Como Olvidar A Tu Ex

Décimo quinto paso; Las decisiones se hacen con la cabeza

Hablamos de temas varios hasta nuestra pizza está lista. Jack baja por nuestra comida y, como si hubieran adivinado, un mensaje hace vibrar mi teléfono. Lo saco y miro- para mi disgusto- un mensaje de Rick; Lo que hiciste va a tener repercusiones. Sigo diciendo que el universo no quiere que olvide ese día, es decir, ya casi pasan tres semanas.

-Flaque d'eau- le contesto con un emoji disgustado. Bloqueo el teléfono y lo vuelvo a meter en el bolso. No es que precisamente quiera evitar mis problemas, pero, enserio, estoy harta. Además, ¿que con el cambio de actitud? ¿No se había disculpado antes? O fue solo mi impresión.

-¿Todo bien?- pregunta Jack con una sonrisa y pizza en mano.

-Si- sonrío. Él se sienta, de nuevo, frente a mi y yo no insisto en algo más, supongo que se siente más cómodo de esa manera. La noche pasa rápidamente mientras hablamos y reímos. Cuando por fin decido mirar la hora descubro que ya son las 9- ¿Ya es tan tarde?- pregunto con una sonrisa, es la primera vez en mucho tiempo que siento que el tiempo no pasa.

-¿Quieres que vayamos a casa?- pregunta y, aunque muestra una sonrisa, hay algo en sus ojos que dicen lo contrario. Quiero aceptar la posible propuesta de esos ojos, pero mañana tengo clase temprano, y, como sabrán, no soy buena madrugando.

-¿Por qué no?- propongo. Tomo mis cosas y nos levantamos de la mesa después de terminar la poca pizza que aún quedaba. Caminamos más despacio de lo normal hasta el auto. Entramos en este y extrañamente no lo enciende de inmediato- ¿Sucede algo?- pregunto con un poco de preocupación. Él me mira con una suave sonrisa- ¿Algo malo?- vuelvo a preguntar

-No, no es eso- afirma encendiendo el vehículo. Conduce en silencio hasta el apartamento, entra el auto en el parqueadero y se queda mirando el volante por un momento en extraño silencio, no me agrada del todo esta actitud, parece como si quisiera decir algo y es frustrante de alguna manera. Alargo mi mano y acaricio su mejilla. Me mira de reojo, levanta su mano del volante y toma la mía apoyándola más en su piel, cierra sus ojos y suspira profundamente. Las luces del auto se apagan dejándome con una sensación de inseguridad que no pensé tener. En la oscuridad puedo ver como abre los ojos, esos hermosos ojos grises que estoy empezando a adorar, y me mira fijamente. Se inclina suavemente sobre mi y me besa suavemente. Sus labios saben a cigarrillo aún increíblemente, pero no me molesta en lo más mínimo y aún no sé como es eso posible. Suelta mi mano y coloca la suya detrás de mi cuello haciendo que el beso se profundice. Me dejo llevar por sus labios, sus dedos se enredan entre mi pelo. Siento sus labios temblar con cada movimiento, como si fuera la primera vez que lo hiciera. No puedo evitar reír, cortando el beso sin querer. Se separa de mi con una linda sonrisa- ¿Fue tan malo?- pregunta suavemente. Lleva su mano desde mi cuello hasta mi mejilla con una ternura indescriptible- Se sincera conmigo

-Eres adorable- comento sonriendo, su sonrisa se amplia y sus hoyuelos se hacen presentes. No puedo evitar acercarme de nuevo para darle un beso, apenas es un roce, pero logro hacer que cierre los ojos por un momento- No lo fue, para nada- murmuro acariciando su mejilla

-¿Te agradó?- pregunta aún con esa linda sonrisa. Yo asiento logrando sonrojarle, aunque yo estoy en la misma situación- ¿Punto para mi?- pregunta, vuelvo a asentir con una risa nerviosa. Me da un suave beso en la nariz y abre la puerta del conductor. Sale pasando por el frente del auto y abre mi puerta permitiéndome salir de aquella sofocante atmósfera.