Un Héroe Musical

Dos...

—¿Qué crees que le pueda gustar a Miguel?

—No lo sé sinceramente, no estoy seguro.

Luisa y Miguel estaban en la cocina sentados, organizando algo para el cumpleaños de Miguel, mientras Hiro cargaba a Coco que jugaba con un juguete que él mismo le hizo para ella.

—Debemos seguir pensando.

—Podría ser algo simple, una celebración en familia.

—¿Y eso te incluye a tí?

—¿Ah...? ¿Qué... Qué quiere decir?
Hiro seguía con Coco sujetándola para que no cayera en su intento de caminar.

—Ya sabes, como pareces un hermano mayor para Migue, viendo como lo tratas...

—Ah, sí, sí, un hermano mayor, jej...

                                ***
—Hola Migue...

—¡Hiro!

Miguel corrió a abrazar al otro una vez que lo vió entrar, no sé habían visto desde ayer, ya que Hiro trata de estár más tiempo con Luisa y Abuelita, para poder hacer el cumpleaños de Miguel

—¿Como estás?

—Bien, haciendo cosas de músico.

—No entiendo como lo puedes soportar.

—Si tu puedes con la robótica yo puedo con mi música.

—Bien, tienes razón. Oye...¿Tocarías algo para mí?

—¡Claro!

Hiro se puso cómodo, miró a Miguel y no pudo evitar reír al verlo con una cara de un emocionado niño pequeño.

—¿De qué te ríes?

—Nada, nada, tú tranquilo, sigue por favor.
Y así lo hizo Miguel, tocó para él.

                                ***
Miguel y Hiro se la pasaron hablando y riendo el resto de la tarde, como si el tiempo perdido hubieran sido siglos. Mientras Miguel terminaba de decir algo, volteó a ver a Hiro y lo vió caer en el suño, se quedó dormido sobre la almohada que abrazaba.

—Y a mí me dice Niño...
Miguel sonrió y besó la mejilla del otro y sin darse cuenta que él también cayó dormido junto a Hiro.

                                ***
Llegó la noche y ambos chicos seguían dormidos, la puerta se abrió, era Luisa quien iba a ver a su hijo, al verlos juntos sonrió y movió a Hiro.

—Hiro~...—susurró

—Ah... ¿Luisa?

—Sí, ven conmigo, si ya estás cansado te acompañó a tu cuarto. Miguel estará bien.

—Ya voy...
Hiro frotó sus ojos para despertar, y volteó para ver a Miguel y como Luisa lo cubría con una manta, Él sonrió.

—¿Qué tienes?

—¿Eh?

—Ves demaciado a Miguel.

—No nada, es que... No recuerdo si tal vez... Alguna vez... Mi madre me cuidó de esa manera, abrigandome y acariciandome.

Luisa pasó su mano por el cabello de Hiro y le sonrió.

—¿Aún duele?

—¿Eh? Ah... ¿Lo de Coco? No mucho, ya no.

—Bien...

Luisa preguntaba por la cabeza de Hiro donde ese día por la tarde, Coco había golpeado a Hiro con un juguete, obviamente sin querer.

Hiro salió de la habitación de Miguel detrás de Luisa, y cerró la puerta.

—Ve a descanzar.

—Está bien, es mejor.

Luisa acarició la mejilla de Hiro y se fué a su habitación.

»No puedo estár seguro de lo que tendré en el futuro con Miguel, solo sé que queremos estar juntos, poder vivir uno al lado del otro, o al menos eso creo que es lo que quiere Él para nosotros.«