Pecado

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Me encontraba agotada, si, pero mis ganas eran más fuertes, mis ganas de escapar, mis ganas de vivir. Harta del miedo y de la putrefacción que me provocaba Jeffrey cada segundo, corrí y corrí, lo más rápido que pude.

El tiempo no importaba, ni la suave y fría brisa que golpeaba mi cuerpo, solo importaba que avanzará más y cada vez más, solo importaba mi escape, mi salida, mi supervivencia. Tenía miedo, mi corazón latía rápidamente y en mi sangre circulaba adrenalina pura. La grava se enterraba en mis pies descalzos, pero eso no me iba a impedir nada.

El bosque se empezó a adueñar del camino en el que corría, la escasa luz del sol que había se nublo más gracias a los altos pinos, pero tampoco me importaba, mientras hubiera un camino que me guiara a la salida yo no iba a parar.

Pero luego los oí, esos pasos fuertes pero rápidos, esos pasos que hacían que yo me esforzará cada vez más, esos pasos que me decían que Jeffrey ya estaba muy cerca de mi. No me iba a rendir, me esforcé más, toda mi fuerza la puse en mis piernas, si lograba que alguien me viera estaba salvada, no iba a renunciar a una oportunidad por el miedo. Pero aún así no fue suficiente, justo cuando pude ver una iluminación a lo lejos, justo cuando ví la luz al final del túnel, justo cuando empecé a escuchar el sonido de la carretera siendo fuertemente transitada, justo en ese instante, sentí los jadeos de Jeffrey en mi nuca, y de un segundo a otro, ya estaba en el suelo boca abajo gracias a un fuerte empujón.

Las piedras se pegaron en casi toda mi piel expuesta, mis rodillas empezaron a arder junto a mis codos y manos. El llanto me invadió, tenía miedo, el me había atrapado y probablemente no sobreviva a esta noche. Sus jadeos eran tan fuertes que podía escucharlos apresar de que yo estuviese en el suelo y el parado. Traté de levantarme, pero el pie de Jeffrey se posó en mi espalda y me empujó violentamente con este de nuevo al suelo. Mis palmas apretaban las pequeñas piedras del camino, no quería morir.

-Que??? Creyó que iba a escapar así de fácil doctora???- dijo Jeffrey entre jadeos con mucha rabia... Pero demaciada rabia.

-Por favor...- dije entre sollozos.

-No!!, así no son las cosas!!, te lo dije!!!- gritaba mientras su pie me aplastaba cada vez más contra en suelo.

-ESTAS ENFERMO!!!- grité sin pensarlo, la desesperación me había jugado mal. Jeffrey me quitó su pie y me levantó a tirones de mi cabello, me acercó mucho a su rostro, de tal modo que quede inmóvil, sin poder mirar a otro lado que no fuera su deformado rostro.

-Te voy a enseñar a agradecer- dijo entre gruñidos y con los dientes bien apretados. Me empujó de nuevo, pero esta vez caí boca arriba, inmediatamente Jeffrey se sentó arriba mío para que no me moviera y sostuvo fuertemente una de mis manos contra el suelo. Solo ví cómo salió de alguno de sus bolsillos un cuchillo enorme, un cuchillo que reflejaba cualquier cosa apresar de que ya estaba anocheciendo.

-No...NO!!- grité tratando de liberarme inútilmente -QUE ME VAS A HACER?? POR FAVOR. PARA!!!- grité un centenar de cosas que Jeffrey ignoraba. Trate de agarrar el brazo de Jeffrey con mi mano libre, pero no contaba con la fuerza suficiente, pareciera que el no sentía mi mano.

Jeffrey alzó el cuchillo en el aire tal cual carnicero cortando carne de res. Trate de quitar mi mano aprisionada, pues era obvio que Jeffrey dirigía su cuchillo a ella -Será rápido- dijo apretando la mandíbula, listo para sacar toda la rabia que en sus ojos se encerraba, lo mire directamente a estos, decididos a cortarme la mano, lloré y me retorcí violentamente para poder liberarme, pero todo esfuerzo era en vano, pues Jeffrey era mucho más fuerte que yo.

-Por favor....- dije por último, pero sabía que estaba condenada. Apreté mis ojos, esperando el dolor, pero pasó un segundo... Luego cinco... Luego diez, y nada. Abrí mis ojos.

El rostro de Jeffrey con sus ojos enfocados en mi mano y una mirada atormentada, inmóvil. El cuchillo seguía en las alturas con su mano temblorosa que apretaba fuertemente el arma. Su respiración intranquila, soltando pequeños jadeos.

Jeffrey se levantó de golpe y se puso frente mío. Me miraba desde arriba con una mirada que nunca creí ver en el... Confusión? Miedo? No lo sé, pero era una mirada que sin duda me impactada viniendo de el. Justo después de eso trate de hacerme unos centímetros hacia atrás, alejándome un poco de el, pues su reacción me alertaba más de lo que me calmaba, estaría pensando en matarme de una vez??

-Espero que tengas hambre, pues no te voy a dar un solo bocado hasta que se me de la maldita gana- dijo dando respiros muy fuertes, enseguida me tomó del brazo y me llevó a rastras de nuevo a la cabaña. No sabía cómo reaccionar, todo mi cuerpo está temblando y no podía dejar de llorar, estuve a punto de perder la mano.

Llegamos a la cabaña, y con mucho odio, Jeffrey me empujó dentro del baño de la habitación, cerrando la puerta con seguro, corrí de inmediato a la puerta pero efectivamente, estaba con seguro. Mire a mi alrededor en busca de alguna oportunidad, pero la única posible oportunidad era una pequeña ventana por la que nunca cabría.

Cansada me sente en suelo, abrazando mis propias piernas, admirando mis rodillas ensangrentadas. Mi cuerpo estaba inconsolablemente tembloroso, mi corazón no dejaba de latir fuertemente, y yo todavía no asimilaba lo que había pasado.

La lluvia se hizo presente, lo que empezaron en pequeñas gotas terminó en una fuerte tormenta eléctrica que me hacía brincar con cada rayo.

El sol cayó y la tormenta no paraba, yo seguía en mi misma posición, pero recargada en mis rodillas tratando de conciliar el sueño, pero me recorrí a una esquina sobresaltada cuando escuché la puerta del baño abrirse. Solo pude ver en la pequeña rendija que se abrió unos ojos resplandecientes que miraban con desprecio acompañados de un brazo que se estiraba por dentro del baño con una manta en mano. Jeffrey, al ver que no me acercaba para recibir la manta, la tiró en el suelo y volvió a cerrar con seguro. Unos segundos después tomé la manta, la revisé y me la puse alrededor de mi cuerpo.

Mi piel encontraba refugio en el calor de la suave manta, no me costó mucho conciliar el sueño.

Asylum    ■Jeff The Killer■Donde viven las historias. Descúbrelo ahora