso podría jurar que se ven un tanto más brillantes de lo que normalmente suelen tornarse. Me sonríe sin decir nada y yo le devuelvo el gesto, nos acomodamos en nuestros asientos para poder así llegar a la pastelería la cual no está muy lejos de donde nos encontramos. Me siento más segura aunque sé que debo pedirle disculpas por haber desconfiado de él cuando sólo quería tener un lindo gesto conmigo, siento su mano posarse encima de la mía y giro rápidamente mi cabeza hacia su dirección, me sonrojo al instante y él parece notarlo.

—¿Qué pasa pequeña?

—¡Oh! No es nada solo...

—No te preocupes, amo cuando tu cachetes se tornan rojos y quedas sin palabras.

—No estoy sonrojada, son ideas tuyas.

—Vamos, no puedes mentirme.

—Eres un idiota.

—Y así me quieres.

—Eso es jugar sucio.

—Sabes que amas que haga eso.

—Eres tan egocéntrico.

—Te quiero. —Esas simples palabras enviaron una serie de emociones inexplicables a mi cuerpo, hacía tiempo que no me sentía de esta forma; exactamente desde que papá murió, con la diferencia de que ahora son emociones positivas. No respondí más a lo que Lyan me acababa de decir, volteé a mirar a la ventana y me sentía feliz. Pronto se detuvo la camioneta y di por sentado que ya habíamos llegado, ambos bajamos del auto con una sonrisa en el rostro y entramos a la pastelería. Al llegar mamá sonrió ampliamente y no entendí el por qué.

—Hola Mami ¿cómo estás?

—Hola mi bella Alison ¿cómo te fue? ¿tuviste problemas?

—Me fue bien y no tuve problemas Mami.

—¿Viste a tu hermano en la salida?

—Sí, pero le dije que vendría hasta aquí con Lyan cosa que no fue de su agrado.

—Siempre tan celoso como su papá.

—Así es mamá. —En un momento volteo para mirar al lugar en donde se encontraba Lyan y me doy cuenta que ya no está, comienzo a buscarlo con la mirada y miro de nuevo a mamá la cual se encuentra con una gran sonrisa.

Visiblemente invisible. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora