Los minutos pasaron, luego se hicieron horas, y esas horas se convirtieron en tortura. El tiempo se hizo eterno. Mi muñeca ardía y sangraba un poco, pues había intentado llegar a el cajón que ví hace unas horas, pero lo único que logré fue empujarlo más, solo me lastimé.
Estaba cansada, la desesperación y el esfuerzo inútil me agotaba, tenía hambre y sed. No había nada al rededor que me ayudara a escapar.
El sol cayó y yo seguía con mi tortura, el dolor de mi muñeca se hacía cada vez más molesto. Al ver la ventana y la oscuridad fuera de esta, empecé a soltar algunas lágrimas inevitables, que hice yo para merecer esto? Por que el único hombre que se ha fijado en mi tenía que ser Jeffrey Woods? Padre... Por que has abandonado? Me haces tanta falta.
La desesperación se hizo de mi, empecé a gritar por ayuda, sentía que había probabilidad de que alguien me escuchará... Pero una pequeña parte de mi me decía que no era cierto, que nadie vendría a ayudarme. Grité más y más fuerte, mi voz se cansaba y mi garganta se lastimaba con cada segundo gritando. Lloraba... Lloraba inconsolable por mi dolorosa realidad, nadie iba a escucharme... Grité por última vez y muy fuertemente su nombre, mi tortura, mi dolor, mi angustia, mi miedo...
-JEFFREY!!!- Me quedé sin voz para más, mis lágrimas caían como cual cascada de mis ojos. Baje la mirada y ví mis pies descalzos, sucios y llenos de tierra, lastimados por la grava y rojos del dolor -por que??..- susurré para mí misma, la cabeza me punzaba y mi vista se hacía borrosa, pero eso ya no importaba. Me recargue en el respaldo de la cama, mirando al frente, y antes de cerrar los ojos, ví una silueta poco clara, un hombre alto y bien vestido me miraba directamente, solo estaba ahí parado frente mío, todo se volvió negro.
Me desperté sobresaltada al escuchar el sonido de la puerta de la habitación abrirse, mi corazón se aceleró.
-Me encanta verte dormir Aissa pero esta vez lo tengo que decir... Te vez mal- se acercó a mí tomando con una de sus manos mi brazo que se encontraba esposado -Que te hiciste querida?- dijo con poca preocupación y un rostro finjido. No tuve palabras, encontraba sumamente debilitada -Ven, te llevaré a dar un baño- dijo mientras sacaba de uno de sus bolsillos unas llaves, después abrió las esposas. Sentí como si mi muñeca pudiera respirar de nuevo, pero se quedó una sensación en ella, una sensación que hacía que no moviera mucho la muñeca por miedo de lastimar la más con el frío y filoso metal de las esposas.
-Tengo hambre...- dije aún mareada.
-Primero te daré un baño- dijo mientras me levantaba de la cama, Jeffrey apoyó uno de mis brazos sobre el, así permitiendome caminar con más facilidad.
Salimos de la casa, tuve que cerrar los ojos repentinamente, pues el sol me pegó directo al rostro, haciéndome pensar que en realidad estuve toda la noche noqueada. Mis pies ardían cada vez que pisaba el piedrudo suelo. Llegó un momento en el que ya no pude caminar y Jeffrey me tuvo que cargar. No sé cuánto nos tardamos en llegar, pero estoy segura que no fue demaciado. Un bellísimo lago me deslumbró más de lo que ya estaba, muchas aves cantaban y el clima era cálido. Jeffrey me dejó en el pasto y comenzó a quitarme la ropa, lo cual me asustó mucho, pero no tenía de otra, si me oponía iban a pasar cosas malas, el solo se quitó su sucia y manchada sudadera. Me cargo de nuevo y nos envío a una parte del lago que no estaba tan profunda, cabíamos parados perfectamente, en el agua se me hacia mas fácil sostener mi cuerpo, pero aún así Jeffrey no me soltó, solo me pare en el agua pero Jeffrey seguía rodeando mi cuerpo con sus brazos.
El agua se sentía tan bien en mi cuerpo, quería agacharme a tomar un poco de agua, pero el agarre de Jeffrey era apretado, no me dejaba. Volví a cerrar los ojos, perdí la noción del tiempo y de mi alrededor, deje de sentir.
Abrí los ojos de nuevo, estaba en la cama, me encontraba un poco húmeda y con diferente ropa, ahora traía un delicado vestido corto de color blanco. Ya no me encontraba esposada, lo que hizo que me sentara en la cama repentinamente, pero de inmediato un fuerte dolor de cabeza me invadió, haciendo mi vista poco clara.
-Despertaste- escuché la voz de Jeffrey, se encontraba a un lado mío, sentado en la cama dándome la espalda -Quieres comer?-
-Si...- dije débilmente mientras agarraba mi cabeza por el dolor.
-Espero que te guste el atún- se levantó de la cama y caminando hacia mí con lo que parecía ser una lata y una cuchara.
Me estaba cansando de esto, estaba arta de este hombre, tenía que salir de aquí ya. Inconscientemente recibí cada cucharada que Jeffrey me daba, mi mente se estaba cayendo, lo sentía, me sentía mal física y mentalmente, me estaba enfermando, estás condiciones inhumanas en las que este depravado me mantenía me estaban matando poco a poco, que me haya desmayado de esa manera no era normal, me preocupaba que mi sentido de supervivencia se sintiera afectado, pues podría ser mi sentencia.
-Jeffrey tengo que ir al baño- dije con un hilo de voz, esta vez era verdad, no puedo recordar la última vez que fui al baño, necesitaba ir urgentemente. El comenzó a reír de una manera espeluznante.
-Te estás burlando de mi? Obviamente no voy a caer de nuevo- se me puso la piel de gallina al recordar ese momento.
-Por favor... Encerio tengo que ir- el soltó una carcajada más.
-Para tu suerte vengo preparando- salió de la habitación y en unos segundos volvió con un paquete de pañales para adulto -bajate la ropa interior- dijo mientras abría aquel paquete, no pude evitar asustarme.
-Jeff... No creo...- dije en un último intento, pero me cayó repentinamente.
-No Aissa- dijo imponente, con una voz previa al descontrol, me espanté y me levanté de inmediato -bajate la ropa interior- un par de lágrimas de desesperación salieron de mis ojos. Me paré de la cama y tomé ambos extremos de mis panties para bajarmelos, Jeffrey tomó uno de los pañales y se agachó frente mío. No lo pude evitar... Esa sensación volvió, esa sensación de oportunidad, el estaba ahí... Agachado frente mío, muy vulnerable, tenía que intentarlo de nuevo, tenía que salir de aquí. Mi corazón se aceleró, comenzó a palpitar fuertemente, el mundo se detuvo, ya no importaba nada, solo importaba lo que estaba apunto de hacer. Aproveché que tenía las manos ocupadas y la mirada gacha, una ventaja inegable, tenía que apurarme. Empujé a Jeffrey con mi pie lo más fuerte que pude hacia atrás, lo que hizo que el cayera de espaldas, corrí hacia la salida de la casa, y torpemente abrí la puerta. El cielo nublado y nubes llenas de agua me daban la bienvenida a la libertad, no pare de correr, seguí corriendo más y más, guiandome por el camino de grava que me indicaba la salida.
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Asylum ■Jeff The Killer■
FanfictionJeffrey Woods, un asesino atrapado e internado en un psiquiátrico especial, conoce a Aissa, su psiquiatra. Jeffrey, obsesionado, es orillado a cometer ciertas locuras que nunca antes había hecho, locuras de las que se verá victima Aissa. Cosas inhum...