Podría haberme resistido...

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Podría haberme resistido.

Regina había pasado la mayor parte del día dándole vueltas al asunto "la daga del Oscuro" sin poder remediarlo. A eso y a las palabras de Emma Swan. La salvadora y el oscuro, todo al mismo tiempo. Como el ying y el yang. Como el severo dolor de cabeza que no le permitía concentrarse en nada mejor. Así que cuando llamaron para la cena se sorprendió por la enorme pérdida de tiempo que significaba el día 27 de su estancia en Camelot. No opuso resistencia cuando Robín la escoltó hasta el salón para alimentarse 'apropiadamente', ni siquiera cuando le sirvieron trucha asada y ríos de especias. A Regina no le gustaba el pescado, pero nadie lo sabía. Con el dolor de cabeza que tenía no estaba preparada para digerir ningún comestible de todas maneras.

Sentada allí y silenciosa vio llegar a Emma escoltada por su pirata. "No sé qué le ve", pensó mientras la rubia pedía disculpas para dirigirse a la cocina, en tanto Robín, David y Hook comenzaban una conversación sobre las jornadas de pesca con los niños. Al darse cuenta de cuán seguido tenía ese tipo de pensamientos se sintió abrumada. ¿Por qué tenía que pensar eso? ¿Qué le importaba a ella la relación de Hook con la salvadora? Emma apareció 5 minutos más tarde, o 2 historias exageradas de Hook después, según se lo mire. Portaba 2 platos metálicos de tamaño grande y llamó la atención del pirata.

-¿Qué pasa Love? – dijo viendo como Emma apoyaba ambos en la mesa donde estaban -parece que hoy tienes hambre...

-Bueno...

-Emma, ¿vas a comer ensalada? – dijo David señalando el contenido de uno de los platos.

-No, ¿cómo crees?, no es para mí – dijo la rubia acercando ese en particular a la morena – toma – lo dejo delante de ella – sé que no te gusta el pescado.

-¿Cómo lo sabes? – musitó Regina desorientada.

-Desde hace unos meses en Storybrooke – contestó sentándose – la abuelita había hecho una cosa espantosa con salmón...

-Muchas gracias por lo de espantosa, Emma – la abuela que se sentaba algunas sillas más lejos oyó mencionarla y prestó atención – era Salmón en Croute y es una delicia.

-¡Oh, sí! – David lo recordó y se relamió – estaba exquisito, abuela.

-Al menos el padre es educado – comentó la dueña de Granny's – tuve que hacerle una hamburguesa – agregó señalando a Emma – como si no comiera hamburguesas casi cada día...

-Si – anunció Emma – pero es que son muy ricas y a ti te salen mejor que a nadie – una carta jugada para ganarse el aprecio de la mujer mayor, que dio frutos por la media sonrisa que provocó – de todas formas, no iba a eso... aquel día preparaste una hamburguesa, la cosa de salmón esa y un platillo más.

La abuela rebuscó en su memoria con una mano en su quijada – mm... si... pechuga pollo con salteado de verduras, no muy crudo, no muy cocido – y de inmediato su mirada viajó hasta la reina.

-Ese día me di cuenta de que no te gustaba el pescado – dejo escapar Emma – así que hoy cuando supe que había trucha para la cena, le pedí a la cocinera que hiciera estas dos hamburguesas medievales, una con verduras, otra con patatas – y sonrió dejando a Regina en Knock Out técnico.

Mientras los enanos conversaban sobre la existencia de las hamburguesas medievales y la abuela explicaba su implicancia en ese asunto, la morena permanecía en estado de mutis persistente, observando con la boca y los ojos semiabiertos a la misteriosa rubia que la podía sorprender para bien o para mal un par de veces al día.

-¡Wow Swan! – dijo Hook – eres buena.

-Cuando las cosas me interesan puedo ser muy observadora – remató la rubia.

El poder de la Daga - SwanQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora