Todo esta en tu mente

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Llegué a la puerta del sótano y bajé las escaleras los más rápido que pude. No sé si no me fijé bien, o si simplemente las escaleras eran muy pequeñas, pero a la mitad de estas, mi pie no llego a el siguiente escalón, lo que hizo que callera hacia enfrente haciendo que mis rodillas impactaran contra el suelo. Me levanté enseguida, no sentía el dolor, sentía el miedo y la adrenalina corriendo por todo mi cuerpo, la puerta de la salida se encontraba aún abierta así que no me detuve ni un segundo más, salí y brinque de nuevo la barda para poder llegar a mi casa.

Abrí torpemente la puerta de mi casa y la cerré asotandola fuertemente, puse el seguro de esta enseguida. Mire por la ventana que daba a la calle sigilosamente, no parecía haber señal de ese hombre, tal vez no me siguió o... Se quedó dentro de la casa al no alcanzarme. Me sentía confundida, pero aún así seguía temblando, decidí cerrar todas mis ventanas y entradas a mi casa con seguro, y no deje ni una cortina abierta, no sabía que iba a buscar ese hombre pero me había sacado un buen susto, no me iba a arriesgar a que fuera un loco tratando de encontrarme. Tras pensar eso, mi mente puso ante mí una imagen de Jeffrey, el estaba suelto, y seguramente no muy lejos de aqui, no se si me guarde rencores o algo si, es algo que no había pensado bien antes.

-Relajate...- dije para mí misma, debía llamar a la policía? No, definitivamente no, yo también estaba en propiedad ajena sin permiso, aparte parecería loca si este hombre no apareciera, ya que seguramente ya se dió a la fuga de ahí.

Decidí subir a mi habitación con un gran vaso de agua para relajarme de lo que había pasado hace unos minutos, cuando llegué, un sentimiento de persecución me volvió a invadir, así que cerré la puerta de me habitación. Caminé hasta mi cama y me senté en ella mientras sostenía fuertemente el vaso. Si bien ya no me encontraba en pánico, todavía mi corazón palpitaba fuertemente, tenía que relajarme y sacar eso de mi mente, si no podría envolverme en pánico de nuevo.

Me asomé por última vez a la ventana y fijé mi vista en la casa de mi difunto vecino. Me sentía confundida, una vez pensando mejor las cosas, eso hubiera sido imposible, un hombre entró a la casa sin que me diera cuenta? No, seguramente fue mi imaginación sugestionada por el tenso ambiente en el que me encontraba, pero... Se sintió tan real en ese instante, sin embargo eso no pudo haber pasado, todo era oscuro y mi respiración invadía mis oídos, debió de ser mi imaginación y punto.

Decidí no darle más vueltas a el asunto, y aunque fuera de día, decidí ir a dormir un poco, me sentía agotada y una siesta me vendría bastante bien.

Cerré mis ojos y me esforcé por dormir.

Abrí los ojos, lo único que pude ver fue un enorme y brillante cielo azul con algunas nubes que se encargaban de hacer una vista espectacular. El pasto se sentía tan bien en mi piel desnuda, un pasto verde intenso que olía tan bien que volví a cerrar los ojos ara disfrutar al máximo ese hermoso aroma. El único ruido que había era el del viento que sonaba de vez en cuando. Todo era perfecto, y me sentía tan bien que no se cuánto tiempo estuve ahí acostada boca arriba.

Algo me tapó del sol... O más bien alguien, seguía con los ojos cerrados, no quería abrirlos, pero sin duda esa presencia arriba mío me hacía sentir molestia. Sentí su cuerpo cada vez más cerca del mío, yo solo temblaba, se empezaba a sentir frío.

Se acercó a mí cuello y respiró fuertemente muy cerca de este, lo que hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, después dejo salir un pequeño gemido de sus labios, fue casi inaudible. Una de sus manos toco la comisura de mi boca, recorriendo mi labio inferior con uno de sus dedos, de ahí bajo a mi barbilla... Luego a mí cuello, y recorrió su dedo desde mi pecho hasta mi estómago. Provocaba una leve sensación de cosquilleo en mi... Pero seguí sin abrir los ojos.

Sentí como la presencia de aquella persona desapareció, el sol volvió a pegar en mi cuerpo y todo volvía a ser más cálido. Volví a respirar fuertemente para captar el hermoso aroma del pasto... Se sentía tan bien. Poco a poco el clima se volvía frío, el ambiente tenso, y el tacto con el pasto se sentía picante.

-Despierta...- se escuchó un leve susurro muy cerca de mi oído que hizo que abriera los ojos y me sentara de golpe en mi cama. La cabeza a me punzaba y mis rodillas comenzaron a dolerme.

Prendí la lámpara para revisarme, moví la cobija y me espante un poco al ver mis rodillas, se encontraban raspadas y con un poco de sangre seca, seguro fue cuando me caí al estar huyendo, al recordar eso me estremecí, pero me sacudí eso de la mente rápidamente y decidí ir por algo a el botiquín. Caminé hacia la puerta y me detuve en seco al detectar algo que no cuadraba... La puerta estaba abierta... Yo la había dejado cerrada y claramente me acordaba. Sentí como si mi corazón se hubiera detenido por un instante pero... Deje pasarlo, pues tal vez no la había cerrado bien y con el propio peso de la puerta, se abrió.

Baje las escaleras de mi casa prendiendo luces a mi paso, ya era de noche y todo se encontraba oscuro, no quería caerme de nuevo. Fui hasta el baño que es donde se encontraba el botiquín y saqué las cosas para limpiar mis rodillas, ardía un poco pero no era nada del otro mundo.

Al terminar de limpiar mis heridas fui a la cocina, moría de hambre pues no había comido. Saque una caja de comida china de refrigerador que me había sobrado la otra vez y la metí a el microondas. Este comenzó a sonar y mientras yo fui por un jugo a la alacena, pero detuve un poco al ver que está se encontraba abierta... No la cerré? Pensé. Saque mi jugo y la cerré. Solo faltaba esperar a que mi comida estuviera caliente.

Un sonido me sacó de mis pensamientos, venía de mi sala. Caminé sin dudarlo a esta, fue un sonido bastante leve pero quería averiguar qué era, ya tuve bastante como para quedarme con la duda y que mi mente se imagine cosas que no son. Prendí la luz de la sala e inmediatamente un objeto destacó en medio de todo el desorden. Mi celular estaba en la mesa de centro.

Corrí a la cocina donde se encontraba el teléfono de mi casa y marqué el 911. No tardaron nada en responder.

-Marcó 9-1-1 en que le podemos ayudar- dijo la operadora rápidamente.

-Hay alguien en mi casa...- dije en voz baja, pero aunque pareciera tranquila, mi corazón estaba a mil.

-Segura no se encuentran familiares a esta hora en su casa?-

-Vivo sola... Por favor apúrense...- la desesperación empezaba a apoderarse de mi.

-Dos unidades se dirigen a su ubicación y llegarán en breve, por favor no cuelgue la llamada-

Iba a responder a la mujer que se encontraba del otro lado de la línea pero una mano grande y brusca me tomó de donde sostenía el teléfono y colgó la llamada.

-Doctora- dijo burlón como siempre -no hubiera hecho eso-




Asylum    ■Jeff The Killer■Donde viven las historias. Descúbrelo ahora