Capitulo 18

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Estaba en mi trabajo acomodando los libros en las estanterías del segundo piso cuando los recuerdos de esa mañana atacaron mi mente y me hicieron rabiar nuevamente. Ya era la tercera vez en una hora. Chasquee la lengua y fruncí el ceño.
-Quien se cree ese idiota? Me saca de quicio- me dije a mi misma mientras seguía haciendo mi trabajo pero con un poco más de brusquedad -que yo exagero? Si supiera todas las cosas que a hecho esa zorra no pensaría eso! Y esa hija de perra tratándose de hacer la inocente, enserio ese imbecil le creyó?-
Comencé a dirigirme con el carrito que tenía varios libros por acomodar hacia otra estantería.
-"Nos vemos después Jacky"- imite la pose y voz de Aura mientras comenzaba a acomodar los libros -Buscaba provocarme y todavía ese demonio inútil se va de su lado! Se está metiendo conmigo! Piensa que lo voy a tolerar?! Yo ya le hubiera roto la nariz a ese estupida sino fuera porque tengo miedo a que me expulsen!-.
Seguía refunfuñando cuando escuche una voz detrás mío.
-Vaya, los problemas de pareja, no te parece el florecer de la juventud?-.
Me giré rápidamente sobresaltada, ahí estaba ese hombre de nuevo, con sus ojos ámbar, su cabello blanco peinado hacia atrás a pesar de tener una apariencia tan joven, su piel blanca y vestido con un traje perfectamente pulcro, tenía una sonrisa dibujada en su rostro que me hizo sentir escalofríos y retroceder.
-Que hace aquí?- dije a la defensiva -que quiere de mi?-.
-No es motivo para preocuparse por ahora, tarde o temprano lo descubrirás ahora solo vengo a hablar de tu novio-.
Me miró sonriente.
-Yo no tengo porque decirle nada- dije alejándome.
-Oh pequeña, puedes decirme todo- apareció delante de mi.
Me alejé rápidamente hasta chocar mi espalda contra un estante.
-Te advertí que él era peligroso pero no me escuchaste, y ahora estás aquí enojada haciendo berrinche porque prefirió irse del lado de tu enemiga. Y dime, que se siente al escuchar esas palabras del que creías que te iba a apoyar incondicionalmente?- se acercó a mi y yo corrí esquivándolo por un lado.
Me giré a verlo.
-Tu que sabes sobre eso? No te metas en asuntos que no te incumben- dije enojada.
-Pero me incumben totalmente- susurro a mi oído desde mi espalda.
-Aléjate de mi!- grite y al momento en que me giré el ya no estaba.
Miré a mi alrededor buscándolo pero no lograba verlo así que creí que el se había ido hasta que escuche un libro cerrarse a un lado mío. Dirigí mi vista ahí y él estaba frente al estante hojeando un libro.
-No te preocupes, pronto él recibirá su castigo y le dolerá, como no tienes idea- me miró y me sonrió.
-De que hablas?- fruncí el ceño.
-Todo a su tiempo, mi linda pequeña- dijo burlón.
Justo después ante mi vista desapareció.
Me quede unos minutos donde estaba mirando hacia todas partes para asegurarme que no seguía ahí. Mis piernas comenzaron a temblar y caí pesado sobre el suelo, mi respiración se agitó rápidamente y mis ojos se empezaron a nublar con lágrimas. Comencé a llorar. Había estado más aterrada de lo que creía. Como había soportado? Como mantuve mi semblante rígido? Me sentía pequeña, temerosa y solitaria. Donde estaba Jack? No sería mi protector?
Mi cuerpo estaba completamente paralizado del miedo y yo no podía moverme mientras lloraba desconsolada. Entonces escuche unos pasos rápidos subiendo las escaleras, levante mi vista y Jack apareció ante mis ojos, parecía buscar algo hasta que su vista se topó con la mía, se acercó corriendo mientras sus ojos mostraban preocupación.
-Que ocurrió?- se acercó y se hincó delante mío.
Mis ojos se llenaron de más lagrimas y me abalancé sobre el.
-Donde te habías metido?! Grandísimo idiota!- lloré aún más sobre su pecho.
Sentí sus manos deslizarse por mi cintura y apegarme más a su cuerpo.
-Perdóname, perdóname preciosa- dijo apretándome sobreprotector.
Depósito un beso en mi frente y ese pequeño gesto hizo que un hermoso calor se anidara en mi pecho.
Pasaron varios minutos hasta que me tranquilizara por completo y me quedara sentada en el suelo entre los brazos de Jack apoyando mi frente en su hombro.
Suspiré pesado.
-Lamento lo qué pasó en la mañana- escuche susurrar al azabache.
