Estábamos en la película de terror más espeluznante. Era la semana de exámenes.
Habíamos estado tanto tiempo estudiando que apenas nos veíamos, era la mitad de la semana y no teníamos contacto con Byron desde entonces; aparte entre Ivy, Jack y yo creció una rivalidad por quién sacaba la nota más alta, por el momento había un ligero empate y estábamos a cuatro exámenes de terminar. También pensé que parecía película de comedia.
Trabajaba un par de horas en la biblioteca para tener más tiempo de estudiar aunque en los ratos libres aprovechaba para tomar algunos libros y hacerlo. La historia del arte era lo que se me dificultaba de las materias así que ponía más concentración en ella, quería que todas esas fechas y autores se me grabaran en la mente para el día siguiente.
Después de un arduo día, salí de mi trabajo y me encontré con Jack para que este me llevara a casa. Él estaba apoyado en su moto leyendo un libro mientras me acercaba. Estabamos empeñados en sacar las mejores notas.
-Hola- me subí en la parte trasera de la moto.
-Hola, Em- guardó el libro.
Me ofreció el casco que llevaba en las manos, yo enseguida me lo pusé y me abracé a él. El trayecto fue mucho más corto de lo usual aunque Jack iba a la misma velocidad de siempre.
-Bien señorita, mis servicios han concluido- sonrió Jack.
Estaba un poco nerviosa. Quería pedirle un favor pero no sabía si aceptaría, ya había hecho demasiado por mi. No me moví de mi lugar, tome aire y lo solté en un largo suspiro.
-Te sientes bien?- me miraba preocupado.
-Si, estoy bien, pero voy a requerir de tus servicios un poco más- lo miré -crees que me podrías ayudar a estudiar para historia del arte?
-Es alguna clase de insinuación?- su sonrisa traviesa apareció.
-Claro que no, idiota, me ayudas o no?
-Obvio que si, tonta, me gusta ayudar.
Jack se bajó de su moto y se aseguró de estacionarla bien para seguirme al interior de la casa.
Lo guíe hasta mi habitación. Había libros esparcidos por el suelo. Los pedí prestados de la biblioteca para así poder estudiar un poco más. Jack se sentó en mi cama donde tenía varias montañas de escritos y yo me senté en el escritorio para encender mi laptop.
-Vaya, esperé que estuviera lleno de negro y algún dibujo satanico- él miró alrededor -pero parece un campo de batalla.
Mi cuarto no era tan grande y tampoco es que fuera oscuro. Tenía las paredes moradas con algunos diseños en negro mientras que la cama matrimonial era de un tono más oscuro de morado con algunos detalles en negro.
Miré al chico que hojeaba uno de los libros y me crucé de brazos. "Es más probable de ti" pensé.
-Será mejor que comencemos.
Después de dos horas que estuvimos estudiando y que Jack me explicaba las cosas que no entendía o que no lograba aprender, decidimos darnos un pequeño descanso aunque eran las 7 de la tarde y tenía un hambre voraz que me estaba haciendo doler la cabeza .
-Si que te cuesta aprenderte las fechas, eh- se burló.
-Lo sé, por algo te pedí ayuda.
Habíamos cambiado varias veces de lugar, él estaba sentado frente al escritorio y yo estaba recostada boca abajo en la cama con un libro en las manos. Lo cerré para después levantarme.
-Vamos a preparar algo de comer, me estoy muriendo de hambre- me dirigí a la puerta.
Jack me siguió muy de cerca y fuimos a la cocina. Revisé la nevera, no tenía lo suficiente para preparar algo decente.
-Y si pedimos una pizza?- Jack se asomó por encima de mi hombro para mirar.
-Buena idea- solté un suspiro.
Me giré cerrando la puerta de la nevera y al levantar la mirada di un pequeño brinco gracias a que Jack se encontraba muy cerca, sus ojos eléctricos sobre mi y apenas podía soportarla.
Si que era experto en hacerme sobresaltar.
-Vamos a pedirla de una vez- dije.
Me acerqué al teléfono que estaba en la sala evitando el contacto con mi acompañante, hasta unos minutos antes me sentía cómoda pero ahora sentía como si estuviera en peligro con ese depredador bajo el mismo techo sin nadie para salvarme. Llamé a la Pizzeria, hice la orden y colgué, Jack estaba observándome con una sonrisa ladina sentado en el comedor.
-Que estás mirando?- traté de sonar brusca.
-A mi sexy compañera de clase haciendo una llamada- sonrió.
-Eres un adulador de primera, te lo habían dicho?- me contagió la sonrisa y levanté una ceja.
-Pues unas cuantas veces pero solo lo soy cuando algo me gusta.
-Y te gusta verme hablando por teléfono? Si que eres raro.
-No, preciosa, me gusta todo lo que tenga que ver contigo.
La sangre subió a mi rostro y lo empecé a sentir caliente, no pude mantener mis ojos unidos a los suyos. Desvié la mirada y traté que alguna frase coherente saliera de mi boca pero él me había dejado sin palabras. Me había disparado con esa frase y derrumbó mis defensas como si se trataran de pinos de boliche. Comencé a juguetear con mis manos, sentí un poco de vergüenza al no poder contestar. Mis labios entreabiertos y mi lengua los humedeció. Nada. No podía pensar en nada.
-Te comió la lengua el gato?- se levantó y caminó a mí.
-C... cállate, eres molesto- no pude a mirarlo.
-Vamos preciosa, que te preocupa tanto?
-Nada.
Colocó una de sus manos sobre mi mejilla y me obligó a mirarlo. Mis ojos se fundieron con los suyos.
-No parece ser nada, Em.
La cercanía y el susurro que acarició mis labios debilitaron mis rodillas; hubiera caído sino fuera porque su brazo se envolvió en mi cintura, apegándome más a él.
-Me molesta... -murmuré como si tuviera miedo de que alguien nos escuchara- me molesta que puedas alterar mi corazón de esta manera.
Esas palabras se escurrieron de mis labios antes de que pudiera detenerlas. Ahora me daba vergüenza así que baje la mirada,no quería que el viera el sonrojo de mis mejillas. Jack aumentó su cercanía y levanté la mirada, apreté su playera entre mis manos como si fuera el ancla que me mantendría en tierra. Su mirada profunda viajaba por mi rostro, era casi una caricia. Nuestra respiración era lenta y acompasada, nuestros pechos unidos casi fusionándose. Mi mirada se detuvo en sus labios que se acercaban poco a poco, mis parpados comenzaron a cerrase.
-No eres la única que tiene el corazón enloquecido- susurró sobre mi boca.
Ese pequeño roce se convirtió en algo más, no pude mantener más la distancia. Me sentí atraída como un imán y lo besé.
Una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo, mi mente se llenó de niebla, mis pensamientos se volvieron borrosos.
Sus manos estrujaron mi cintura mientras envolví su cuello con mis brazos reduciendo más la distancia se era posible. Saboreé el calor que Jack desprendía, los labios se sincronizaban en una danza hipnotizante que intoxicaba mis sentidos. Mi piel se erizaba bajo su toque que recorría mi espalda, sus manos eran grandes y trataban de abarcar todo lo que pudieran. El mundo a nuestro alrededor se rompió y desapareció, quedamos en una completa oscuridad que anhelaba con todo mi ser.
Nos separamos por falta de aire, mi respiración se encontraba agitada mientras Jack unía nuestras frentes sin desconectar nuestras miradas, me sonrió con ternura y le correspondí.
-No te imaginas cuánto tiempo desee hacer esto- sus palabras fueron íntimas.
Volvió a besarme y con pasos torpes comenzó a guíarme a otro lugar, mis sentidos nublados no me dejaban saber a donde me llevaba. Mi cadera chocó contra algo, apoyé mis manos en la mesa. Él abrazó mi cintura y me levantó para que pudiera sentarme sobre ella sin separar nuestros labios. Se apartó un poco y sonrió.
-Tus labios saben tan dulces como tú aroma- se acercó de nuevo -me encanta.
Se encontraba entre mis piernas y sus manos estaban apoyadas en la mesa a lado de mi cadera. Lo tomé de las mejillas y me acerqué un poco a él.
-Eres peligroso pero... no me puedo alejar de ti -dejé un ósculo en sus labios.
Sonreí en medio del beso. Me encantaba esa sensación y las corrientes electricas que me provocaba, los escalofríos eran deliciosos al igual que el calor que me envolvía cuando me envolvió en sus brazos.
-Tantas veces que quise besarte- susurró contra mis labios.
Si aliento era fresco como la menta, atrayente. Volví a juntar nuestros labios. Él soltó una pequeña risa, nos separamos y nos miramos el uno al otro. Sus ojos se veían distinto, no me reflejaban como una presa sino como algo más.
No pude describirlo pero era cálido.
El ambiente se vio interrumpido por el toque del timbre. La comida llegó un poco antes de lo planeado.
-La pizza- susurré y puse mis pies sobre el suelo alejándome un poco de Jack.
-No puede esperar un poco más?- giró los ojos mientras tenía mi muñeca atrapada en su mano.
-Lamento decirte que me estoy muriendo de hambre- sonreí.
-Ya que- me soltó, sacó su cartera del bolsillo trasero y me dio un billete -ten, yo pago hoy.
-Vaya pero que considerado- me burlé y me di vuelta.
-Ya, anda- sonrió y me dio una palmada en el trasero.
Lo voltee a ver mientras seguía caminando.
-Hey! Mantén esas manos en su lugar si quieres conservar a tu amiguito entre tus piernas- lo señalé acusadora.
Él levantó las manos con inocencia pero su sonrisa decía que no se arrepentía para nada.
Abrí la puerta, el repartidor estaba frente a mi con la caja de la pizza en sus manos, sonreí amable y le entregue el billete que me había dado Jack, el repartidor estaba buscando en su bolsillo el cambio y desvíe un poco la mirada al exterior que estaba completamente negro gracias a la noche pero un escalofrío me recorrió cuánto vi un par de ojos amarillos brillando desde la oscuridad. Me observaban y comencé a sudar frío. Me miraban. El chico me entregó el cambio y enseguida me adentré a la casa, cerré con llave. Mis manos temblaban.
-Jack, la...- lo busqué con la mirada pero estaba sola -comida.
Me acerqué a la mesa y puse la pizza sobre ella. Busqué en la cocina, también en el baño e incluso en el estudio de mi madre que se encontraba en el primer piso pero Jack no estaba así que pensé en revisar el segundo piso, lo había llamado varias veces pero no contestaba. Comencé a sentir miedo así que fui lento.
-Jack?- hablé mientras subía las escaleras, iba a mi cuarto -oye, si es una broma, no me está haciendo nada de gracia.
Entré en mi habitación pero tampoco había nadie, caminé por el lugar. Lo busque en el baño, debajo de mi cama pero no había rastro de él. Me detuve cuando un sonido dentro del armario llamó mi atención, mis manos sudaban y sentía pequeños escalofríos en todo el cuerpo. Y si no era Jack? Y si no debía ir a ver?
Pero la curiosidad ganó.
Me acerqué a paso lento, traté de no hacer mucho ruido. El armario estaba cerrado y las puertas se abrían de par en par así que sentía que en cualquier momento me saltaría algo encima.
Cuando estuve lo suficiente para tocar las manijas de la puerta, algo salió y me llevó dentro del armario, cubriendo mi boca evitando que gritara.
-Shhhh- escuché junto a mi oído y giré mi vista un poco encontrándome con Jack.
Él no dejaba de ver entre el espacio de las dos puertas así que me moví un poco para que los dos pudiéramos ver. Pocos segundos después comencé a escuchar pasos que se acercaban, la presencia apareció en mi cuarto. Esos ojos amarillos los había visto momentos atrás, comencé a respirar un poco más pesado y Jack aferró su agarre buscando tranquilizarme.
-No hagas ningún ruido- escuché a Jack. No sabía explicar cómo, pero creí que había hablado en mis pensamientos.
