Es muy temprano para estár en pié, al menos para mi gusto, pero si no lo hago ahora, no lo haré nunca, me conozco.
Hiro se levantó esa mañana, temprano a decir verdad, llevaba mucho tiempo planeando esa sorpresa, que esperaba que impresionara a un chico en especial.Al salir de su habitación se encontró con aquel compañero que aveces causa problemas.
—Dante, oye quiero que me hagas un favor.—Hiro acarició a Dante para calmarlo.—Debes estar callado, si no, no lograré hacer nada.
Dante se calmó, un poco.
—Me tengo que ir, pero no quiero que Miguel se de cuenta, no tratres de llamar mucho la atención, se que puedes hacerlo.—Hiro sonrió y Dante lamió su cara.— Ya, ya, cálmate, gracias amigo.
Después de eso Hiro se fué con una mochila, para no volver a la zapatería.
*~*~*~*~*~*
Miguel sacó su guitarra un rato, no la tocaba desde hace varios días, la extrañaba la verdad.
Ese día no debía cuidar a Coco, Luisa podía cuidar de ella durante todo el día, la zapatería no estaba tan llena de trabajo después de todo.No veo a Hiro desde ayer, no estuvo en el desayuno... Hasta Abuelita preguntó por él, pero no está, le pregunté a Rosa, entré a su habitación... Y nada.
Cuando terminó de afinar su instrumento, se relajó, trato de ya no pensar en algunas cosas, y comenzó a tocar suavemente, hasta que llegó Dante.
—Dante, ¿que pasa amigo?
Miguel estaba extrañado su compañero estaba muy alarmado, no suele ser así.—¿Dónde está Hiro? Él estába contigo... ¿No?
Preguntó Miguel con las esperanzas de que su pregunta fuera cierta.
Dante sollozó en ladridos, él después de la mañana no volvió a ver al muchacho nunca más, pero Dante no tenía voz para decirlo...
—Dante...
En un momento escuchó un ruido, muy flojito, pero que él pudo escuchar, al igual que Dante.—¿Qué es eso?
Miguel dejó su guitarra para acercarse a mirar detrás de unas cajas que tenían material para la zapatería, se asomó a mirar, y logró ver algo muy pequeño, de color negro, que también parecía tener brazos y piernas... O algo así.Un pequeño robot negro, de cara amarilla y gran sonrisa.
—¿Que eres tú?—Miguel comenzó a reír al verlo caminar tambaleando.—Me recuerdas a mi Hermanita.
Miguel se sentó en el piso y miraba al robot, y como este se acercaba más a él. En un momento el robotito sacó una flor y se la ofreció a Miguel, dejándose ver por completo esa amplia sonrisa.
—¿Para mí?—el chico no podía evitar el querer reír, y luego aceptó el regalo de la maquinita.—¿De dónde vienes tú amiguito?
Una vez que dijo eso, el robot se fué rápidamente de ahí, corriendo casi a velocidad luz.—¡Oye! ¿¡Adónde vas!?
La curiosidad de Miguel siempre fué muy grande, por eso no resistió ir detrás de la pequeña cosa.
Él solo corría intentando recordar por donde se iba, que direcciones tomaba para llegar con él, llegó tan lejos que Miguel se alejó mucho de Santa Cecilia, sin nisiquiera notarlo.—Ya no sé donde estoy... Sólo sé que muy lejos de casa.
Cuando Miguel comenzó a sentir algo de miedo, escuchó los ladridos de Dante, el perro iba siguiéndole el paso para no dejarlo solo.
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Un Héroe Musical
FanficHiro Hamada. Después de un año de ser héroes de la ciudad con sus compañeros, se comenzó a preguntar, ¿Por qué todo el tiempo le dicen que su hermano Tadashi siempre estará con él, mientras no lo olvide? Esta pregunta lo lleva a pensar si hay una po...