-No negaré que enserio me sacaste de quicio- dije bajo y lo miré -porque tengo miedo de que Aura te aparte de mi lado-.
-Puedes estar tranquila, preciosa, puedes confiar-.
-Confió en ti pero no en ella- conteste.
Permanecimos un tiempo más así uno junto a otro disfrutando del silencio entre nosotros. No era incomodo pero algo me decía que había varias cosas que faltaban por decir.
-Creo que es tiempo de que me vaya, todavía no termina mi turno- dije levantándome.
-Esta bien, estaré abajo- me dio un beso en la frente y vi como bajaba las escaleras.
La soledad invadió mi corazón y por un momento recordé como me sentía cuando él todavía no aparecía o cuando ni mi hermano ni Byron habían regresado. Mi vida era deprimente, en ese momento me di cuenta de ello, aunque si decía eso en voz alta haría que Ivy llorara.
Suspiré y recogí los libros que había tirado, era momento de regresar a la realidad.
Mi turno termino bastante más rápido de lo que esperaba y Jack estaba esperándome fuera para llevarme a mi casa, todo ese camino fue el más silencioso y distante que había tenido con el. Me despedí de él y entré a mi casa sin mucho ánimo, no me sentía bien y eso debió notarlo mi novio ya que prefirió guardar cualquier pregunta que tuviera acerca de lo ocurrido en la biblioteca.
Tire mis cosas apenas crucé el pórtico y me recargue en la puerta deslizándome hasta quedar sentada en el suelo, abracé mis rodillas y solté un muy sonoro suspiro tratando de procesar todo lo que había ocurrido en el día.
Me sentía... asustada y frustrada.
Que rayos podía hacer yo si estaba metida en asuntos que ni siquiera comprendía?
Escuche unos pasos acercándose y después una sombra estaba cubriéndome de la luz del comedor. Levante mi vista con lentitud y mi hermano me veía preocupado.
-Que sucedió?- pregunto.
Solo lo observé sin decir mucho, solo mis ojos eran capaces de expresar el como me sentía en ese momento. Las palabras atoradas en mi garganta fueron muy difíciles de mover ya que sentía que toda la saliva había abandonado mi garganta pero después de tomar una bocanada de aire logré formular una simple palabra.
-Nada- conteste desviando la mirada.
Mi hermano sabía perfectamente que ese nada significada que nada estaba bien en mi mente, que todavía no podía procesarlo y tenía que darme tiempo para digerirlo. Y eso hizo.
Dio una respiración profunda para después extenderme la mano.
-Ven, una buena comida te hará sentir mejor- dijo con mucho cariño.
Lo miré, él mostraba una ligera sonrisa que me decía que todo estaría bien y eso quería creer. A eso me aferraría. Tome su mano con firmeza, jalando un poco de él para ayudarme a poner de pie, quedamos frente a frente y le devolví la sonrisa para después abrazarlo. Él envolvió sus brazos a mi alrededor como si quisiera protegerme, yo sabía que era así.
-Tienes razón- conteste contra su pecho.
Unos segundos más bastaron y me separé de él para después dirigirnos a la sala de estar. Yo me senté sobre el sofá mientras que Caleb se dirigió a la cocina directamente.
No tenía muchos ánimos ni para ver la televisión así que cerré mis ojos para dormir un poco.
En ese pequeño lapso de tiempo tuve un sueño. Un sueño que no me hubiera gustado tener.
Me veía a mi misma recostada sobre el sofá como si mi alma hubiera abandonado mi cuerpo. Después una voz detrás mío se escuchaba.
-No es una monada?- me giré para ver al hombre de ese mismo día -una dulce estudiante que solo trabaja para que su futuro sea tan prometedor-.
Su tono parecía burlón y me miraba con sorna, parecía divertirse.
-Lárgate, no me puedes hacer nada aquí- dije frunciendo el ceño.
Él se acerco a mi yo dormida y se sentó en la orilla del sofá para después acariciar mi mejilla.
-Solo tienes que esperar- me miró sonriente -te advertí de Jack y tú misma decidiste meterte de más, ahora te preguntas "por qué tú?" Cuando fuiste tu misma quien lo decidió al tratar de tener una relación con ese demonio, o no?-.
Apreté mis puños, no podía hacer nada, solo callar y escuchar lo que ese sujeto tenía que escupir. No me arrepentía de mi relación, pues amaba a Jack al igual que el me amaba a mi, no importaba que fuera el, era mi novio, yo era suya y él era mío.
