Un Héroe Musical

El Encuentro.

—No pueden ser así con él.

—Miguel, no entiendes el peligro que corriste.

—Mamá Imelda, no me estás apoyando, de verdad quiero estar con él.

—Sé que estoy en tu contra, y lo siento, pero no quiero ver que te hagas daño.

—Yo siempre estaré bien con Hiro.

—Imelda...No seas tan dura con él.

—Tu no entiendes Héctor, debo cuidar a mi familia.

—A ver, ¿Y tú crees que no me preocupo también como Tatarabuelo?

—Claro que sí pero-...—Imelda fué interrumpida por un ladrido de Dante, el cual iba siguiendo el camino que recorrió Hiro el escapar.

—¡Dante! ¡Quedate aquí amigo!—corrí para alcanzarlo pero fué inútil, comenzó a volar derrepente.—¡Dante!

~*-*-*-*-*-*~

—Lamento lo de tu amigo muchacho.—dijo Frida con lástima.

—No, en verdad Mamá Imelda tenía razón, nunca debí llegar a la vida de Miguel.

—Eso no es verdad, yo lo ví.

—¿Que cosa?

—Ese poder, tu y él, tienen mucho más para dar cuándo están juntos, eso es impresionante.

—Pero como...

—Créeme sé de lo que hablo, por ejemplo yo me casé, y mi marido era un idiota.

—Entonces...

—Jamás logramos llevarnos muy bien, no eramos un muy buen equipo que digamos.

—Tu esposo...¿Era un idiota?

—Pues claro es fácil de detectar.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo y Miguel?

—Que el muchacho artista no es idiota. Volverá por tí tarde o temprano.

—Claro que Miguel no es ldiota, él es muy listo.

Frida miró a Hiro, había dicho algo obvio, por eso no le dijo nada más, pero a pesar de eso, ella sabía que había algo más importante allí dentro.

—Segura que... Miguel... ¿Vendrá por mí?

—Segura, tan solo ten fé.

—Bueno, aunque suena algo infantil viendo de mí y puede que-...

El diálogo se interrumpió, un Guía Espiritual venía en dirección al chico.

—¿¡Dante!?—este aterrizó sobre el chico, lamiendo su cara.

—¿Que hace el Xoloescuincle aquí?

—Ah, no lo sé.—Hiro intentó levantarse.—¡Quieto Dante!

Dante se alejó de el chico y sollozó entre leves ladridos.

—Eh, ¿Que sucede amigo?—Hiro en un intento de acariciar la cabeza de Dante, este muerde la muñeca de su chaleco.—¡Dante!

El perro dejó su muñeca y tomo el cordón de sus zapatillas, jalandolo como si quisiera llevarlo a otro lado.

—Dante, ¡basta!; no puedo volver con él, entiéndelo amigo.

Dante pareció perder la paciencia, tomó a Hiro de su gorra y comenzó a volar, elevando al chico.

—¡D-Dante!

—¡Muchacho!—Frida se quedó sorprendida e inútil por no ayudar a Hiro.

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—Dante, es en serio, ¿Adónde quieres ir? Já Bueno, cómo si pudieras enten-...Oye no.¡Dante!.

Dante soltó a Hiro, y lo dejó caer, debajo de él había una especie de río, pero antes de caer, este fué rescatado con el abrazo de un extraño recién llegado.

—Oye, ¿estás bien? Esa caía pudo resultar ser muy fea.

—Yo, eh, si... lo siento y gracias... Ese Guía Espiritual es algo revoltoso.

—Ya lo creo.—el extraño dejó a Hiro frente a él, y su rostro se dejò vet.

No puede ser...

Ambos se miraron fijamente, sin dejar de mostrar una expresión algo sorprendida.

—¿Hiro?

—¿¡Tadashi!?

Ambas voces chocaron al mismo tiempo, la sorpresa era realmente grande y maravillosa a la vez.