Epilogo parte 4: ¿PUEDE SER ALGUIEN MÁS FELIZ?

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¿PUEDE SER ALGUIEN MÁS FELIZ?

La verdad es que si Belle y Mulan llegaron o no, o si el resultado de estas intrigas románticas sería positivo, o si Hook volvería a ser hombre, algo que Emma se cuestionaba por su manera de ser con la bibliotecaria; son cosas que ni la rubia ni Regina podrían responder, ahora mismo, si las interrogan. El caso es que en medio de un momento de excitación general, la salvadora de Storybrooke tomó de la mano a la salvadora de Camelot y se escabulleron, sin llamar la atención.

El caso es que Regina no tenía idea de a donde se dirigían, pero no era un sitio cercano. Estaba lo suficientemente distante para necesitar caballos. La morena preguntó un par de veces a la 'Señorita Swan' por su destino, pero la mujer parecía decidida a no mencionar detalle concentrándose en el camino, el cielo, los pajarillos y el bar "Las Maraya", por el cuál pasaron y que pertenece a unas jóvenes que todos conocen. Emma estuvo como cuarto de hora reflexionando en qué medida el fin de semana sería bueno para las dos chicas y los hijos de Nandito, quien, por cierto, era parte de la tripulación de Killian desde que había tenido que empezar a pagar por la calidad de vida de 2 niñitos. Regina se río, sutilmente, de ciertas propuestas de Emma para aumentar los ingresos del bar y con otras estuvo en absoluto desacuerdo. No quieren saber, en verdad. O quizás, sí.

El caso es que Emma-sin-filtro acabaría influenciando la vida de medio mundo por allí donde pasaba. Esto de haber salido del armario la volvió alguien imposible de no notar por más de medio minuto. No era la oscuridad, no. Era que Emma siempre fue así, pero sus miedos y sus inhibiciones le impedían expresarse con libertad. Ahora se estaba revelando tal cual era. Esa era la teoría más aceptada. Otra teoría o leyenda decía que habían cambiado al autor de su historia, en algún punto, y esta nueva persona que escribía su historia no las tenía todas consigo. Estaba claro que le gustaba mofarse mucho del resto del mundo con Emma como vehículo. Era una idea descabellada.

Lo que Regina tenía como algo seguro era que, aunque Emma no tenía temor al ridículo, ni la capacidad para guardar silencio sin corromper mentes y corazones, tenía que reconocer que la cambiaría por nada del mundo. Ni por la anterior versión de Emma, esa que se guardaba sus fantasías para ella misma, ni por ninguna otra con sistema de depuración verbal o algo parecido.

Regina llevaba más de un año siendo demasiado feliz para cambiar nada. Emma era detallista, encantadora y lo suficientemente pervertida para llamar su atención siempre que se proponía hacerlo. Puede que a veces la metiera en aprietos con sus ideas extravagantes y su humor poco comprendido, pero la protegía de cualquier amenaza y no duda ni un segundo en defenderla. Se permitía un nivel de confianza que a la morena la abrumaba. Nunca la ponía en dudas. Simplemente, secundaba sus decisiones y sus dichos sin preocuparse de corroborar nada más. Nunca la habían tratado con tanta devoción, con tanto afecto. Nadie nunca le había sonreído solo por el hecho de mirarla de reojo como Emma hacía ahora mientras andaban el camino hacia donde sea que fueran. Y es que no era una sonrisa o una mirada, era complicidad. Una sensación familiar, algo propio de esas personas que se aman tanto como para serlo todo para la otra persona: amiga, esposa, amante.

Tan absorta estaba en su disertación interna que no notó dos observaciones básicas: primero, el camino ya lo conocía porque había estado allí antes; segundo, Emma llevaba un largo rato hablando del mismo tema con agitación. Se despertó a notar aquel sitio tan familiar.

-¿La encrucijada? – indagó al ver aquellos senderos angulosos en el camino.

-Sí, la encrucijada – repuso Emma.

-No entiendo, ¿qué hacemos aquí exactamente? – preguntó Regina mirando alrededor.

-Bueno, este sitio es especial – comenzó a explicar la rubia – y, además, está lo suficientemente lejos de todo aquello – señaló en dirección al palacio – nadie nos interrumpirá.

El poder de la Daga - SwanQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora