Hora de Regresar

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—M-Miguel...

—¿Él es Miguel?—preguntó Tadashi.

Pepita bajó, aterrizó y Miguel me abrazó apenas me vió.
Era un abrazo tierno, pero con un sentimiento, que no puedo decir... el poder con el que me abrazaba me llenaba de algo que no podía describir.

Mamá Imelda me miró al igual que Héctor. Pero ya no era esa mirada que me daba inseguridad o incluso hasta miedo, era una mirada... Familiar.

—¿Dante te dejó aquí? ¿Qué sucedió después de que te fuiste?

—Él... Realmente es un Guía Espiritual.—dije para luego voltear y mirar a mi hermano.—Me trajo hasta Tadashi.

—¿Encontrate a tu hermano?

Miguel, Mamá Imelda y Héctor, miraron a mi hermano, buscando que decir.

—Muchacho estoy felíz por tí, pero ya va a amanecer, tú y Miguel ya deben volver.—Mamá Imelda miró a Héctor.

—Llegó la hora de despedirnos Chamaco.

Cuándo Héctor dijo eso, quedé helado, eso quería decír que ya debo decirle adiós a Tadashi, no quiero hacerlo, puede doler, no quiero nisiquiera decirle "Hasta pronto" y no me agrada la idea de llorar frente a la Familia de Miguel.

—Hiro ¿estás bien?—Miguel se preocupaba por mí.

—A-Ah, sí claro.

—Hiro, ven conmigo.

Tadashi caminó lento, para que yo siguiera sus pasos, eso hice. Nos quedamos unos metros lejos de el resto.

—Oye, relájate.

—D-De que hablas, estoy bien.

—No quieres irte, conozco esa cara Hiro. Esa cara...—me miró a los ojos fijamente.—Tú tenías esa cara cuando fuimos a despedirnos de Mamá y Papá, de hecho hasta eras un simple bebé, no sabías lo que sucedía.

—Lo sé... Pero... Aún así, tu eras lo que me quedaba después de ellos...
..
..
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—Disculpen, muchacho, ¿puedo hablar contigo?—Mamá Imelda se nos acercó y luego me miró.

—Ah, Claro.
Tadashi tocó mi cabeza y se fué con el resto.

—Muchacho, ya falta poco para el amanecer.

—S-Si, lo sé.

—Quiero darte las gracias.

—¿Q-Qué? ¿Acaso no a olvidado que yo fuí el que casi mató a su Tataranieto?

—Ya sé lo que dije, pero.—suspiró—Héctor tenía razón, pude ver en Miguel, los sentimientos sinceros que toda persona debe tener.

—¿De qué habla?

—Del sentimiento que tiene por tí.

—Ah, pero yo y él... Ay, jamás lo pensé.—suspire.—Aún así él.—en ese momento mi corazón latió fuerte

—Descuida eres valioso muchacho. Puedo confiar en ti para que estés con Miguel.

—¿N-No está bromeando?

—Claro que no, escucha, Miguel te quiere, no sé que encontró en tí, pero quédate cerca de él, por favor Mijo...

—Lo intentaré...

Mamá Imelda y yo volvimos con el resto, después vimos que Héctor y Tadashi, nos esperaban con dos pétalos de cempasúchil.
Mis emociones denuevo se cruzaron, volvió ese pequeño dolor.

—Hey, escúchame...—mi hermano se puso a mi altura—Ya te lo he dicho veinte veces desde que llegaste aquí, tú Hiro Hamada, eres mi hermano, jamás perderé la fé en tí, y tu serás el que ayude a las personas, cambiarás el mundo, con tu mente brillante y tu gran corazón. Siempre buscando otro Ángulo si es necesario...

No pude evitarlo y lo abraze, sería mi última vez con él, un contato, y... Está vez me iré, pero si podré despedirme de él.

—Hiro, te otorgo mi Bendición
—Miguel, te otorgó mi Bendición.

Escuché a mi hermano, después escuché a Héctor. Tomé el pétalo y luego volteé a ver a Miguel, también estaba preparado.

—¿Listo?

—Eso creo...
Miré por última vez a Tadashi y se despidió con su típica y maravillosa sonrisa
Miguel tomó mi mano y inmediatamente la fuerte y potente luz que apareció al principio de nuestra aventura, volvió a surgir, llevándonos a Santa Cecilia.

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Un Héroe MusicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora