Hola, ¿Qué tal?

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Cuando llegué a mi destino, me sentí tan nervioso... Pero emocionado.
Estoy en un publo que no conozco, pero el cuál espero poder adaptarme.

Santa Cecilia, se vé demaciado rural. Se siente genial dejar de lado la Robótica, la tecnología, por unos días, hay tranquilidad.

Hoy es 30 de Octubre, y me pregunto que encontraré aquí.

Después de encontrar un lugar dónde quedarme, dí un paseo por el pueblo, habían muchos colores, la cultura de este lugar es mejor de lo que creía.

Mientras caminaba mi vista se fijó en algo lleno de color, vida, era simplemente hermoso. "Alebrijes" son unas maravillas, las pequeñas figuras me enamoraron de la nada.
Fué ahí cuando me dí cuenta de que hacer una criatura de cartón, debe ser más sencillo que hacer un gran proyecto de robótica.

Cuando decidí llevar algunos a San Fransokyo, pensé en mis amigos, todos los que elegí, son de los colores de mis amigos.
Rosa para Honey Lemon
Verde para Wasabi
Azul para Fred
Amarillo para GoGo
Y uno violeta para Tìa Cass.
Para mí, me agradó uno rojo, era precioso con sus colores alegres y vibrantes.

Luego visité más lugares, uno de ellos era "La plaza del Mariachi" eran lugares sencillos por lo que me entusiasmaba aún más.

—Si miran por aquí verán, uno de los tesoros de Santa Cecilia, el hogar del compositor Héctor Rivera, quién escribió canciones muy queridas por muchos.

Ví como una guía de turistas se acercaba a un lugar..."Familia de Zapateros Rivera"
Caminé hasta allí, quería matar mi curiosidad, y veía cartas, bastante antiguas, si puedo juzgar, cada una estaba enmarcada. Y en medio, una guitarra increíble.

—¡Dante! Espera.

Un gritó me hizo saltar, volteé y descubrí un perro, sin pelaje, y una lengua larga.

—H-Hey.—el perro, simpático, se dirigió a mí, en un momento me encariñe con él.—Hola chico.—le saludé recibiendo de vuelta su lengua sobre mi cara, me lamió.

—Ay, eh lo siento.—un chico de piel morena se acercó.

—Descuida, ¿es tuyo?

—Eh, si, es Dante, Un muy buen amigo.

Una vez que pude librarme de la lengua del perro, me levanté para ver mejor al chico.

—Eh....soy Hiro.—dije para tener un tema del cuál hablar.

—Soy Miguel.—sonrió.—No pareces de por aquí, ¿de dónde eres?.

—San Fransokyo, está muy lejos de aquí. Pero me encanta Santa Cecilia, todo lo que veo me gusta.

—En ese caso, bienvenido.—sonrió y miró detrás de mí.—Ven Dante.

Dante se colocó a un lado de Miguel y me miró.

—Si quieres puedo enseñarte más.

—¿Qué tanto más?

—Puede parecer pequeño, pero aquí hay mucho que conocer.

—¿Cómo ésto?—volteé y volví a mirar las cartas antiguas enmarcadas.—Son canciones ¿no?

—Si, las escribió mi Tatarabuelo.

—¿En serio? ¡Genial!—sonreí.—Mm...¿Y la zapatería?—pregunté.

—Bueno, una larga historia..—rió.—Ven, te mostraré.

Me pase la tarde así con este chico, Miguel Rivera, es dos años menor que yo, pero a pesar de eso, tiene una personalidad única.
Miguel para mí es una maravilla más de este pueblo.

Un Héroe MusicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora