Capítulo VII "¿Tienes cosquillas?"

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Cerré el libro y lo guardé en la mochila. Me había pasado toda la noche estudiando para uno de los últimos exámenes del curso, La Guerra Civil, me gustaba historia pero la verdad es que últimamente me faltaba muchísima concentración. En más de una ocasión, mientras estudiaba había acabado cantando alguna canción y cuando me daba cuenta llevaba prácticamente un concierto entero. Me duché, desayuné y salí de allí. El examen no era difícil, pero tenía algunas cosas en la cabeza que me impedían concentrarme, por lo que lo verdaderamente difícil era estudiar un poco. Llegué a clase y me senté en mi sitio de siempre, me recosté y eché una cabezadita hasta que llegaran el resto de alumnos.

-Despierta bello durmiente -dijo Alicia sentándose delante mía- tenemos un examen que hacer y no he estudiado  nada, ¿me lo puedes explicar?

-¿El tema? -pregunté yo, a lo que la chica se limitó a asentir- estoy muerto de sueño.

-Por favor Lucas... -dijo la chica poniendo cara de cachorrito para convencerme.

-Está bien -dije cediendo a su cara triste fingida.

Comencé a explicarle el tema como solía hacer antes de casi todos los exámenes y Alicia fue aprendiendose la idea general, no sacaría un diez, pero quizá un seis seguro que si. La verdad es que sonaba totalmente ridículo que una persona fuera capaz de aprenderse un tema justo antes de un examen, pero Alicia era asi... La verdad es que me hacía gracia, era como su profesor particular pero más bajito y diez años más joven. En cuanto acabé de explicarle el tema estuvimos hablando con Dani y Aria, nos propusieron ir mañana a Madrid, decían que había un sitio nuevo muy chulo y que quizá podríamos divertirnos, Natalia, Zack y Jasmine al escuchar la idea se apuntaron sin pensarlo, Rafa por su parte no tenía demasiadas ganas pero al final le convencimos y aceptó venir con la condición de que le invitaramos a un helado. Al rato hicimos el examen, al final resultó ser incluso más facil de lo que esperaba, lo que me hizo gracia. Recogí mis cosas y me dirigí a casa, ese dia no había hablado con Bella, de hecho juraría no haberla visto, o quizá si pero apenas me fijé en ella, había estado demasiado confuso como para poder centrarme.

Llegué a casa y deje la mochila en mi cuarto, la casa estaba vacía salvo por  Cheshire. Subí a la parte superior de mi habitación donde estaban las estanterías y cogí un libro, El Mar Infinito, era la continuación de La Quinta Ola, el libro que acababa de leerme por lo que tenía muchas ganas de continuar con la saga. En ese instante sonó el timbre, por lo que dejé el libro y fui a abrir.

-Hola Rebeca -dije mientras abría la puerta- ¿qué haces aquí?

-Lo has vuelto a olvidar -dijo la chica mirando el reloj- habiamos quedado en que vendría a por ti y después iríamos a tomar algo -continuó diciendo Rebeca- después me prometiste que haríamos una maratón de películas de Harry Potter.

-Es cierto -dije corriendo a mi habitación para vestirme lo más rápido posible- ¡espera un momento mientras me visto!

Me puse lo primero que encontré, no era ropa excesivamente arreglada pero de hecho no pretendía ir arreglado, simplemente quería vestirme lo antes posible. Fui a la cocina y le eché pienso en el comedero a Chesire, acto seguido me arreglé un poco el pelo en el espejo de la entrada, no entendía el porque lo hacía, que egocéntrico por mi parte, en cuanto acabé de verme algo menos feo cogí mi móvil y salí de allí con Rebeca. Dimos una vuelta primero por el parque de delante de mi casa y se me vinieron a la mente muchas cosas, como la primera vez que encontré a Carla allí, nuestro primer beso... también recordé cuando el hermano de Alicia se reencontró con su novio. Quizá debería ir a ver a Pedro, Alicia me dijo que estaba viviendo con su abuela en un piso en plena Madrid y que ahora estaba muy bien, era más feliz que nunca y la verdad se lo merece.

-¿Lucas? -dijo la chica, estuve tan inmerso en mis pensamientos que ni me di cuenta de que habíamos llegado a la heladería.

Pedimos los helados y volvimos a casa, yo seguía pensando en mis cosas, sin prestar mucha atención a Rebeca, y en el fondo no lo entendía, adoraba estar con ella. Volvimos a mi casa y subimos, fuimos a mi habitación y nos tumbamos en la cama a hablar.

-Venga dimelo -dijo Rebeca- ¿te gusta?

-No creo -dije riendome ante su pregunta- somos sólo amigos, o eso creo.

-Ya, ya, sólo amigos... -dijo la chica en un tono irónico- ya sabemos lo que eso significa.

-Callate idiota -dije riendome y acto seguido haciéndole cosquillas.

-¡Para! -soltó Rebeca sin poder parar de reírse.

-Obligame.

Rebeca me empujó y se subió encima mía para hacerme cosquillas ella, me tenía atrapado y yo no podía parar de reír, pero rápidamente cogí un cojín y la golpee con él, comenzamos a reírnos tumbados uno al lado del otro sin poder parar, era una situación única, era un momento perfecto, era un instante en el que era feliz.

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