Capítulo XXVI "La cabeza en las nubes"

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-¡Oh dios! -grité yo mientras salía corriendo de mi casa- ¡Oh dios! ¡Voy a perder el vuelo!

Había pedido un taxi pero aún así iba a llegar bastante tarde, mi vuelo salía en veinte minutos y no me daba tiempo a cogerlo. Debería haber cogido el vuelo a las dos de la mañana. Maldita sea... me quedé dormido, el dia anterior lo pasé con Alicia, Zack y Rafa, el resto ya se habia ido asi que... los cuatro fuimos a divertirmos en una especie de "despedida" ya que yo no volvería hasta que no acabase el mes. Supongo que el agotamiento me pudo y me esta pasando factura. En el fondo es culpa mia por ser tan irresponsable.

-¡Chesire! -grité yo mientras me subía al taxi. Cogí rápidamente mi móvil y llamé a un número al que recurría mucho- ¡Alicia! Rubita te necesito... ¿puedes hacerte cargo de Chesire? Por favor...

La chica accedió y acto seguido me colgó alegando que estaba intentando dormir, juraria haber oido tambien la voz de Zack, pero no estaba del todo seguro, quizá me equivocaba.

Estaba histérico mientras llegaba al aeropuerto... las dos menos cinco... quiza con suerte me daba tiempo. Que asco de vuelo de madrugada... y encima 12 horas de vuelo... genial. Lo bueno de que fueran las dos es que casi no habia tráfico, lo malo es que el taxista me iba a cobrar el triple como minimo. Por fin el taxista se detuvo y le di el dinero dejando que se quedase el cambio por falta de tiempo. Corri por todo el aeropuerto y llegué justo a tiempo.

A tiempo para ver como el avion se iba sin mi.

-¡Esto tiene que ser una maldita broma! -grité yo en mitad del aeropuerto.

Me acerqué al mostrador donde una chica estaba tecleando cosas en el ordenador mientras hablaba con una tal Alba por teléfono. Por lo visto Alba habia quedado con el chico que le gustaba...

-¿Hola? -pregunté yo después de algo mas de cinco minutos esperando a que la chica se molestara en mirarme.

-Espera Alba -dijo la chica- hay un niño aqui, creo que se habra perdido ¿Que te pasa pequeñin?

-Intentaré hacer como si no hubiera oido eso -dije entre dientes- ¿cuando es el siguiente vuelo a Los Ángeles?

-¿No eres muy pequeño para viajar? -preguntó la chica- debes de tener unos diez o quizá once años.

-Tengo 16 -dije intentando no sonar demasiado borde- y es importante.

-Está bien... -dijo la chica castaña de mala gana- el siguiente vuelo... sale en cinco horas, las siete en punto. Quedan dos asientos.

-Necesito uno de esos asientos...

Definitivamente convencí a la chica para que me dejase obtener uno de los asientos.  Y por fin comenzó mi maldita y eterna espera. Di vueltas una y otra vez por el aeropuerto en  busca de algún entretenimiento hasta que finalmente me fijé en un hombre con una guitarra, estaba sentado en el suelo bebiendo agua, a su lado se encontraba el estuche de su guitarra con algunas monedas dentro, por lo que se me cruzó una idea por la cabeza.

-Si me dejas un rato tu guitarra te puedes quedar todo el dinero que consiga -dije yo sin pensármelo mucho.

El hombre aceptó y tomé su guitarra, toqué un par de acordes para comprobar el estado de la guitarra y acto seguido comencé con la melodía. Estaba algo nervioso, esto de cantar por dinero era nuevo para mi, aunque el dinero fuera en realidad para aquel hombre... quité aquellos pensamientos de mi cabeza y comencé a cantar atrayendo las miradas de todos los alli presente. En pocos instantes la gente comenzaba a arremolinarse a mi alrededor para poder escucharme cantar, el estuche de la guitarra pasó de tener un par de monedas a llenarse cada vez mas de billetes, uno detras de otro. Cuando terminé de cantar un par de canciones más, todo el mundo aplaudió, le devolvi la guitarra al hombre y me senté en uno de los banquitos que había allí.

-Has estado genial -dijo un joven de pelo castaño y ojos esmeralda sentandose a mi lado- por cierto, soy Hugo.

-Lucas -dije tendiendole la mano- yo opino que no ha sido para tanto.

-Te puedo asegurar que ha sido genial -soltó el chico con una sonrisa de oreja a oreja- a mi al menos me has encantado... o sea... tú no... la canción... bueno... tu también... quiero decir... que tu también me has caido bien...

-Gracias, supongo -dije riendome.

-Pasajeros con destino a Los Ángeles dirijanse a su vuelo.

-Creo que me tengo que ir -le dije al chico tras aquella breve conversación.

Tomé mi maleta y me dirigí al avión, por fin comenzaba mi interminable vuelo de doce malditas horas... tierra trágame... me senté en el asiento que me correspondía y eché un rápido vistazo por la ventana mientras despegabamos. Siguiente parada, Los Ángeles.

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