Busqué que mi respiración se relajara mientras escuchaba como ocurrían destrozos en mi cuarto. La madera de los muebles crujía y la cosas salían volando, algunas cosas de cristal trotaron, quería gritar pero el temor me comía por dentro. Qué era lo que ese hombre, o lo que sea que fuera, buscaba ahí?
Sentía la respiración de Jack en mi cuello y lo miré de reojo, él tenía una mirada terrible; parecía querer a asesinar a lo que estuviera a tan solo unos metros de nosotros. Sus ojos parecían brillar en medio de la oscuridad con un resplandor de odio, rabia y desprecio, me provocó un escalofrío. No me sentía tan segura de si debía temer a lo que estuviera fuera del armario o al chico que me abrazaba. Llevé la mirada hacia la pequeña abertura, los pasos se acercaron a donde estaba. Mi cuerpo comenzó a sentirse pesado, el pánico se quería apoderar de mi pero sentí las manos de Jack acercar mi cuerpo más a él.
-Cierra los ojos- susurró junto a mi oído y obedecí.
Apreté mis ojos con fuerza, esperé lo peor, que esa cosa nos encontrará y que hiciera lo que deseaba con nosotros pero no ocurrió. No pasó nada, dejé de escuchar los pasos y abrí mis ojos, me di cuenta que seguía en el armario con Jack abrazándome con fuerza, miraba la puerta como si fuera a brincar sobre lo que se atreviera a abrir.
-Qué sucedió?- pregunté bajo.
Me miró y suavizó su gesto al verme un poco asustada.
-Nada, todo está bien ahora.
Fruncí un poco el ceño. Él me soltó y salí del armario con precaución, esperaba ver mi habitación destrozada pero... todo estaba tal y como se había quedado desde un principio. Me moví con más rapidez y miré a mi alrededor, no podía creerlo. Unos segundos antes juraba que mi cuarto se vería como si un huracán hubiera arrasado con todo. Por qué todo estaba tan normal? Qué había sido eso? Qué era lo que quería? Esas y más preguntas inundaban mi mente mientras miraba el lugar con intriga, paranoia y pánico. Qué diablos había sucedido?
Miré a Jack que estaba mirando mi cuarto pero no parecía tan sorprendido, me acerqué y me planté frente a él.
-Qué diablos pasó?!- soné alterada.
-Escucha Emily, necesito que te calmes y...- comenzó a hablar.
-No me voy a calmar! Qué es lo que acaba de ocurrir?! Qué era esa cosa?! Qué buscaba?! Todo está como nada pero escuchamos que todo estaba siendo destruido- interrumpí.
-Lo siento preciosa, te juro que te lo contaré.
-Habla!
-No puedo hablar, no ahora, pero necesito que me escuches; no salgas sola y cierra todas las ventanas y asegura la puerta, eso bastará por el momento para mantenerte a salvo- habló tranquilo.
-Qué diablos?! De qué me tengo que defender?! Algo de lo qué dices ahora tiene sentido?!- grité.
-Créeme, si te lo contara ahora tampoco tendría mucho sentido- pasó a lado mío para salir -tal vez no lo tenga..
-Qué significa...- voltee a verlo pero Jack ya no estaba -eso?
El pánico se apoderó de mí y corrí por las escaleras, esparaba encontrarlo pero había desaparecido, corrí a la puerta principal y abrí un poco, quería verificar si la Harley estaba pero no era así, se había esfumado. El miedo aún viajaba por mis venas pero hice lo que Jack me dijo, cerré cada una de las ventanas verificando dos veces que estaban bloqueadas y la entrada principal también. Esa noche, estuve despierta. Sentada en pijama en el sofá, comiendo pizza casi fría, traté de memorizar las cosas que había estudiado pero la paranoia de lo ocurrido no me dejaba concentrar, quería creer en las palabras de Jack por muy extrañas que fueran. Quería creer que estaría a salvo.
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Mi Amado Demonio
RomanceEl amor. Un sentimiento tan maravilloso y mágico. Pero todo lo maravilloso tiene su lado oscuro. El amor es como una rosa, hermoso pero no se pueden ignorar las espinas. Emily no tenía en sus planes enamorarse y tampoco dejaba entrar a las personas...