Un Héroe Musical

Uno...

Ya pasada la semana, Hiro y el resto de la familia celebrarían el cumpleaños de Miguel, y resultaba ser algo especial, ya que después de eso Miguel viajaría a San Fransokyo con Hiro, y eso era un gran paso.

-Ten cuidado con eso Coco.-Luisa trataba de controlar a la niña mientras el resto decoraba.

-Un poco más a la derecha, no, un poco al otro lado Abel.

-Ya decídete Rosa.

-Oigan, no deberían pelear tanto.

-Bueno, ten una hermana como Rosa, y me entenderás Hiro.

-La verdad, no puedo entenderte, porque no tengo hermanos menores, yo era el menor.

-¿Y Miguel no era como tú hermano?

-Ah... Pues Migue... Ay, Rosa no deberías preguntar por esas cosas, tu y Abel terminen aquí.

-Bueno, pero no te enojes, que mal humor.

-Lo tomo como cumplido, gracias.

***

Miguel se quedó en su habitación, si bien la fiesta no era sorpresa, le obligaban estár ahí adentro. Solo para que no saliera. Con su guitarra se quedaba ahí, casi abandonado, aburrido y sin ganas de nada.
Para su suerte, Hiro había entrado a la habitación de Miguel.

-Te ves mal.-rió

-¿Qué esperas? Si no me dejas salir.

-No hasta que este todo listo.

-Te odio...

-Sí claro, lo que tu digas.

Hiro se acercó a Miguel, robó un beso de sus labios y volvió para abrir la puerta.

-¡No hagas eso!

-Já, como si te molestara.

-Si me molesta... Y-Y... Deja de burlarte.

-No lo haré, es demaciado gracioso como
para dejarlo.

Hiro salió y cerró la puerta, vió a Rosa y la detuvo para hablarle.

-Ah, Hiro, Abel y yo ya terminamos nuestra parte.

-Sí grandioso, oye Rosa... necesito un favor.

-¿Qué necesitas?

***

Cuando llegó la noche, todos ya estában dispuestos a celebrar el cumpleaños de Miguel fué muy divertido todo, el ambiente era el de siempre, alegre y lleno de emociones positivas, la mayoría de todo era perfecto, excepto por el hecho de que Hiro no estába en la celebración.
El muchacho estába en su habitación preparando una sorpresa para Hiro, que solo Rosa, Luisa y Enrique conocían. Hiro se sentía muy emocionado por ver el resultado final del regalo.

Aún así la falta de Hiro era notoria, Miguel comenzó a preguntarle a su prima dónde estába el chico, pero siempre respondía que no lo sabía, y lo mismo respondía Luisa.

Rosa cuando había terminado una tarea de la cocina, se escabulló a la habitación de Hiro, y cuando abrió la puerta no estába allí, a pesar de que la luz estaba encendida.
Luego pensó, y fué al taller, y ahí se encontraba, terminando su trabajo en el taller de la zapatería.

-¿Éste era tu mejor lugar para trabajar?

-La verdad sí, necesitaba una referencia para terminar.

-¿Estás listo? Miguel está preguntando mucho por tí.

-Sí, ya terminé, solo espero que le guste.