-Tan obstinada como siempre- suspiró con gracia -No te has dado cuenta que el es un demonio? Engatusa para su propio beneficio, alguna vez crees que él fue sincero? No! Él jamás lo fue!-
Decía con una enorme sonrisa en sus labios, me aleje lentamente y entonces apareció atrás mío tomándome por los hombros y susurrándome al oído.
-El es un demonio, cariño, él miente para conseguir lo que quiere, incluso si eso significa fingir amor- apego más sus labios a mi oído al punto de rozarla -no puedes confiar en el susurro de un pobre intento de demonio-.
-Y entonces si debería confiar en lo que dices tú?- dije frunciendo el ceño.
Me aleje de él y lo miré con valentía mientras él mantenía una sonrisa de lado en su rostro.
-Oh cariño- podía jurar que sus ojos ámbar brillaban más de lo normal -yo no soy un simple demonio, yo jamás mentiría, y menos a ti-.
Se acerco hasta acariciar mi mentón con sus dedos.
-Mi linda cajita de Pandora-.
-Lárgate de mi mente!- grite con fuerza.
El desapareció en seguida. Solté un suspiro mientras regresaba la vista a mi yo que no tenía ni idea de que era lo que acababa de suceder. Sentí envidia de ella. Se veía tan tranquila que por un momento dudé de si se trataba de mi.
Quería sentirme así. Suspiré y después desaparecí de ese mundo como si un agujero negro apareciera y me arrastrara hacia su interior.
-Emily? Despierta- Caleb estaba inclinado sobre mi.
Lo miré y froté uno de mis ojos con una mano mientras que levante el otro brazo queriendo desperezarme.
-Lo siento, me quede dormida- dije levantándome y soltando un gran bostezo.
-Lo note- sonrió -vamos, la comida está lista-.
Ambos fuimos hasta el comedor y nos sentamos unos frente a otro, la comida fue en total silencio. El no se atrevía a romperlo y yo simplemente no tenía ganas de decir alguna palabra.
Comí toda la ensalada y la carne con suma lentitud, dándome cuenta que cuando yo iba a la mitad mi hermano ya había terminado y llevaba sus platos al lava trastos. Suspiré dejando que otro grano de felicidad se escapara.
-Quieres decirme que ocurrió?- dijo Caleb al mismo tiempo que se sentaba nuevamente frente a mi.
Permanecí en silencio unos segundos observando la carne y después levante la mirada.
-No realmente- lleve un pedazo de carne a mi boca.
Mi hermano solo suspiro para después mirarme fijamente.
-Es por culpa de Jack?- dijo serio.
Desvíe la mirada, él enseguida supo interpretar que mi novio estaba involucrado en mi estado de ánimo. Escuche como daba un golpe a la mesa maldiciendo.
Lo mire sorprendida por el repentino cambio de actitud.
-Hey, tranqui...- comencé a decir.
-No me digas que me calme!- me interrumpió -Golpeare a ese cabron, le dije que te cuidara no que te hiciera sentir mal!-
Deje mi comida de lado y me puse de pie para después abrazar a Caleb por los hombros buscando que este se tranquilizara pero se levantó casi de golpe y se giró para encararme tomándome de los brazos.
-Dime, que fue lo que hizo para que lloraras?-
Levante una ceja confundida, no recordaba en ningún momento haber llorado frente a él.
-De que hablas?- pregunte.
-Mientras dormías estabas llorando! Fue por culpa de él?! Que te hizo ese imbecil?!- su tono parecía enojado y yo no sabía si debía contestar a eso.
Mi hermano pocas veces se alteraba, casi siempre mantenía un perfil tranquilo y me sorprendió que de repente explotara de esa manera. Bueno, éramos familia después de todo.
Desvíe la mirada buscando la respuesta, si decía la verdad él no lo entendería y si hablaba de cómo Jack me había sacado de quicio era probable que lo metiera en un problema con Caleb. El diablito sentado en mi hombro izquierdo decía que lo delatara que así no volvería a molestarme mientras que él angelito en el hombro derecho decía que no era lo correcto, que yo lo podía solucionar y que si en serio amaba a ese demonio que entonces no le haría eso.
Opte por la segunda opción.
-El no hizo nada, solo que no me he sentido bien últimamente- dije sin mirar a mi hermano a los ojos -son dramas míos, ya sabes-.
El me miró no muy convencido pero soltó su agarre que no tenía idea que había sido tan fuerte hasta que sus manos se alejaron y mis brazos comenzaron a doler.
-No te creo- dijo severo y soltó un suspiro -pero voy a esperar a que tú me lo digas por tu propia cuenta-.
Vi como este se daba la vuelta comenzando a alejarse.
-Buenos noches- se despidió.
Subió las escaleras y fui capaz de escuchar el portazo de su habitación.
Yo me quede ahí, de pie en medio del comedor sin siquiera reaccionar. Mi ceño se frunció con tristeza y después me deje caer de rodillas sobre el piso soltando un leve llanto, procurando ser silenciosa.
Parecía que ese día no podía empeorar más.
Después de un largo rato derramando lágrimas me decidí a dormir así que subí a mi habitación para tumbarme en la cama, me quite los zapatos y las mallas aún acostada para después darme vuelta y abrazar la almohada más cercana hundiendo el rostro en ella. Quería dormir y jamás despertar.
No me costó mucho el caer en brazos de Morfeo pero me di cuenta que mi deseo de dormir eternamente no se había cumplido.
Escuche el grito de Caleb a la mañana siguiente.
-Emily! Ya se te hizo tarde!- estaba justo fuera de mi puerta tocando con energía.
Solté un quejido y me removí en mi lugar, era cálido, no quería salir al frío mañanero.
-Hey! Emily!- grito nuevamente.
Me exasperé, así que me giré enojada.
-Que?!- grite con fuerza.
-Ya se te hizo increíblemente tarde!-
-No quiero ir!-.
Entonces escuche como la puerta de mi cuarto era abierta de manera brusca haciendo que brincara en la cama, escuche los pesados pasos de mi hermano acercarse y yo me aferraba fuertemente a las cobijas que me cubrían, Caleb también las tomo del lado contrario y comenzamos a forcejear hasta que en un punto solté mi agarre cayéndome de espalda contra el suelo mientras que él cayó sentado del otro lado de la cama.
-Te dije que salieras, te voy a llevar!- dijo molesto.
-Agh, no me obligues- dije cansada.
-Te llevaré quieras o no, y será mejor que te apresures sino quieres que te lleve en pijama- se levantó y se sentó en la cama.
Yo rodé en el piso para después apoyar mi cabeza sobre el colchón manteniéndome sentada en el suelo.
-Eres el peor-.
-Yo también te quiero, ahora quieres que te prepare la ducha?- se levantó dirigiéndose al baño.
Hice un puchero cuando Caleb ignoro mi comentario y mi deseo de quedarme todo el día en casa, aunque lo entendía, faltaba menos de una semana para que comenzaran las vacaciones, no podía tomarme el lujo de faltar.
Lo seguí cuando escuche el agua de la ducha caer, al entrar al baño lo empujé hacia afuera para tener algo de privacidad.
-Más vale que te apresures sino quieres que venga a sacarte- dijo desde el otro lado de la puerta.
-Ya lárgate- dije.
Me duché, vestí y me arreglé con toda la flojera del mundo, simplemente sentía que mi cuerpo pesaba demasiado como para tan siquiera caminar. Cuando comencé a guardar mis cosas tome mi celular dándome cuenta que no tenía ni un solo mensaje de parte de Jack pero si algunos de parte de Ivy, me decidí a checarlos más tarde.
Baje con pesadez las escaleras y mi hermano estaba al pie de ellas esperándome con los brazos cruzados, me quede dos escalones arriba de él.
-Te tomas tu tiempo- dijo.
-No quiero ir-.
-Tienes que-.
No me moví de mi lugar así que mi hermano giró los ojos, abrazo mis piernas y me llevo encima de su hombro como costal.
-Oye!-.
-Te tardas mucho, es más rápido así- comenzó a caminar.
Abrió la puerta rápidamente y después nos dirigimos al auto.
Me subió casi como si fuera una niña pequeña y se subió de piloto. Arrancó furioso y manejó como si las leyes de tránsito no aplicaran en el, fue la primera vez en que me alivie de llevar el cinturón de seguridad.
Aún así llegue 20 minutos tarde, me dirigí a mi salón con lentitud. Al tocar la puerta escuche la voz irritada del profesor mientras regañaba a los alumnos. O al menos eso creía.
Me asome por la puerta con cautela.
-Puedo pasar?- pregunte tranquila.
-Oh vaya! Señorita Rose que bueno que hace el placer de honrarnos con su presencia- dijo con sarcasmo.
-El honor es mío- conteste despreocupada.
Escuche unas cuantas risas de parte de mi compañeros, el profesor solo hizo una mueca para después indicarme con el pulgar que me fuera a sentar.
Entre tranquila y vi que había un lugar en la parte de atrás junto a Ivy, Jack se encontraba un poco apartado, yo suponía que mi mejor amiga seguía enojada con el.
Entonces al sentarme enseguida recosté mi cabeza sobre la mesa soltando un enorme suspiro.
-Estás bien?- susurro Ivy.
-Con ganas de que todo el mundo se vaya al carajo- respondí -pero estoy bien-.

Mi Amado DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora