35. Quiero amarte siempre

31 4 4
                                    

-Capítulo treinta y cinco-.

-Alison-.

∞∞∞

Pasaron dos horas desde que aquella noticia se hiciera pública y aún no se sabe nada de mamá. «Vida, ¿qué te pasa? Dame señales de que mi mamá está bien». Pienso y sólo me he dedicado a eso, a pensar durante las últimas dos horas, cerramos la pastelería luego de que Lyan terminara con los pedidos, nos vinimos a casa y aquí estamos, Mathias jugando y yo comiendo una pizza porque voy a morir de la preocupación. Dirán que parece que lo estoy festejando pero no, cuando estoy preocupada en vez de quitarseme el hambre, me da más. Las lágrimas han estado saliendo poco a poco y Lyan ha estado en cada momento, atento a todo, como siempre.

Me quedo dormida en el sofá de mi casa y como Lyan está aquí no me preocupo mucho por Mathias.

Al despertar me encuentro en mi habitación, me giro y como mi cama es matrimonial me encuentro a Mathias durmiendo con todas las piernas abiertas y yo en un ladito de la cama. Miro hasta la ventana y Lyan está acostado en el sillón que hay a su lado; pobresito. Lo más seguro es que tuvo que haberme traído hasta aquí, todo un caballero. Me levanto y lo despierto.

—Lyan, Lyan...

—Ratón. —Y él nada. Lo muevo nuevamente y abre levemente sus ojos y me sonríe.

—Hola preciosa. —Admito que su voz ronca es tan bella.

—Hola amor. Acuestate en la cama para que descanses. —Me da un beso en la frente y se acuesta con Mathias y poco después se queda dormido y le tomo una foto. Recuerdo de nuevo la noticia y tomo mi teléfono nuevamente, voy hasta el baño en donde me lavo varias veces la cara y la boca, me miro al espejo varias veces y mi cara de preocupación realmente no es normal. Reviso mi celular y son las -6:07pm-. No puede ser que nos hayamos quedado dormidos hasta tan tarde.
Escucho el timbre de la casa y salgo del cuarto. ¿Quién puede ser? Bajo hasta la puerta principal, la abro y veo a mi hermano mayor ahí... con los ojos hinchados. ¿Qué pasa?

—Hoola estúpido, regresaste ¿cómo estuvo el vuelo? ¿cómo te fue? ¿Dónde está mamá? —Él me abraza y yo le correspondo pero mi corazón comienza a latir fuertemente cuando él rompe su llanto y mi mente se dirige a mi mamá... no me digas que... no, no puede ser.

—Tyrone, ¿Qué mierda pasa? —Y estoy viviendo un deja vü en este momento, cuando se murió Carlos y Cony no sabía qué decir.

—Alison, es que...

—¿Qué pasa, Cony? —Y sin que él me lo diga... ya lo sé pues, algo le pasó a mi madre.

—¿Qué le pasó a mamá Tyrone? Habla.

—Alison, yo necesito que seas fuerte. Porque lo que te voy a decir no es fácil para nosotros, para ninguno en realidad. Y ahora es que más necesitamos estar unidos. ¿Dónde está Mathias?

—Tyrone, sin rodeos. Necesito saber qué pasa. Mathias está durmiendo. Yo me quedé dormida en el sofá y me desperté y estaba en mi habitación. Mathias a mi lado y Lyan dormido en el sofá de mi habitación.

—Okey, te lo diré. No sé si habrás escuchado laa noticias pero un vuelo estrelló y sí, era el de mamá —Hace una pausa y solloza un poco—, en el aeropuerto... me dijeron que no quedaron sobrevivientes... ¿Sabes lo que eso significa Alison? El amor de nuestras vidas se ha ido... se fue, Alison. ¿Quién le va a dar el amor de abuela a mi hijo o hija?

—No puedo con tanto. —Me fui corriendo al baño, sin poder si quiera retener mis lágrimas. La mayoría del tiempo cuando me pasaban cosas tan fuertes prefería irme y desahogar todo yo sóla. —Te quiero Tyrone, lo siento por no quedarme contigo—. ¿Les ha pasado que justamente con una noticia la vida se te puede caer en pedazos? Es como... no sabría bien cómo explicarlo pero es simplemente vacío. Unas pequeñas palabras y la mayoría de las cosas habían acabado. Desde ese momento no podía darle a nadie el poder de debilitarme. Un poder que tenían sólo las personas importantes de mi vida y de las cuales una de ellas ya no estaba. Es irónico pensar que la última vez que vería a mi mamá sería por vídeo llamada para informarle que habría decido hacer mi vida con la persona que quiero pero yo quería que ella estuviese ahí en todo momento. Que me tomara de la mano y dijera: «Todo va a estar bien, yo estaré aquí». Como siempre había sido. ¿Se dan cuenta que millones de veces le damos importancia a pequeñas cosas, nos preocupamos por tonterias que no vamos a llevarnos a la tumba. Creemos que las cosas materiales nos harán felices y al final... no, nada de eso te hace feliz. Son esos pequeños momentos los que hacen que tu vida valga un millón. Mi mamá había desaparecido, había muerto... se había ido como esa estrella fugaz que recorre todo muy rápido y luego desaparece. En ese trayecto vivió como nunca nadie pudo imaginarselo, como ningún otro pensaría que se podía disfrutar. Primero mi papá, ese fue mi héroe y ahora mamá; no hay cómo pagar, no hay dinero ni cosas materiales que paguen si quiera una mínina parte de todo lo que nuestros padres nos dan. Nos la pasamos quejandonos, y no pensamos que ellos nos dan todo lo que tienen y pueden.

Visiblemente invisible. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora