—¡Llegamos a casa! Con nuestra Familia.
Miguel y Hiro miraron hacía dónde venían unas voces, y que...no eran de la viva familia Rivera.
—Hola..~ —Miguel, nervioso, se puso frente a ocho siluetas, las cuáles a la luz se rebelaron, unos esqueletos.
—¿¡Miguel!?—una de ellas, vestida de color morado, miró fijamente al niño.
—. . .—rió nervioso.—¿Qué...tal?
—Otra vez no.—dijeron al mismo tiempo unos esqueletos gemelos.
—Y esta vez... Con compañía.—suspiró otro, mirando al otro muchacho.
—¡Miguel Rivera! ¿Qué sucede aquí?—dijo algo molesta la vestida de morado.
—¡¡E-Esta vez no hice nada!!—dijo Miguel, aún nervioso.—Sólo pasó.
—¿Y él?—se acercó a Hiro para mirarlo fijamente y molesta.—¡¿Que intenciones tienes con mi Nieto?!—dijo sacando su zapato, apuntando hacia él.
—¡A-Ah, yo no, solo!... Llegué a este punto con él.. No quiero hacerle nada malo.
—No parece de la edad de Miguel.—dijo un esqueleto bajito y con sombrero.
—Son sólo dos años de diferencia.—Miguel se acercó al chico.—Y él no busca hacerme algo malo... Es mi amigo.—miró los ojos de Hiro.—Sólo miren a Dante, no es así con todos.
Señaló al Can que seguía apegado al chico asustado.
—Bien, esto es fácil, ya hemos pasado por esto, y sabemos solucionarlo.
—Sí, está bien tienen razón. Familia, busquen un pétalo.
Mientras la familia buscaba un pétalo de cempasúchil, Hiro y Miguel se alejaron para hablar.
—¿Quiénes o qué son ellos?—susurró.—¡¿Y porque ella parecía que quería matarme?!
—Son mi familia, tranquilo.—suspiró.—Mi familia Fallecida.
—¿Es broma? Ya no entiendo.
—Ella es Mamá Imelda.—Miguel señaló a el esqueleto de morado—La que pareciera que quería matarte.—dijo mirando a Hiro con algo de burla.
—Si, bien... ¿y el resto?
—Papá Julio, Tía Rosita, Tía Victoria, Tío Óscar, Tío Felipe, Mamá Coco y Papá Héctor—decía mientras señalaba a cada familiar.
—Alto, esto va muy rápido.—suspiró.—Bien, no importa...¿Y qué hacen?
—Puedes volver al mundo de los vivos, si un familiar te da su bendición.
—En conclusión será sencillo, tienes ocho familiares aquí mismo.
Después de unos segundos, la Famlia volvió, acercándose a los chicos.
—Bien, ya estamos listos.
—Miguel, fué bueno volver a vernos.—dijo Mamá Imelda.
—Pero las visitas vivas no son para siempre.—Héctor sacó un pétalo de cempasúchil.—Miguel, te doy mi Bendición.
El pétalo comenzó a brillar y Miguel se acercó para recibirlo.
Todo volvió a brillar, y los esqueletos desaparecieron de la vista de ambos, regresando a la habitación, dónde estaba el Altar de Tadashi.—Ya...¿No están?—Hiro frotó sus ojos.
—Si... Eso fué todo.—suspiró.—Más sencillo de lo que creía la verdad.
—Si tu lo dices así, no quiero saber como fué para tí hace un año.
—Somos dos.—se acercó a la puerta para abrirla.—¿Vamos?—Miguel ofreció su mano a Hiro para levantarse y salir.
—Está bien.—Hiro tomó la mano de Miguel y salieron por la puerta.
En ese momento la fuerte luz volvió a emerger, dejando a los dos tomados de las manos y con sus ojos cerrados.
—¿Y ahora...?—Miguel sin soltar la mano del otro, levantó la vista. Logrando mirar a su familia, la fallecida familia Rivera. Otra vez.—Jej... Hola, de nuevo.
—¡No han pasado ni tres segundos!—gritó Mamá Imelda.
—¡Yo no sé que pasó!
—¿No tendrá que ver con su amigo?—dijo Tìa Rosita mirando a Hiro.
—Nosotros no somos su Familia.—dijeron Felipe y Óscar a la vez.
—¿Será por eso que no pueden regresar?—preguntó Tía Victoria.
* * *
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Un Héroe Musical
FanfictionHiro Hamada. Después de un año de ser héroes de la ciudad con sus compañeros, se comenzó a preguntar, ¿Por qué todo el tiempo le dicen que su hermano Tadashi siempre estará con él, mientras no lo olvide? Esta pregunta lo lleva a pensar si hay una po...